16 feb 2008
Arsénico en el agua utilizada en los tambos
1:36 p.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
El Diario de Villa María (16/02/2008)
Arsénico en el agua utilizada en los tambos de esta cuenca
Un estudio de técnicos del INTA de Villa María y de la ESIL determinó que en esta cuenca lechera, gran parte del agua utilizada por los tambos provenientes de pozos y perforaciones no se encuentra en buenas condiciones sanitarias, lo que hace necesario el continuo monitoreo de este recurso para evitar que el problema se agrave.
“El escaso control sobre el estado de los recursos hídricos del país especialmente del subsuelo no sólo representa un grave problema ambiental, sino que también se transforma en una variable de vital importancia productiva en la actividad tambera”, indicaron en el último boletín oficial de Caprolec, tras el análisis del estudio del que participaron técnicos de la escuela de lechería y del INTA.
“Un manejo adecuado de los efluentes generados en las instalaciones de ordeñe aparece como un tema pendiente en prácticamente la totalidad de los tambos argentinos. La diversidad de sistemas de tratamientos o en casos, su ausencia, genera un mal manejo de elevadas concentraciones de sustancias contaminantes, las cuales inevitablemente entran en contacto con el ambiente. Esto es especialmente importante si se tienen en cuenta que el uso de aguas contaminadas tienen consecuencias directas sobre el proceso de ordeñe, tanto en la cantidad de leche producida como así también en su calidad”, indicaron.
Durante el estudio, los técnicos analizaron el agua utilizada por veinte establecimientos lecheros de la cuenca de Villa María en distintas épocas del año, extrayendo muestras dos veces por año (invierno y verano) desde 2004 hasta el invierno 2007. Los resultados fueron concluyentes.
Como indica el informe, “en los tambos de la cuenca lechera de Villa María el agua utilizada en el proceso de ordeñe evidencia características físico-químicas y microbiológicas que no siempre se ajustan a los parámetros exigidos por la normativa vigente tanto en el ámbito nacional como en el internacional”.
Si bien en proporciones generales los valores de acidez (PH), salinidad, nitratos y nitritos, así como de algunas bacterias, superaron lo recomendado entre 15% y el 35% de los casos; las concentraciones de sodio y arsénico resultaron ser muy elevadas con una presencia de 75% y 100% de los casos respectivamente.
Los datos arrojaron que en relación al arsénico la situación es preocupante y debe representar un factor de especial atención ya que este es un elemento común y abundante en los tambos considerados y que posee peligrosos efectos colaterales sobre las salud humana.
Consecuencias
Según el estudio, en nuestro país entre “1988 y 2000 el número de tambos se redujo en un 64% y entre el último año mencionado y 2005 en un 30% más”. Esta concentración, acompañada también por la concentración en el sector de la industrialización, trajo consigo el aumento de vacas por tambo y el incremento de la capacidad instalada, “generando un mayor volumen de residuos líquidos y sólidos, los cuales se hallan concentrados en superficies reducidas.”
Esta situación genera un importante peligro para la producción lechera de la zona y el país, ya que la falta de planificación en los procesos de saneamiento de los efluentes estaría determinando la contaminación de las fuentes, pudiendo provocarse un grave “espiral de creciente impacto ambiental de los recursos naturales”, lo cual afectaría en forma directa la producción de leche en calidad y cantidad.
Por esta razones, el estudio sugiere realizar extracciones de muestras en la fuentes de agua al menos una vez al mes. En caso de hallarse una alta contaminación se sugiere “cambiar la ubicación de la perforación de la cual proviene la fuente de agua”; y en los casos en que la contaminación este presente pero en una menor magnitud “se deberá proceder a potabilizar el agua utilizando dosificador de cloro adecuado”. En tiempos en que la competencia y los márgenes de rentabilidad ajustan duramente los números de los tamberos, el monitoreo del agua utilizada resulta imprescindible para el cuidado de los recursos que se poseen y mejorar la calidad y cantidad de la leche producida.
