12 ago 2012

No te preocupes, paloma

La Voz del Interior (12/08/2012)
No te preocupes, paloma

La iniciativa de convertir a las palomas en la base de la pirámide nutricional de los niños del Paicor finalmente quedó desechada, luego de una breve polémica, lo que tranquilizó no sólo a los potenciales comensales sino también a los millones de palomas (urbanas, suburbanas y rurales) que infestan Córdoba, y que por algunas horas fueron elevadas a la condición de reserva proteica provincial.
Apenas lanzada la idea, por el ahora ex director de Fauna, Oscar de Allende, la Comisión Interna de las Palomas de Plaza San Martín pidió una audiencia urgente con el jefe de Gabinete, Oscar González, durante la cual manifestaron ante el funcionario su “sorpresa y estupor” por el intento de sumarlas al Paicor “bajo la forma de guisos, salpicones, supremas o brochettes de manera absolutamente inconsulta”.
Durante la reunión, y frente a la amenaza concreta de someter al Centro Cívico a una lluvia de la siempre temida bosta de paloma (fue el momento más tenso del encuentro), las tradicionales aves lograron el compromiso de González de que no serían ingeridas en los comedores escolares.
Esta garantía descomprimió la situación y desactivó algunas medidas de “alas caídas” que habían sido anunciadas, tales como negarse a levantar vuelo en las tradicionales sueltas de palomas y permanecer inmóviles dentro de los canastos.
Pero la iniciativa culinaria también puso en alerta a las organizaciones que nuclean a los observadores de aves, para quienes la intención de convertir a las palomas en fuente de calorías para los sectores carecientes ponía en peligro a todos los pájaros de la región. “Si se empezaba a comer las palomas, después nada impediría que siguieran con los horneros, los pájaros campana o los cóndores”, aseguraron alarmados sus voceros. “Al cabo de unos años, sólo nos quedaría avistar los pajaritos de los asociados varones”, finalizaron.
Las palomas, en tanto, ya habían advertido un incremento cualitativo y cuantitativo en el alimento que cierta gente les estaba tirando en las plazas de la capital. Concretamente, denunciaron que supuestos “jubilados” (que en realidad serían agentes de la Dirección de Fauna, hábilmente camuflados), les arrojaban generosas raciones de alimento para pelícanos fortificado y enriquecido. “Algunas compañeras llegaron a pesar tres kilos, y ya no podían levantar vuelo debido al sobrepeso. Ahora sabemos que nos estaban engordando para después mandarnos a las ollas del Paicor”, denunciaron las delegadas de las palomas de Plaza Colón.
El proyecto también habría cobrado impulso al estimarse en la friolera de 600 millones de ejemplares la población de palomas en Córdoba, dato sorprendente al que se habría arribado luego de que funcionarios de Fauna se pasaran meses contando a dedo los ejemplares en vuelo.
Según algunos especialistas, sería la continuidad de una política de exterminio que las palomas vienen denunciando desde hace años (y que evidentemente no sería muy efectiva), consistente en la contratación de francotiradores norteamericanos que las derriban año tras año por decenas de miles, sin que sus reclamos sean escuchados.
Si bien puede considerarse que el proyecto no era más que una audaz iniciativa alimentaria (años atrás los rosarinos experimentaron con el aporte proteínico del felino doméstico), la idea pone una vez más en evidencia la tensa relación que existe entre las palomas y el ser humano, sobre todo cuando esas difundidas aves evacuan sobre las cabezas de los transeúntes. “Son momentos de gran tensión, en los cuales se desea el fin de todas las palomas del mundo. Tal vez De Allende acababa de padecer este repugnante problema en cabeza propia cuando lanzó la idea de exterminarlas mediante el consumo”, aseguró una fuente de la Secretaría de Ambiente.
La “crisis de las palomas” se resolvió finalmente con la aceptación de la renuncia del director de Fauna. “Fue una medida que se tomó por el temor de que De Allende pensara en otras iniciativas similares para con otras especies. Consideramos prudente cambiar al director de Fauna antes de que acabara con la fauna”, explicó un vocero del organismo.
Por el momento, las palomas seguirán pululando por plazas y campos, lejos del peligro de convertirse en potenciales estrellas de la próxima Semana Gourmet.

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