26 ago 2021

Desarrollos urbanos descontrolados afectan los ecosistemas

 


Hoy Día (26/08/2021)
Desarrollos urbanos serranos dificultan la provisión de agua

Según un estudio de la UNC, las construcciones provocan sequías e inundaciones
Un equipo de la Universidad Nacional de Córdoba y el Conicet investigó los cambios en los usos del suelo de Córdoba y sus impactos en la provisión de agua. El estudio muestra que el sector inmobiliario impuso las reglas de expansión de la mancha urbana al fomentar el desarrollo de urbanizaciones situadas en la parte alta de las cuencas.
Este proceso trajo aparejado el incremento de los desmontes, los incendios, y la contaminación, que afectan la dinámica hídrica de la región y la disponibilidad de agua. “El desarrollo urbano de las sierras está impulsado por la creciente demanda de grupos de alto poder adquisitivo de acceso a zona vírgenes para habitarlas de manera exclusiva. Esto produce una serie de transformaciones, porque para urbanizar hay que impermeabilizar, generar servicios, y esos lugares terminan convirtiéndose en cemento”, explicó Fernando Barri, uno de los autores de la publicación.
El agua que abastece a la gran mayoría de los cordobeses proviene de las cuencas serranas. Ellas captan la lluvia en su parte media-alta y la distribuyen a lo largo del año por sus vertientes, arroyos y ríos, que desembocan en grandes lagos artificiales, tomas subterráneas o de subálveo. Esto se denomina “efecto esponja”.
Su contrapartida es el “efecto tobogán”, que ocurre debido a la pérdida de cobertura vegetal nativa y el incremento de la erosión. Esto ocasiona que la lluvia no se acumule en las napas y que no esté disponible para el período seco. Asimismo, genera un aumento de las escorrentía y violentas crecidas de los ríos en épocas lluviosas. Por otro lado, lleva a las urbes a buscar abastecimiento de agua de cuencas cada vez más lejanas.

Cada vez se busca abastecimiento más lejano
La ciudad de Córdoba y las localidades de las Sierras Chicas captaron el agua de las cuencas locales hasta la década de 1990. Pero tanto por la degradación de esas cuencas, como por la reducción de su superficie ante el avance de las urbanizaciones, fue necesario tomar el agua a distancias cada vez mayores (entre 10 y 50 kilómetros). Joaquín Ulises Deon, doctorando en Estudios Urbano-Regionales y Sociales Agrarios, explicó que la década del 2010 marcó un punto de inflexión al respecto.
Hubo una desconexión de las cuencas locales y vecinas, para pasar a los megaproyectos hídricos que pretenden traer agua de distancias superiores a los 100 kilómetros, como la obra Los Molinos-Córdoba. “Actualmente, la pérdida de capacidad de recarga y almacenamiento de agua por parte de las cuencas cordobesas llevó al gobierno de la provincia a licitar e iniciar obras para traer el agua desde el Paraná, a más de 350 km de distancia y contra la pendiente”, indicó Deon.

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