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Arsénico en el agua utilizada en los tambos de esta cuenca
Un estudio de técnicos del INTA de Villa María y de la ESIL determinó que en esta cuenca lechera, gran parte del agua utilizada por los tambos provenientes de pozos y perforaciones no se encuentra en buenas condiciones sanitarias, lo que hace necesario el continuo monitoreo de este recurso para evitar que el problema se agrave.
“El escaso control sobre el estado de los recursos hídricos del país especialmente del subsuelo no sólo representa un grave problema ambiental, sino que también se transforma en una variable de vital importancia productiva en la actividad tambera”, indicaron en el último boletín oficial de Caprolec, tras el análisis del estudio del que participaron técnicos de la escuela de lechería y del INTA.
“Un manejo adecuado de los efluentes generados en las instalaciones de ordeñe aparece como un tema pendiente en prácticamente la totalidad de los tambos argentinos. La diversidad de sistemas de tratamientos o en casos, su ausencia, genera un mal manejo de elevadas concentraciones de sustancias contaminantes, las cuales inevitablemente entran en contacto con el ambiente. Esto es especialmente importante si se tienen en cuenta que el uso de aguas contaminadas tienen consecuencias directas sobre el proceso de ordeñe, tanto en la cantidad de leche producida como así también en su calidad”, indicaron.
Durante el estudio, los técnicos analizaron el agua utilizada por veinte establecimientos lecheros de la cuenca de Villa María en distintas épocas del año, extrayendo muestras dos veces por año (invierno y verano) desde 2004 hasta el invierno 2007. Los resultados fueron concluyentes.
Como indica el informe, “en los tambos de la cuenca lechera de Villa María el agua utilizada en el proceso de ordeñe evidencia características físico-químicas y microbiológicas que no siempre se ajustan a los parámetros exigidos por la normativa vigente tanto en el ámbito nacional como en el internacional”.
Si bien en proporciones generales los valores de acidez (PH), salinidad, nitratos y nitritos, así como de algunas bacterias, superaron lo recomendado entre 15% y el 35% de los casos; las concentraciones de sodio y arsénico resultaron ser muy elevadas con una presencia de 75% y 100% de los casos respectivamente.
Los datos arrojaron que en relación al arsénico la situación es preocupante y debe representar un factor de especial atención ya que este es un elemento común y abundante en los tambos considerados y que posee peligrosos efectos colaterales sobre las salud humana.
Consecuencias
Según el estudio, en nuestro país entre “1988 y 2000 el número de tambos se redujo en un 64% y entre el último año mencionado y 2005 en un 30% más”. Esta concentración, acompañada también por la concentración en el sector de la industrialización, trajo consigo el aumento de vacas por tambo y el incremento de la capacidad instalada, “generando un mayor volumen de residuos líquidos y sólidos, los cuales se hallan concentrados en superficies reducidas.”
Esta situación genera un importante peligro para la producción lechera de la zona y el país, ya que la falta de planificación en los procesos de saneamiento de los efluentes estaría determinando la contaminación de las fuentes, pudiendo provocarse un grave “espiral de creciente impacto ambiental de los recursos naturales”, lo cual afectaría en forma directa la producción de leche en calidad y cantidad.
Por esta razones, el estudio sugiere realizar extracciones de muestras en la fuentes de agua al menos una vez al mes. En caso de hallarse una alta contaminación se sugiere “cambiar la ubicación de la perforación de la cual proviene la fuente de agua”; y en los casos en que la contaminación este presente pero en una menor magnitud “se deberá proceder a potabilizar el agua utilizando dosificador de cloro adecuado”. En tiempos en que la competencia y los márgenes de rentabilidad ajustan duramente los números de los tamberos, el monitoreo del agua utilizada resulta imprescindible para el cuidado de los recursos que se poseen y mejorar la calidad y cantidad de la leche producida.
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