6 feb 2020

Lo que falta en las Sierras Chicas para prevenir crecidas



La Voz del Interior (06/02/2020)
Sierras Chicas: qué se hizo y qué falta para prevenir crecidas graves

A cinco años de la tragedia del 15 de febrero de 2015, se avanzó en la integración de tareas de Defensa Civil y en el monitoreo de ríos. Admiten que hay acciones pendientes, como mapas de riesgo, más estudios de cuencas hídricas y la comunicación a la población.
Sierras Chicas no olvida esa fecha: 15 de febrero de 2015. La memoria colectiva retiene aquel aluvión trágico que se llevó vidas, viviendas, puentes e infraestructura en varias localidades, en la inundación más grave que vivió esta zona en su historia.
A días de cumplirse cinco años, la región avanzó en materia de prevención de crecidas de ríos y de arroyos. Con algunas obras y sistemas de alertas tempranas, municipios y Provincia sumaron acciones en esa línea. Pero aún falta.
Las áreas de Defensa Civil de los municipios y de la Provincia actúan de manera más coordinada y se realizan evaluaciones ante potenciales emergencias climáticas, sumando a bomberos, a la Policía y a cooperativas de servicios, entre otros actores.
Ayer, cayeron entre 70 y 120 milímetros en Sierras Chicas. Los ríos crecieron sin generar daños y varios vados fueron cerrados al tráfico, por prevención.
Días antes, se evaluó la situación en una reunión regional con el secretario de Gestión de Riesgo y Catástrofes de la Provincia, Claudio Vignetta. Cada localidad expuso su necesidad para prevenir eventuales emergencias.
Se planteó allí la necesidad de un criterio común en la legislación municipal de Códigos de Edificación: que se construyera sin control sobre sitios pegados a los cauces explica parte de la tragedia de 2015.
También se evalúa un proyecto de ordenanza común que sancione a infractores de medidas de seguridad que, por negligencia e impudencia, ocasionan daños y gastos al Estado.
Mientras, el miedo reaparece ante cada tormenta fuerte. Los vecinos más damnificados de aquel 15-F insisten en que no se sienten seguros y que no conocen planes de evacuación.

Las defensas civiles
Cristian Álvarez, vocero de Defensa Civil de Sierras Chicas, afirmó que “desde 2015 se vienen puliendo cosas, pero nos falta mucho”. Esas áreas municipales trabajan de manera coordinada en una decena de municipios, desde Saldán hasta La Granja.
“Nos ocupamos en tener un protocolo en común, que se plasme en ordenanzas de cada municipio, sobre cómo actuar ante crecidas, incendios, accidentes, y cómo distribuir los recursos humanos y materiales”, señaló. Álvarez apuntó que falta aún un buen estudio de cómo se comportan los ríos “para marcar un protocolo para que ante la señal de inundación la gente deba evacuar y sepa hacerlo”.
Sostuvo que “muchos vecinos creen que dependen de las sirenas pero en realidad estas son una parte del sistema de alerta temprana”.
Álvarez explicó que hoy, mediante un sistema en paralelo, ante contextos de riesgo está previsto que vehículos se instalen en los puntos más críticos y con el sistema de monitoreo del INA Cirsa (del Instituto Nacional del Agua), se sabe lo que llueve en cada área en tiempo real y se pueden estimar las crecidas inminentes. “En 2015 no lo teníamos”, compara.
También señaló que se mejoró pero “falta pulir” en comunicaciones entre las localidades. Según dijo, los municipios solicitarán a la Provincia más antenas, así como mayor coordinación con las empresas de telefonía celular.

Medidas de seguridad
Tras la última reunión conjunta, Daniel Salibi, intendente de Mendiolaza, quedó a cargo de la presentación de un proyecto de ordenanza que adoptaría cada localidad, para sancionar a infractores de las medidas de seguridad implementadas ante una situación de emergencia. “El Estado está para atender situaciones de emergencias pero no para hacerse cargo de todo ante cuestiones de gente imprudente”, anticipó.
El funcionario provincial Vignetta afirmó: “La evolución que venimos teniendo es importante. Sabemos que para quien se le inundó la casa no es suficiente, pero desde 2015 a esta parte avanzamos mucho”.
Puso el foco en los trabajos de limpieza de los ríos y el plan de ensanchamiento de los arroyos. “Y estamos ahora haciendo los mapas de gestión de riesgo para ver la vulnerabilidad de cada sector y para que los intendentes sepan dónde intervenir para hacer una obra, además de la capacitación y formación a los vecinos”, dijo.
Vignetta detalló que “en cuanto al monitoreo de lluvias y de crecidas tuvimos un avance con el INA, con un sistema que nos pone en alerta tres horas antes”.

Las escorrentías
Isabel Bornancini, coordinadora de la Secretaría de Gestión de Riesgo en Sierras Chicas, subrayó que empezaron a estudiar las escorrentías (corrientes de agua que rebalsan los cauces habituales), en función de que las inundaciones fueron ocasionadas por estas y no por la crecida de los ríos como tales.
“Con la superpoblación y los desmontes, en esta zona hay cada vez menos espacios de absorción del agua de lluvias. Entonces se hacen cada vez más caudalosas”, expresó la funcionaria.
Planteó que hay obras que tienen que hacer los municipios, quedando para la Provincia las de desagües grandes. “Se resolvería mucho con lagunas de retardo. Algunas están en los countries. Pero no tienen hecho un estudio real de cómo canalizar los desagües y debería ya ser una exigencia”, marcó Bornancini.
Vignetta anticipó que planteará a Recursos Hídricos de la Provincia la necesidad de retomar las obras de desagües y de las lagunas de retención, para minimizar riesgos ante grandes lluvias.
En los últimos cinco años, no se ha repetido ninguna situación grave por crecidas. Tampoco se combinaron las condiciones de aquel día del diluvio de 2015.

“No se va el miedo”, dicen los vecinos que se inundaron
“No nos sentimos seguros”, es la frase que se escucha aún entre los que más padecieron las inundaciones de hace cinco años.
Adrián Flores, de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Río Ceballos, afirmó: “No tenemos protocolo de evacuación. Los vecinos no saben qué hacer y a dónde dirigirse ante una inundación”.
Junto a vecinos de Villa Allende, Mendiolaza y Unquillo, pidieron que se mantenga el dique La Quebrada siempre al menos dos metros por debajo del nivel del vertedero. “Cuando está por llegar a ese nivel se abren las exclusas”, dijo, dando cuenta de que la Provincia cumple ese criterio.
A Alejandra Henot la inundación le llevó todo en barrio Loza. “No siento que haya más medidas preventivas. Si llega una crecida no tenemos adónde ir”, apuntó.
Mariela Jaime, de barrio San José, y Yanina Rodríguez, de Villa Aurora, de Unquillo, viven aún en las mismas viviendas donde se inundaron y esperan las nuevas, prometidas y demoradas: “Cuando llueve, tenemos los bolsos listos para salir corriendo”, contaron.
Julia Argüello, de la Asamblea del Monte de Unquillo, apuntó que “la gente escucha la alarma y se pregunta qué hacer. Falta capacitación”.
Lucy Posada, de la Coordinadora Ambiental y de Derechos Humanos de Sierras Chicas, admitió que hay vecinos que se siguen sintiendo inseguros. Pero valoró que “se reactivaron las defensas civiles, se capacitó a bomberos y se activó el cuerpo de brigadistas para incendios. Además, hay un colectivo ciudadano que está empoderado, y antes no”.

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