1 oct 2006

Incendio en las Sierras

La Voz del Interior (01/10/2006)
Cuál es el impacto en Calamuchita tras los incendios forestales de los últimos años

Los problemas ambientales, económicos y paisajísticos que quedan. ¿Mejoró la prevención desde entonces?
Cuando el fuego se va, cenizas quedan. El problema de los incendios forestales en las sierras no se termina cuando cesa el humo, sino que allí empiezan a verse otras secuelas ambientales, paisajísticas y económicas.
El valle de Calamuchita no tuvo este año incendios de envergadura, aunque el riesgo sigue siendo extremo por estos días. Sin embargo, el año pasado fue escenario de uno devastador, que consumió miles de hectáreas, muchas de ellas forestadas.
¿Qué dicen hoy los que vieron sus campos o forestaciones quemadas?, ¿qué consecuencias se observan aún ahora, a uno, dos o tres años de los incendios que castigaron las sierras de Calamuchita?
Tanto siniestro en cada primavera generó consecuencias en Calamuchita. Todas fueron negativas: pérdidas económicas por la forestación (pinares) quemada, pérdidas paisajísticas porque se arruinaron zonas turísticas y sobre todo, pérdidas ambientales, que son las de más largo alcance y más compleja recuperación.
En tanto, algunas reacciones que podrían calificarse de positivas dejaron aquellas lecciones de fuego. Aparecieron al menos algunas respuestas, como la creación del Consorcio Calamuchitano de Prevención y Lucha Contra Incendios, el primero en su tipo de toda Córdoba. La otra fue la decisión de la Provincia de invertir en mayor equipamiento para combatir incendios forestales y crear un sistema para actuar en estos casos.
Aunque son pasos dados, no alcanzan para evitar que vuelvan a ocurrir incendios en la zona.

Tres años
En Calamuchita, en 2003 los incendios forestales castigaron una amplia zonas de pinares alrededor de Villa Berna. En 2004 se registraron varios incendios aunque no de gran magnitud. Pero octubre de 2005 dejó las peores consecuencias, al quemarse miles de hectáreas, sobre todo en la zona de San Miguel de los Ríos (cerca de Yacanto), llevándose el fuego incluso dos vidas, de propietarios de campos que intentaban sofocarlo.
Este año 2006 también hubo fuego en Calamuchita: fue en julio pasado cuando una zona entre Intiyaco y Villa Berna quedó con 200 hectáreas de pinares y pastizales quemadas. Comparado con los años anteriores, el 2006 fue benévolo en esta zona. Pero el riesgo –advierten todos– sigue siendo extremo por estos días, por las condiciones del tiempo. La región debe permanecer en alerta máxima hasta que lleguen las lluvias.

