1 jul 2019

Presencia de toxinas graves en los diques de la provincia



Hoy Día (01/07/2019)
Detectan la presencia crónica de toxinas graves en los diques

Un alga microscópica que prolifera en las cuencas hídricas de Córdoba es estudiada en un laboratorio dependiente de la UNC; los investigadores advierten que los métodos tradicionales de potabilización del agua resultan cada vez mas ineficientes; la presencia de estos organismos aumentó un 200% en los últimos dos años
El Dique San Roque y el Dique los Molinos aportan el agua al 70% y al 30% respectivamente de la población; mientras el San Roque provee a la zona norte de la ciudad, Los Molinos lo hace a la zona sur. En los últimos tiempos, investigadores de las cuencas hídricas de la provincia vienen alertando sobre el deterioro que sufren ambos reservorios, una situación que se torna visible cuando parte de sus superficies se vuelve de colores verdes intensos.
En esta oportunidad, el químico de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) Exequiel Di Tofino resalta dos puntos inquietantes: que el agua del dique Los Molinos se está deteriorando de forma más veloz que el tiempo que le llevó al San Roque; y la presencia de la microcystis, el alga generadora de una toxina calificada como “grave”, llamada microcystina, con alta presencia en ambos diques. “Las mediciones demuestran un marcado deterioro de las condiciones del agua de estos diques y una proliferación cada vez más acentuada de todo tipo de algas, bacterias y algunas variedades de especies fúngicas”, señaló Di Tofino a HOY DÍA CÓRDOBA.
“En la contaminación biológica, lo que vemos superficialmente como un manto verde es lo más inofensivos. Son plantas acuáticas, no algas, las algas son microscópicas y por lo tanto no se ven, y no existe una única variedad, existen al menos siete u ocho, de las cuales yo solo estudio una”, en referencia a la microcystis. Este organismo prolifera a causa de la contaminación química que presentan los diques, provocada por la deforestación, los desagües clandestinos y los efluentes cloacales que desembocan en las cuencas sin ningún tipo de tratamiento o de manera insuficiente.
Como ejemplo, menciona lo que ocurre en el valle de Punilla. “Excepto en Carlos Paz, donde la Coopi supuestamente sí aplica un tratamiento previo a los efluentes que libera al dique, el resto de las localidades aledañas no tienen ni si quiera una cooperativa de tratamiento, y los efluentes van cruditos por el río San Francisco, que luego se convierte en Cosquín y así llegan al San Roque”, dijo el además profesor de la UNC, que desde 2007 estudia el estado del agua.
Además, cuestionó la falta de control, reglamentación y de permisos para el desarrollo inmobiliario y hotelero en los valles de Punilla y Calamuchita como así también de los cultivos en campos, “hemos llegado a encontrar presencia de glifosato y agroquímicos que no deberían porqué estar ahí”, advirtió Di Tofino, aunque aclaró que la principal urgencia es atender la proliferación de la microcystis, que podría volver el agua intratable.
Los métodos convencionales de potabilización han quedado desactualizados en función de la composición actual del agua, incuso los filtros que existen en el mercado no son los suficientemente específicos para retener el alga en estudio y su toxina. Una práctica habitual como la de hervir el agua en la microcystina genera un efecto adverso, es decir, “potencia su toxicidad”.
A esta neurotoxina se la conoce desde hace tiempo, pero hoy se pone nuevamente en agenda por su exponencial proliferación. Se absorbe por piel, es decir que por más que decidamos no tomar el agua corriente, estamos sometidos a ella al bañarnos, higienizarnos y lavar la ropa. Afecta principalmente al nervio óptico y a nivel gastrointestinal. Respecto al grado de contaminación de los diques por su presencia, Di Tofino aclaró que aún no existen valores de referencia porque recién ahora se ha vuelto crónica. Sin embargo, mencionó que en el agua de consumo humano su presencia debería ser cero, pero en los últimos dos años su apariencia aumentó en un 200%: “Existe entre 50 y 100 unidades del organismo por litro de agua relevada”.

Canchas de golf donde había agua
La investigación forma parte del trabajo que desempeña Exequiel Di Tofino en un laboratorio de servicios externos dependiente de la UNC y que lleva adelante junto a un equipo interdisciplinario compuestos por biólogos, químicos e ingenieros. "La evidencia visual indica que nuestros diques se están convirtiendo en verdaderas canchas de golf”, grafica Di Tofino sobre el estado actual de los diques.
Por ello, además de los análisis sobre la composición del agua, el especialista adelantó a este medio  que están experimentando un sistema de filtración capaz retener -y en lo posible inactivar- la toxina que genera la microcystis para mejorar las condiciones del agua, especialmente para consumo humano.

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