10 abr 2022

De carreros a recuperadores urbanos

 


La Voz del Interior (10/04/2022)
De carreros a recuperadores urbanos, con título enmarcado en la pared

Carlos y Maximiliano, desde que son chicos, sólo conocen el carro. Aprendieron a leer y escribir e hicieron un curso certificado por la Universidad Provincial. Las changas las hacen en una chata, ya sin caballos.
Carlos y Maximiliano Monje tienen un título. Son los primeros en su familia de bajo Pueyrredón, en todas las generaciones sobre las que conocen y hay memoria, que pueden colgar un diploma en una pared de su casa. Fueron carreros toda la vida, la mayor parte de los 32 años de Carlos y los 23 de Maxi, son hijos de carreros también, y ahora son “recuperadores urbanos”, certificados por la Universidad Provincial de Córdoba (UPC).
“Yo estoy en un carro desde los 12 años. Y sé todo lo que te puede enseñar la calle, pero ahora aprendí muchas cosas más”, dice Carlos, con el título en la mano en el Centro de Transferencia de Residuos (CTR) Rancagua, donde trabaja con su hermano como parte de una cooperativa que tiene un convenio con el ente Córdoba Obras y Servicios (Coys).
Allí manejan la chipeadora que reduce la poda, separan plásticos, cartones y papeles y vidrio y tienen amigos, que los “cargan” mientras se producen las fotos y los videos de esta nota.
“La gente tiene que colaborar un poco más. Trae todo mezclado, cartones con yuyos o pedazos de vidrio, que son peligrosos”, aconseja Carlos.
Está tan orgulloso Carlos Ramón Monje que enmarcó el título que le pone todos sus nombres y el apellido en negritas y lo colgó en la mejor pared, la de colores, de su casita.
Ni Carlos ni Maxi sabían leer ni escribir, por eso hicieron dos cursos en paralelo, el de recuperadores urbanos y el de alfabetización. Aprendieron tan rápido a leer y escribir que los dos pudieron pasar el examen para obtener una licencia de conducir, impensable antes por esa traba: sin leer ni escribir hay señales de tránsito que son imposibles de descifrar.
Los dos tienen caballo, pero consiguieron comprar una camioneta vieja, que con el carné la pueden manejar. Esto les valió un inesperado apoyo: en la página de Facebook de la organización que milita en contra del maltrato y recupera a los caballos Sin Estribo publicaron el número de teléfono de Carlos, para que quien busque un carrero contrate a alguien “que se animó a cambiar”.
“Siempre tratamos bien a los animales, les dimos siempre de comer, pero sufren con las cargas y la camioneta no”, dice Maxi. Es un presupuesto alimentar un caballo hoy, agrega: 700 pesos el fardo de alfalfa, que se consume en un día.

Plan piloto
El curso que tomaron Carlos y Maxi es la primera experiencia que hizo el Coys con la UBP para empezar a formalizar los recuperadores urbanos que trabajan en las áreas de influencia de los CTR, exbasurales a cielo abierto.
Miguel Magnasco, director general de Economía Circular del Coys, resume: “se hizo un aula en el CTR, un espacio con pizarrón y unas sillas, donde podían venir profesores y profesoras de la UPC a enseñar desde manejo de residuos a primeros auxilios y RCP”.
La idea es extender estos cursos al resto de los carreros de la zona y avanzar en los sectores de influencia de los otros centros. “Estos chicos van a seguir con cursos de oficios de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el área de empleo de la Municipalidad”, apuntó Magnasco.
En la zona son 25 los carreros relevados por el Coys y en toda la ciudad serían entre 200 y 300. La mayoría trabajan en las zonas cercanas a grandes tiraderos que siguen activos como El Infiernillo, Villa Urquiza y Villa Unión, el próximo CTR que pondrá en marcha el municipio.
Así como se capacitan excarreros, también se hicieron cursos para promotores ambientales, que son quienes van casa por casa y entregan “ecotachos” e imanes a los vecinos para que se sumen a la separación en origen y si tienen residuos voluminosos los lleven al CTR.
“Lo que logramos con estos grupos es un cambio en su forma de autopercibirse, no se ven ya como un ciruja que se escapa con el caballo de la Policía, son trabajadores, que tienen certificación de lo que saben hacer, que están empoderados e interactúan con el Estado”, valora Magnasco.
En un cambio de paradigma como el que propone la economía circular, en la que los residuos son un recurso, los recuperadores urbanos son actores clave.

Inclusivo
Las capacitaciones de recuperadores urbanos son parte de los pasos recomendados en la Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos, con perspectiva de reciclaje inclusivo, por los expertos de Fundación Avina. Los puntos centrales para lograr la formalización de los recuperadores son identificar y relevar con un censo a quienes trabajan con residuos de manera informal, agruparlos en cooperativas, ayudar a organizarlos y distribuir tareas y capacitarlos en cuidado personal, convivencia, higiene y seguridad y cooperativismo, con apertura a especializaciones en tipo de materiales o tareas específicas.
Carlos y Maxi se imaginan ligados a los residuos, hasta en sus sueños. Imaginan un futuro en el que corren atrás del camión, como recolectores. Y no quieren que sus hijos repitan sus caminos.
“Pensaba que me iba a morir arriba de un carro. Ahora quiero otra cosa”, asegura Carlos.
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