Testimonios
José María Guevara, de la Asociación de Fomento de Villa Berna e integrante de la Brigada Voluntaria de Prevención de Incendios creada en este paraje serrano, señaló: "Nunca pensamos que nos pasaría y no estábamos organizados. Entonces, a partir de aquel incendio de 2003, creamos la brigada local que tiene 24 miembros activos. Funcionamos con vehículos propios, pero nos ayudaron con subsidios provinciales para equiparnos".
Tras quemarse, esa zona serrana "se armó" contra el fuego. Hoy está mejor preparada que antes, aunque eso no sea suficiente. Por ejemplo realizaron calles cortafuego en los alrededores de Villa Berna y se erradicó por completo la quema de basura en esa zona. "Pero en esta época del año podés tener todo lo adecuado, y aún así si las condiciones climáticas no ayudan, se hace muy difícil sofocar un fuego una vez prendido", advirtió Guevara.
El hombre abogó porque se endurezcan las penas por estos "delitos ecológicos" y apuntó que tras el fuego, se perciben los daños ambientales que sufrió la región. Un ejemplo –dice– fue la contaminación de los arroyos y ríos con cenizas. Otra, la erosión de los suelos serranos que las lluvias lavaron luego que el fuego acabó con la vegetación.
Julio Lábaque es propietario de un campo en la zona de Sol de Mayo, cerca del río San Miguel, que el año pasado sufrió un devastador incendio. Hoy cumple la función de tesorero del Consorcio de Prevención y Lucha Contra Incendios de Calamuchita.
"En octubre del año pasado se me quemaron 140 hectáreas de pinares. Aparentemente el fuego se inició por un descuido en un aserradero. En el sector donde me llegó el fuego se murieron todos los pinos. De esa madera algo se pudo cortar y mucha no sirvió más", señaló. "El suelo quedó totalmente desnudo y toda la ceniza fue a parar a los arroyos y ríos. Se perdió tierra fértil por la erosión. La zona recién después del verano se empezó a cubrir de pasto natural y los pinos que sobrevivieron lucen aún quemados y muchos de ellos morirán también", completó el cuadro.
Lábaque dijo estar realizando trámites ante Nación y la Provincia para una reforestación. "Estamos gestionando ante Agencia Córdoba Ambiente un subsidio para limpiar el predio porque como está es muy riesgoso, aún hay madera tirada por todos lados. Desde el Consorcio presentamos un plan pidiendo un subsidio también para mejorar la prevención. Hay forestaciones que mejoraron su prevención pero vemos en toda la región que hay mucho monte que no cuenta con trabajos de prevención hechos", advirtió.
Lábaque aseguró que gran parte de lo que hacen es a partir de recursos propios. "Tenemos intención de contar con una camioneta para prevención en toda la zona y una persona como guardabosques que la recorra", acotó, esperando que llegue apoyo oficial para avanzar en ese sentido.
"Lo que pretendemos es lograr una fuerte prevención. Hay por ejemplo gente en los montes, en las sierras, que cocina con leña. El riesgo está latente cada día en esta época del año".
Todo es pérdida. Bruno Lenk es bombero voluntario e integrante del Foro de los Ríos, ente que nuclea a varias comunas de la zona serrana norte de Calamuchita. Lenk dice: "Los incendios impactan en distintos aspectos. Hay una pérdida muy grande para el medio ambiente, pérdida de paisaje, de recursos y la afectación de las aguas. Lo que advertimos en esta zona tras los incendios registrados son todas estas pérdidas y la falta de acciones de mitigación suficientes".
Otra consecuencia que no todos ven es que cuando las laderas de cerros pierden vegetación, el agua de lluvias llega más rápido a los arroyos y ríos. Con eso, genera más riesgos de crecidas e inundaciones, mientras erosiona y quita calidad a suelos que de por sí tienen una escasa cobertura de tierra.

¿Quién reforesta?
Carlos Morales es integrante de la Subcomisión Foresto Industrial de Calamuchita, que representa a quienes tienen explotaciones madereras en la zona. Este empresario opina: "Desde el punto de vista de la materia prima, los incendios afectaron todo el sector. Vemos con preocupación, desde el punto de vista del recurso forestal, que año a año hay incendios y no hay una correspondencia con respecto a seguir plantando pinos en la zona. Falta reforestar lo que se va perdiendo. Entonces, la situación se va haciendo más crítica. Por un lado, no se planta y se va extrayendo, y por otro se quema lo que está. A corto plazo se va a sentir la falta de materia prima maderera en Calamuchita".
Esta zona es la principal proveedora de madera de pino de Córdoba. Los pinares, además, contribuyen al paisaje serrano y ayudan a retener el agua en las laderas de los cerros.
Morales señala que tras los incendios de los últimos años la comisión empresaria regional que integra dio varios pasos para mejorar la prevención. "Lo que al menos entusiasma es que cada vez hay más participación de la gente, se va generando conciencia sobre esta necesidad de prevenir el fuego", señaló.

Noelia Pallotto y Fernando Colautti
Corresponsalía Calamuchita

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La Mañana de Córdoba (01/10/2006)
Pérdidas por más de u$s 168 millones

Los especialistas estiman que la pérdida de 200 mil hectáreas de bosque autóctono en Córdoba genera un perjuicio económico del orden de los 9 millones de dólares. Si se tiene en cuenta que desde 1988 se han perdido 3.375.000 hectáreas, la cifra representa más de 168 millones de dólares de daño para la economía provincial.
Según estudios realizados por la Universidad Nacional de Córdoba, las pérdidas anuales de productos forestales ascienden a 500 mil toneladas, que constituyen habitualmente la materia prima para carbón, postes, varillas y leña.
La casa de altos estudios también estimó hace pocos años que las pérdidas de madera para la industria celulósica papelera y aserrado supera las 90 mil toneladas anuales.
A todo esto hay que sumar el daño que representa la destrucción de alambres y tranqueras y la muerte de centenares de cabeza de ganado. Finalmente hay que tener en cuenta el encarecimiento que se producirá en los procesos de potabilización de agua, tanto de la que se extrae del lago San Roque como del río Cosquín, por la mayor contaminación que provocarán las lluvias arrastrando las cenizas generadas por las llamas.

