16 ago 2012

Pobre Monsanto... no lo entienden

Día a Día (16/08/2012)
“Hubo mala intención hacia Monsanto”

Eso dijo el vicepresidente de la semillera sobre la polémica por su arribo a Malvinas Argentinas. La firma mostró su planta de Rojas a medios locales.
En pleno corazón de la Pampa Húmeda, a 1 kilómetro de la ciudad de Rojas (Buenos Aires) y sobre la hectárea de campo más cara de la Argentina, se levanta la planta procesadora de semillas de trigo más grande de Monsanto, y la mayor del mundo.
Una réplica de casi idéntica magnitud construye la multinacional de origen norteamericano en la localidad de Malvinas Argentinas, a pocos kilómetros de la ciudad de Córdoba, con una inversión de 1.500 millones de pesos que ya desató iguales dosis de esperanza y temores.
Buscando despejar incertidumbre, la empresa invitó a una decena de periodistas cordobeses a recorrer el complejo y ver en vivo y directo lo que desde 2014 comenzará a funcionar en el borde este de esta capital. “De las industrias instaladas en Córdoba, esta debe ser la más amigable con el medioambiente”, aseguró en el marco de la visita Pablo Vaquero, vicepresidente de Monsanto Latinoamérica Sur, uno de los varios directivos que guiaron la visita por María Eugenia, la planta de Rojas.
Allí, Monsanto produce cuatro millones de bolsas de semillas transgénicas de trigo por temporada –una enorme cuota de ese total termina sembrada en campos cordobeses–, apenas 500 mil más que las que despachará en Malvinas Argentina cuando su complejo trabaje a tope, algo que podría llevar varios años. “Allí estamos construyendo una planta para los próximos 50 años. Si tenemos que invertir más tiempo en informar a la gente y sacarle miedos lo vamos a hacer”, señaló Vaquero en alusión a las protestas desatadas ante su desembarco.
“Se generó temor entre la población de Malvinas desde la desinformación, de manera malintencionada, con mala fe”, insistió, señalando al biólogo Raúl Montenegro como una de las voces en ese sentido, y criticando que se haya querido vincular la llegada de la empresa con el juicio por las fumigaciones en Ituzaingó Anexo. “Me gustaría que venga Montenegro y pueda recorrer esta planta, las puertas están abiertas”, desafió.
Impacto. Todo el recorrido –del que brindaremos más pormenores en otra edición– apuntó a repasar en detalle cómo funciona la planta, y mostrar que tiene un acotado impacto sobre su entorno inmediato (no mayor a otras grandes industrias ya radicadas en la ciudad): utiliza químicos sólo en la última fase del tratamiento de la semilla y en poca cantidad, y su desecho es tratado en un circuito especial.
El resto, son elementos vegetales (partes del trigo) cuya emisión se monitorea y en general no supera el radio de la planta. El famoso glifosato (agroquímico producido por Monsanto bajo la marca Roundup), masivamente usado en el cultivo de soja, está totalmente ausente del proceso.

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