19 ago 2020

Reservas de fauna sufren la pandemia

 

La Voz del Interior (19/08/2020)
Reservas de fauna, también complicadas en pandemia

La subsistencia de sitios como Pumakawa, en Calamuchita, y Tatú Carreta, en Punilla, se dificulta sin el ingreso de visitantes. Otro impacto de la parálisis, ligado a la nula actividad turística en las Sierras.
El aporte voluntario de alguna gente mantiene en pie a las reservas de animales de Córdoba, que desde hace cinco meses no perciben recursos económicos por el freno provocado por la pandemia. Otro sector, en este caso muy dependiente del movimiento turístico en las Sierras, que se suma a los impactos por las restricciones impuestas por la cuarentena.
“Nuestra principal fuente de ingresos, los visitantes, está cancelada. Hay mucha solidaridad de personas que donan lo que pueden, y con eso vamos solventando los gastos básicos”, apunta Kai Pacha, de la reserva Pumakawa, ubicada en Villa Rumipal, en el Valle de Calamuchita.
Campañas apuntaladas por algunos “famosos” que grabaron sus mensajes en las redes, ayudó a contagiar a la gente. A su vez, recibieron de parte de la Secretaría de Ambiente y de la Policía Ambiental de la Provincia el equivalente a la alimentación por un mes.
“Eso nos alivió, es la primera vez en 25 años que recibimos un aporte de este tipo, pero no sabemos si va a continuar, por eso apelamos a la ayuda de la gente”, dice Kai. Utilizan para ese fin una plataforma digital “segura” a la que se accede a través de www.pumakawa.org.
Unos 700 kilogramos de carne, 16 cajones de verdura, dos rollos de alfalfa, mil kilos de maíz, un centenar de pollos y alimento balanceado: esa es la alimentación para pumas, monos, guanacos, llamas, pecaríes, entre otras especies, que se lleva el gasto esencial de esta reserva de fauna silvestre.
“Lo vital es la alimentación y los animales están bien, para el resto acumularemos deudas”, reconoce la titular d e la asociación civil que sostiene a Pumakawa. El costo de los servicios, el mantenimiento y elementos de ferretería, son otros gastos que deben afrontar cada mes.
Por ahora, no ponen en foco el día de la reapertura. “Tenemos que mentalizarnos que esto va a durar todo el año y armar una estrategia en función de eso, economizando lo que más podemos”, agrega.
Otra fuente de recursos es la organización de un viaje anual a la selva amazónica, para observación de fauna, que este año no pudo realizarse.

Sin gente
Idéntica situación atraviesa el zoológico privado Tatú Carreta, en la comuna Casa Grande, en el Valle de Punilla, otra de las zonas turísticas de Córdoba frenada al extremo por la pandemia.
“Desde marzo, al comenzar la cuarentena, Tatú Carreta permanece cerrado, la dueña viene afrontando los salarios del personal y la alimentación de los animales, pero claramente esto se vuelve cada vez más difícil de sostener y no se avizora que vaya a cambiar en el corto plazo”, apunta la médica veterinaria María Ahumada, responsable sanitaria del establecimiento.
Debieron tomar créditos para el pago de sueldos de cinco empleados, según detalla.
El gasto estimado en alimentos, a la vez, es de unos 35 mil pesos semanales.
Apelaron a la ayuda voluntaria para afrontar distintas necesidades. Por ejemplo, a través de un proyecto junto con el grupo de Fauna de la Universidad Católica de Córdoba. También lanzaron una campaña de donaciones, que continúa, cuya recaudación se destinará a agrandar el recinto para tres osos meleros rescatados, que están en recuperación y esperando para su liberación.
Al igual que la reserva de Rumipal, la de Punilla también recibió aportes en alimentos de la Secretaría de Ambiente, y solicitaron la continuidad de esa ayuda, pero aún no obtuvieron respuestas.
Además del plantel permanente de casi 600 animales (ciervos, guanacos, aves y pumas, entre muchos otros), el establecimiento se caracteriza por el tránsito de muchos ejemplares en su centro de rescate, hasta que pueden recuperarse y ser liberados.
“En tiempos ‘normales’, el espacio se sostiene con los visitantes, sobre todo durante el verano, y con las visitas de las escuelas en el resto del año. Pero eso está todo suspendido y nadie sabe cuándo se recuperará ”, subraya Ahumada.

Centros de recuperación de animales rescatados
Una función que contribuye a preservar la fauna silvestre.
Las reservas Tatú Carreta y Pumakawa suelen ser, además, centros de derivación y de tratamiento de ejemplares de la vida silvestre que la Policía Animal de la Provincia rescata en cautiverio o en malas condiciones.
Por ejemplo, sólo durante el último año, hubo 586 animales en tránsito en Tatú Carreta. Por la pandemia, muchos de ellos quedaron más tiempo que el previsto.
La idea es que los ejemplares de fauna silvestre que ingresan tras su rescate vuelvan a sus hábitats.

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