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La Mañana de Córdoba (01/10/2006)
Liberaron al intendente de Los Cocos

El viernes, la fiscal María Alejandra Hillman había ordenado su detención. Pero luego se tomó licencia y su reemplazante lo liberó. El intendente de Los Cocos, Javier Cristian Resille Reyes, fue liberado ayer por decisión del fiscal Mario Ricardo Mazzucchi. El funcionario había sido detenido el pasado viernes, acusado por un siniestro que arrasó 7.000 hectáreas.
La fiscal de Instrucción de Cosquín, María Alejandra Hillman, dispuso un allanamiento a la Municipalidad de esa localidad serrana y el posterior arresto del jefe comunal, acusándolo de incendio reiterado. Pero ayer se tomó licencia y su reemplazante decidió liberarlo.
Hace unas semanas, el fuego -presuntamente iniciado- en el predio donde está ubicado el basural municipal puso en riesgo numerosas viviendas en Los Cocos, trasladándose por el faldeo de las Sierras Chicas al cerro Las Gemelas en Capilla del Monte, donde finalmente fue extinguido, luego de cinco días de arduo trabajo.La decisión de la fiscal sorprendió a los cordobeses. Pero ayer, el gobernador De la Sota señaló que el jefe comunal “tiene ahora el derecho de defensa ante el juez de Control que lo ha citado a declarar”.
Además, aclaró que “es por el incendio anterior, no por éste. El autor del de ahora, está también preso”.
Resille Reyes fue, en principio, considerado responsable del fuego que tomó en su localidad un basural, la semana pasada, que luego se tornó incontrolable, quemando varias hectáreas de pastizales y bosques autóctonos en Los Cocos y en Capilla del Monte.
Está imputado de “incendio reiterado, abuso de autoridad en concurso real, y desobediencia de la autoridad”, y ayer permanecía alojado en la comisaría de La Cumbre.
De la Sota advirtió también que aún el peligro no pasó y tuvo cálidos elogios para bomberos voluntarios, policías, soldados y personal de sanidad por sus “enormes esfuerzos en estos días, aún poniendo en riesgo sus vidas, para salvar otras”. Calificó de “heroica” la tarea de los pilotos de la Dirección Provincial de Aeronáutica, quienes con sus vuelos rasantes en los siete aviones hidrantes “fueron fundamentales también en el combate de los siniestros”.
“Hemos logrado nuestro objetivo, que era el de evitar la pérdida de vidas humanas. Lo logramos. Y el otro objetivo era evitar que el fuego entrara a los núcleos urbanos. Estuvimos a punto de perder la comuna de San Roque, estuvo muy grave la situación en Bialet Massé. Realmente en Bahía de los Mimbres se puso en riesgo una parte muy importante”, acotó.
Unos 200 bomberos, asistidos por aviones hidrantes continuaban ayer luchando contra el fuego en San Pedro Norte, en el norte provincial. Según precisó la Agencia Córdoba Ambiente, el foco está “contenido” y no hay riesgos para viviendas ni pobladores del lugar.
Mientras tanto, un nuevo foco se reinició en el basural de Los Cocos, donde debieron intervenir cuatro dotaciones de bomberos y un avión hidrante para apagar el fuego que arrasó con dos hectáreas de monte bajo y pastizales.

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La Mañana de Córdoba (01/10/2006)
“Después de un incendio, el apoyo de la gente te recarga las pilas”

El combate a los incendios, que devoraron más de 20 mil hectáreas de vegetación autóctona en las sierras, fue posible gracias al esfuerzo de centenares de bomberos voluntarios de toda la provincia. Marcelo Zornada, jefe de Bomberos Voluntarios de Villa Carlos Paz, fue uno más entre tantos. Pese a su jerarquía y a los 33 años de servicio que acumula en sus jóvenes 41 años, combinó la estratégica tarea de coordinación y logística con el combate a las llamas en la misma montaña.

