21 ago 2012

Villa María: contaminación de agua envasada

El Diario de Villa María (21/08/2012)
Investigación sobre agua envasada revela datos preocupantes

De las muestras obtenidas en bidones y botellas de agua que se comercializan a nivel local, un alto porcentaje “presenta un peligro potencial para el consumo” debido a diferentes factores contaminantes
El resultado de una investigación realizada por estudiantes de la Universidad Tecnológica Nacional Villa María, reveló preocupantes datos respecto del agua envasada que se expende en la ciudad y que consumen diariamente miles de personas.
En la pesquisa investigativa concretada por las alumnas María Eugenia Guerín y Alejandra Liboa bajo la tutoría de Graciela Marín, se tomaron muestras de bidones para dispensers y botellas de agua mineralizada.
Según se explica en el informe presentado en la reciente edición del Congreso de Ciencia y Tecnología que se desarrolló días atrás en la casa local de altos estudios, el proyecto apuntó a "evaluar nitratos, nitritos y parámetros microbiológicos en agua de bebida envasada disponible en el mercado, y determinar su calidad mediante la comparación de resultados obtenidos con los límites establecidos en la Resolución 608/93 de la provincia de Córdoba, normas reguladas por la Dirección de Agua y Saneamiento".
"Se analizaron en total 19 muestras de aguas envasadas. Las mismas se extrajeron de bidones de 20 litros (cerrados y/o abiertos), botellas de 500 centímetros cúbicos y 1,65 litro de las marcas más reconocidas en el mercado (por cuestiones de confidencialidad las mismas no son mencionadas en el trabajo)", puntualizaron las fuentes consultadas.
"En el caso de los bidones se realizó el muestreo del agua directamente de los bidones y de los mismos una vez colocados en sus respectivos dispensers, tanto del grifo de agua fría, como caliente", acotaron las investigadoras.
"Las aguas envasadas en diferentes recipientes nombrados anteriormente estaban comprendidas en el período intermedio entre la fecha de envasado y fecha de vencimiento", también expresaron.
"Los resultados microbiológicos de las muestras procesadas concluyeron que el 28,6% son aptas para el consumo, el 28,6% presentan un peligro potencial por la presencia de Pseudomona, el 28,6% presenta altos números de Unidades Formadoras de Colonias (UFC), que pueden simplemente indicar que hay contaminación en el proceso de embotellado y del 14,2% restante sólo se puede objetar que presentan un recuento de bacterias levemente superior a lo permitido", se puede leer en la síntesis expuesta por Guerín y Liboa.
Respecto al alto índice de Pseudomonas, en el trabajo dado a conocer públicamente se explica que responde "a una deficiencia en la higiene, son bacterias que se hallan con cierta frecuencia aún en aguas cloradas de red".
La Pseudomona, resaltaron, "no se encuentra con frecuencia en el agua embotellada, cuando esto ocurre generalmente existe una posible contaminación durante el proceso de embotellado".
"Su presencia en los sistemas de almacenamiento, tanques y cisternas, tiene como probable causa el estado deficiente de dichas instalaciones", subrayaron antes de concluir que este tipo de contaminación "implica un peligro potencial para la salud, sobre todo para las personas inmunodeprimidos".

Envases descuidados
"Se observó en los bidones para agua envasada que en su gran mayoría no presentan fecha de elaboración ni vencimiento, no poseían rótulo identificatorio del establecimiento elaborador, suciedad exterior, desgaste de los mismos y también en uno de ellos presencia de algas", manifestaron las estudiantes tecnológicas.
"En cuanto al período entre las distintas fechas de elaboración y la fecha de funcionamiento del recipiente en el dispenser, se tuvo en cuenta que cuando los bidones se encuentran bien almacenados, no incide el período de espera en el recuento total de bacterias", señalaron.
"Los envases del agua mineral -por su parte- se encontraban correctamente rotulados, obedeciendo todos los requisitos impuestos por la legislación vigente", rescataron.

Frío y calor contra bacterias
"En las muestras de agua tomadas directamente del bidón cerrado (el cual posteriormente fue colocado en el abastecedor de agua para una siguiente toma de otra muestra desde grifo del mismo), comparando los resultados, se observó una reducción del recuento total bacteriano de casi el 60%”, informaron las hacedoras de la investigación antes de considerar que “esto puede estar asociado a la ausencia de oxígeno a la que es sometida el agua al transitar por la tubería del equipo, además de la refrigeración de la misma, que también retarda el crecimiento de los microorganismos”.
“En el caso de la muestra de agua caliente se reduce aproximadamente en un 100% sin presencia de Pseudomona, lo cual puede asociarse a la temperatura adquirida por el agua en el dispenser que ronda entre 70 y 80 grados centígrados, donde se produce una esterilización por la acción del calor sobre las bacterias”, redondearon.

Dilemas y soluciones
Yendo a la raíz del problema que presentan las aguas envasadas, Liboa y Guerín hicieron foco sobre las distintas etapas que conforman la elaboración del producto.
“Los procesos que se utilizan en el tratamiento del agua purificada son teóricamente de buena calidad”, consideraron antes de dejar entrever que “la calidad del agua puede alterarse durante el proceso, desde la producción hasta la distribución a los consumidores”.
“Generalmente el manejo que se le da al envase en esta etapa, puede no ser el óptimo, existiendo factores de contaminación del recipiente como la mala manipulación por parte del personal, desinfección inadecuada o un almacenamiento incorrecto”, puntualizaron.
“Al comercializarse el agua en envases retornables aumenta la probabilidad de un alto riesgo implícito”, aportaron a renglón seguido.
“Un alto porcentaje de bacterias se encuentran en los reservorios de los abastecedores de agua, obteniendo como resultado la formación de un biofilm. Para evitarlo se realiza un adecuado mantenimiento del mismo, comúnmente ofrecido por la empresa distribuidora”, explicaron.
“Cuando se procede al cambio de un bidón vacío a un bidón con agua, este último sirve de fuente de material orgánico, que es accesible a los organismos residuales”, se advierte en la investigación.
“Los reservorios son semejantes a un sistema abierto donde su contenido bacterial está correlacionado con la cantidad de agua fresca que ingrese al dispenser, es decir, se añade más material orgánico”, aludieron las alumnas de la Facultad Regional Villa María.
“Es de suma importancia limpiar y esterilizar periódicamente estas unidades con una solución de lavandina, para minimizar los potenciales problemas”, aconsejaron las propulsoras del proyecto que permitió conocer sobre la temática.
A manera de conclusión, las responsables de la labor investigativa apuntaron a las autoridades para que redoblen esfuerzos al momento de hacer cumplir las normativas que regulan la actividad.
“Se considera necesario establecer medidas de control con relación a las condiciones sanitarias de los envases que se utilizan para el transporte del agua embotellada”, sostuvieron para cerrar.

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