27 ago 2012

Patrimonio y tránsito enfrentados en la 27 de Abril

La Voz del Interior (27/08/2012)
Alertan sobre el impacto del tránsito en la 27 de Abril

Especialistas en patrimonio dicen que la circulación de ómnibus afecta las construcciones de alto valor. Suelen pasar 35 vehículos por minuto, en promedio.
Pese a su reducido ancho de calzada, la calle 27 de Abril y su continuación San Jerónimo posee el tránsito más denso de la zona céntrica de la ciudad de Córdoba. Esta desmedida circulación vehicular genera un sinfín de vibraciones invisibles que impactan de manera nociva sobre la estructura de los edificios históricos de alto valor patrimonial, situados en la traza de la calle o en sus adyacencias (ver Aconsejan sacar o al menos limitar el transporte urbano).
Especialistas en patrimonio consultados por  La Voz del Interior advierten que los edificios del Banco de Córdoba (San Jerónimo 166), la Catedral (27 de Abril e Independencia), el Archivo Histórico de Córdoba (27 de Abril 151) y la Lotería de Córdoba (27 de Abril 189) sufren daños estructurales silenciosos debido al enorme flujo vehicular de la calle.
Hay otros inmuebles de valor patrimonial como los ex hoteles Plaza y Palace (ambos sobre San Jerónimo y Buenos Aires) y el Teatro Real que podrían también resultar afectados por las vibraciones. Y lo mismo ocurre con otras construcciones históricas que están a escasos metros de la 27 de Abril: Museo de Arte Religioso Juan de Tejeda (calle Independencia 122), Monasterio de Carmelitas Descalzas San José (Independencia 158), Cabildo (primera cuadra de Independencia) e iglesia Santa Catalina de Siena (Obispo Trejo 44).
En San Jerónimo y Obispo Salguero, a una cuadra de Chacabuco, otro edificio sufre terribles problemas estructurales: la iglesia de San Roque.
Este inmueble es monumento histórico nacional, al igual que la Catedral y la casa matriz del Banco de Córdoba.
Aunque hay otras causas (escorrentías y filtraciones en el subsuelo), las vibraciones del tránsito pueden generar fisuras y hundimientos en edificios antiguos.
Ocurre que sus fundaciones son superficiales (hasta dos metros bajo tierra) y de materiales sin demasiada cohesión.
Por eso las vibraciones repercuten más. Incide también que las calles céntricas se encuentran medio metro más arriba respecto del nivel que tenían hace 200 años.
Desfile incesante. En el tramo crítico que va desde bulevar Chacabuco hasta avenida Vélez Sársfield es incesante el paso de ómnibus urbanos, taxis y remises. Ni hablar de la aglomeración de vehículos que se produce cuando no hay inspectores para restringir la circulación de autos particulares, utilitarios y motos, como ocurrió el viernes. El cóctel para la arquitectura histórica del casco chico es letal.
En horas pico, la calle registra un promedio de 35 vehículos por minuto. El viernes al mediodía, La Voz del Interior midió varias veces el tránsito desde la esquina de San Jerónimo y Buenos Aires. Cada 60 segundos cruzaron la bocacalle no menos de 30 vehículos y, por momentos, hasta 40.
Los expertos en patrimonio coinciden en que deberían efectuarse estudios de tránsito para evaluar el impacto que producen las vibraciones.
Comparten la idea Josefina Piana (asesora de la Comisión de Museos, Monumentos y Lugares Históricos de la Nación), Rafael Vaggione y Edgardo Venturini (integrantes del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios -Icomos-) y Melina Malandrino (directora del Instituto Marina Waisman).
Abrir el paraguas. Algunas ciudades del mundo ya tomaron medidas para evitar que el tránsito excesivo perjudique el patrimonio cultural. Un caso es México, que suprimió el tránsito en su zona histórica. Y en 2014 Roma prevé eliminarlo en la Vía de los Foros Imperiales debido al incipiente hundimiento que experimenta el Coliseo.
En Córdoba, años atrás se suprimió el tránsito de colectivos urbanos por calle Alvear-Ituzaingó, en principio porque las vibraciones afectaban al Museo Marqués de Sobremonte (aparecieron fisuras) y al edificio del Banco de Córdoba.
También se sacó el tránsito en calle Caseros, en el sector de la Manzana Jesuítica, ya que surgieron problemas estructurales en la Compañía de Jesús (iglesia, Capilla Doméstica y residencia), aunque no sólo atribuibles a las vibraciones.
Pero en la calle 27 de Abril-San Jerónimo siguen pasando diferentes líneas de colectivos, todos ellos de gran porte.
Los especialistas en patrimonio aseguran que sería mejor que circularan transportes públicos de reducidas dimensiones y, en lo posible, eléctricos (no contaminantes). Esto es lo que se usa en muchas ciudades europeas, donde las calles céntricas son angostas.
Al mismo tiempo, los expertos creen que los ómnibus urbanos deberían prestar servicio en calles pericentrales.
Proyecto ignorado. Daniel Rey, ex secretario de Desarrollo Urbano municipal, tenía un proyecto para sacar el transporte público de calle 27 de Abril-San Jerónimo, en el tramo desde Chacabuco hasta Vélez Sársfield, a fines de preservar la arquitectura valiosa. La iniciativa –que no germinó– proponía dejar reservado el tránsito sólo para autos particulares y taxis.
Además, el proyecto de Rey sugería que los colectivos urbanos circularan por calles más anchas, es decir avenidas y bulevares.
“Para cuidar edificios históricos, en muchas ciudades del mundo se elimina el transporte de pasajeros en las calles donde se encuentran esos inmuebles; y se busca que convivan vehículos chicos con peatones”, indicó Rey.
El ex funcionario puso como ejemplo el caso de Salta. “En las calles que rodean a la plaza céntrica pueden entrar autos y vehículos pequeños, no el transporte urbano”, precisó.

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Más Información:

- Aconsejan sacar o al menos limitar el transporte urbano
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