-¿Cuándo nace en vos la vocación de ser bombero voluntario?
-Corría el año 1974. Tenía 8 años y era boy scout. Hubo una gran creciente en Villa Carlos Paz y la institución que integraba debió colaborar con la gente a la que se le había inundado sus casas. Pude ver a los bomberos trabajar y de inmediato me nació el interés de sumarme a ellos. Averigüé y me enteré que estaban conformando una banda de música para cadetes. Eso terminó de convencerme. Pasaron 33 años desde entonces y por suerte sigo teniendo las mismas ganas de seguir trabajando por la comunidad. Es toda una vida pero me siento más que satisfecho. El saber que uno ha hecho bien las cosas en cualquier emergencia y ante el llamado urgente de cualquier persona, es el mejor premio que tenemos todos los días. Es una ayuda interna constante.

-¿Por qué una persona vuelca la vocación de servicio en ser bombero?
-La voluntad es una fuerza interior que tiene todo ser humano, que se puede canalizar positiva o negativamente a través de hábitos solidarios o vicios de conducta. Los primeros están motivados en la abnegación, el sacrificio, el desinterés y la lealtad. El ser bombero voluntario engloba uno de los máximos conceptos de solidaridad. Que sea ad honórem o pago dependerá en definitiva del riesgo potencial que tiene la ciudad y de la cantidad de emergencias pero no implica una mayor diferencia.

-¿Fue difícil convencer a tu familia de que la prioridad en tu vida era ser bombero?
-La familia siempre tiene mucho que ver en la vocación del bombero. En mi caso, mis padres me alentaron y me acompañaron en esta actividad. Fueron constantemente solidarios conmigo. A veces cuando era chico hasta me justificaban que tuviera una mala nota en un examen o que faltara a clase. Con mi esposa compartimos la actividad en el cuerpo, por lo que no tengo tampoco ningún problema. Es muy raro que en una familia se opongan a que uno de sus integrantes haga algo por la comunidad. Sin el apoyo familiar sería muy difícil.

-¿El dedicarte a full a los bomberos te condicionó en otros aspectos de tu vida?
-No, para nada. Me siento orgulloso y muy satisfecho como bombero voluntario. He podido realizarme como hombre a través de esta actividad. Pude estudiar y me recibí en la Universidad, quizás demorando un poco más de tiempo que lo normal. Desde chico estuvo en mi el deseo de prevenir y enfrentar las emergencias de cualquier tipo. Tengo un objetivo muy difícil de cumplir pero por el que voy a dar todas mis fuerzas hasta que me retire: que la sociedad se pueda autoproteger y que llegue un día en que los bomberos no sean más necesarios. Se puede llegar a eso, después de un trabajo de años con la comunidad y de mucha educación.

-Los bomberos tienen una excelente imagen en la sociedad. ¿Nunca te tentaron los partidos políticos para ser candidato?
-En el preámbulo del Bombero Voluntario dice que la prioridad es salvar vidas y bienes sin importar la clase social, la ideología, la religión de las posibles víctimas. Esto significa mucho, entre otras cosas que en el lugar donde trabajamos no hacemos ningún tipo de diferencias. En un cuerpo de bomberos coexisten católicos, judíos, evangélicos, radicales, peronistas, vecinalistas; todos unidos por la misma vocación de servir a la comunidad. Si uno no deja de lado esta premisa la misión de la institución se cae. Como saben que yo pienso así, nunca me ofrecieron ninguna candidatura política. Actualmente y en función de mi experiencia de tres décadas y de lo que aprendí en otros países, cumplo tareas profesionales en el área de Capacitación de Desastres de Defensa Civil de la Provincia.

-¿Qué porcentaje de los que aspiran a ser bomberos terminan abandonando?
-Hay gente que viene con un ideal equivocado, pensando que ser bombero es una aventura. Pero luego comprende que esto implica mucho esfuerzo, trabajo, solidaridad y capacitación constante. Hay que tener ciertos valores y no todo el mundo los posee. Nosotros tratamos de ayudarle a descubrir si tienen esa vocación de servicio. Algunos terminan abandonando pero muchos siguen y trabajan durante años. Por suerte la vocación se renueva constantemente en las distintas generaciones.

-¿Cómo hacen los bomberos que trabajan y deben faltar a causa de un incendio?
-Siempre cuentan con el apoyo de los empleadores. Los dejan faltar y no les descuentan los sueldos ni les hacen problema. La gente es muy solidaria en este sentido, en Carlos Paz ha habido dueños de negocios que trajeron a sus empleados al cuartel cuando sonaba la alarma.

-¿Alguna vez pensaste durante una emergencia que ibas a morir?
-Hubo varias veces en que me pregunté qué estaba haciendo acá. Pero era tan grave la emergencia que no tuve mucho tiempo para lamentarme. Los bomberos voluntarios estamos en permanente riesgo. Varias veces sentí temor en la montaña, con incendios forestales, cuando cambiaba rápidamente el viento pero la sensación duró segundos porque el fuego no te deja pensar en otra cosa.

-¿Lloraste de alegría o de emoción alguna vez?
-Sí, en varias oportunidades. La última que recuerdo fue el año pasado, cuando después de cinco días controlamos el incendio de Villa Independencia. No había forma de parar el fuego. Dormíamos dos horas y otra vez a la montaña. Fue muy emocionante cuando pasamos por el centro y toda la gente nos aplaudió, dándonos las gracias. A todos se nos puso la piel de gallina. Lo guardo como un tesoro sagrado de mi corazón. Ese reconocimiento nos recargó las pilas que habíamos gastado durante tantos días de trabajo. En estos incendios recientes, el apoyo de la gente también nos dio ánimos para seguir adelante. Con donaciones, con llamadas telefónicas, con gritos en la calle, nos dan a entender que lo que uno hace sirve de algo para la sociedad. Todos aportan un granito de arena y eso nos reconforta y te saca la bronca que generó algún loco al incendiar un campo.

-¿Alguna vez sentís odio o rencor hacia los presuntos culpables de iniciar un incendio?
-Hay que diferenciar claramente lo que uno siente y lo que uno piensa y hace. Uno sale a apagar el fuego, a combatir un incendio forestal que está destruyendo el medio ambiente y afectando drásticamente la capa de ozono. Sentimos impotencia, porque se han dado muchos cursos y conferencias de prevención en los últimos años y se ha saturado con mensajes en los medios de comunicación. La persona que involuntaria o conscientemente causa un incendio debe darse cuenta que está generando un grave daño económico, social y ambiental, en una zona como la nuestra que vive del turismo. Por eso estamos de acuerdo con que deben endurecerse las penas para quienes generan estos incendios. No sólo nos ponen en peligro a nosotros sino también a cualquier otra persona. Son desequilibrados que descargan en el fuego lo que no pueden hacer en la sociedad de la que están aislados.

-¿Hasta cuándo se es bombero? ¿Hasta que el físico dé o hay algún límite de edad?
-Uno es bombero toda la vida, aunque el límite de edad son los 55 años. Allí se debe abandonar la práctica activa. Sin embargo, siempre se sigue vinculado, aportando experiencia en la organización y capacitando a los más jóvenes.

-¿Cómo pensás que va a ser tu retiro?
-Quiero dejar un cuartel de bomberos totalmente profesionalizado. Para eso se requiere un entrenamiento constante, capacitación, una gran vocación de servicio. Espero dejar el cuartel mejor de lo que estaba cuando asumí hace ya diez años y también que quien me reemplace, haga las cosas diez veces mejor que yo.

“Estamos mucho mejor en equipamiento”

-¿Cómo está Córdoba en materia de equipamiento?
-Estamos mucho mejor en equipamiento pero contra el clima muchas veces no podemos hacer nada. Este fenómeno de los incendios desastrosos se da cíclicamente de acuerdo a la influencia de la corriente del Niño y la Niña. Teníamos la certeza que este año iba a ser crítico y se está dando, aunque no en la magnitud de lo esperado. Por más recursos que se tengan, contra la sequía y el viento nada se puede hacer. Ni en Estados Unidos, donde tienen el máximo de equipamiento y numerosos cuarteles, pueden frenar los incendios.
Sin entrar en consideraciones políticas, debo recordar que años atrás, sólo teníamos para combatir las llamas los chicotes y una u otra mochila. Eran días y días que se demoraba para extinguir un incendio forestal, muchas veces sin que la gente se enterara de que estábamos allí. Hace tres años se puso un impuesto al fuego y los cuarteles fuimos incorporando vehículos, materiales y el soporte logístico. Tenemos la tranquilidad y los recursos que nunca se nos dieron. Incluso podemos opinar en la definición de las políticas dentro del Plan de Manejo del Fuego. Los bomberos voluntarios nunca tuvieron el IPAM. Lo peleamos durante 20 años y hoy ya contamos con eso.

-¿Cuál es el nivel del bombero cordobés en relación al de otros países?
-Muy bueno. Hemos imitado cosas buenas del extranjero con los cursos de capacitación a los que asistimos pero también aportamos lo nuestro, con la experiencia cosechada en el combate contra los incendios. Hemos comprendido que la lucha contra estos fenómenos evoluciona día con la tecnología. Estamos trabajando muy bien de acuerdo a las normas internacionales.

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El Puntal de Río Cuarto (01/10/2006)
Incendios: en quince años el fuego arrasó con 2 millones de hectáreas

Organizaciones ambientalistas alertan sobre la extinción de los bosques nativos cordobeses y la menor disponibilidad de agua. Dicen que se tardará hasta 30 años para que la vegetación natural se regenere
En los últimos quince años, los incendios arrasaron con casi 2 millones de hectáreas de bosques nativos en el territorio provincial, lo que junto con el desmonte indiscriminado provoca un impacto ambiental desmesurado en las sierras.
Organizaciones ambientales como la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM) y Wichán Ranquén advirtieron que con este cuadro de situación se ponen en peligro las fábricas naturales de agua en la provincia.
En Córdoba sólo queda poco más de un 10 por ciento de vegetación nativa, cuya supervivencia sigue estando en riesgo en razón de la alta tasa de desmonte.El área afectada recientemente por los incendios serranos alcanzó las 32 mil hectáreas. Los expertos dicen que se tardará entre 10 y 30 años para que los montes se regeneren.
Afirman también que habrá contaminación de cursos de agua y que se cortó el ciclo de reproducción de la flora y la fauna.Por estos incendios, ya controlados, se detuvo e imputó al intendente de Los Cocos, Christian Resille Reyes. Ayer éste fue liberado.
“El impacto ambiental sobre la provincia será enorme no sólo por la superficie de ambiente nativo que se quemó ahora sino por el impacto acumulado. Desde 1993 al 2005, la superficie quemada acumulada es superior a 1,8 millón de hectáreas”, dijo el presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM), Raúl Montenegro, en diálogo con PUNTAL.
“No es lo mismo una hectárea que se quemó una única vez en 30 años que otra que se quemó diez veces. El ambiente de sierras, que incluye tres pisos de vegetación, bosque de coco y molle, matorral serrano y pastizales de altura, tiene cada vez menos capacidad para recuperarse”, añadió.
“Lo grave es que nuestras sierras son nuestra fábrica de agua, de suelo y de estabilidad climática. Sin su vegetación nativa perderemos el agua, pues correrá por la superficie en lugar de infiltrarse, y también el suelo. Recordemos que en ambiente templado un bosque tarda entre 700 y 1.200 años para producir apenas dos centímetros de suelo”, graficó.
Montenegro sostuvo que fuego y desmonte se suman para generar “un impacto desmesurado” sobre las sierras.
“No debemos olvidar que sólo queda un 2 por ciento de la superficie original que ocupaba el bosque de las sierras y un 8 por ciento del bosque chaqueño de llanura”, ejemplificó.
Y añadió: “Córdoba es la provincia que tiene la más alta tasa de destrucción de bosques nativos de Argentina: -2,93 por ciento anual, superior incluso a las tasas de las provincas de Santiago del Estero y Chaco”.

En el ciclo reproductivo
Por su parte, el presidente de la organización ambientalista Wichán Ranquén, Pablo Motto, dijo a PUNTAL que los incendios provinciales impactarán fuertemente en el período de reproducción de la flora y la fauna.
“Seguramente esto ha quemado montes en flor y nidos con crías, con lo cual se pierden años de reproducción natural. Ahora habrá que esperar entre 10 y 30 años para que los bosques quemados se regeneren”, indicó. Recordó que en 1995 llegaron a quemarse más de 250 mil hectáreas.
“En la provincia ha quedado poco más del 10 por ciento de vegetación nativa. Según el primer censo forestal, en 1918 había el 75 por ciento de territorio boscoso”, puntualizó.
Y alertó: “Los desmontes y los incendios van a modificar la cantidad y calidad del agua cordobesa. Con esto se está hipotecando el futuro”.

Marcelo Irastorza

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