7 oct 2011
Bomberos: mucho más que apagadores de fuego
8:13 a.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
La Voz del Interior (07/10/2011)
Los bomberos, mucho más que apagadores de fuego
Los testimonios de un veterano y de un nuevo voluntario del cuartel de Jesús María muestran cómo viven los incendios desde adentro. Y cómo combinan esa actividad con el trabajo o el estudio.
Jesús María. A simple vista, Carlos Figueroa y Matías Flores no tienen nada en común. Uno tiene 46 años y es casado, el otro apenas 20, y es soltero. Figueroa se dedica a trabajos de jardinería; Flores estudia Abogacía y ayuda en el negocio de su familia.
Pero las diferencias se terminan cuando se colocan el traje anaranjado y el casco amarillo y salen a combatir incendios o emergencias.
Ambos son bomberos voluntarios del cuartel de Jesús María y recién hace una semana tuvieron un respiro, tras 20 días de trajín en los que les tocó combatir algunos de los incendios con miles de hectáreas quemadas en esta provincia durante septiembre.
La historia de ambos se repite por miles en cuarteles de todo el interior cordobés. Córdoba tiene más de 5.500 bomberos voluntarios activos.
Figueroa es uno de los más experimentados del cuartel: ingresó en 1981. Flores está entre los más nuevos: empezó en 2007.
Ya sin corridas, se muestran preocupados por lo que el fuego dejó. “Aparte de lo que se quemó, el problema vendrá si llueve mucho porque todas esas cenizas irán a los ríos, contaminándolos”, plantea Figueroa.
“Fueron días de duro trabajo. Fuimos de un lado a otro y a mil. Eran fuegos complicados”, acota Flores.
Riesgos. Quien desconoce el entrenamiento y capacitación que reciben los bomberos puede pensar que se trata de gente temeraria que pone en riesgo su vida todo el tiempo. Ellos no lo viven así. Lo dice Flores: “Sabemos que todo problema tiene solución, sabemos cómo vamos a trabajar, y siempre hemos podido apagarlo, aunque a veces no pueda ser rápido. La cosa es saber hasta dónde podemos llegar a controlar. Al hacer la evaluación, sabés si te va a llevar horas o días”.
Completa Figueroa: “Hoy, los aviones hidrantes ayudan mucho. En una de esas no lo podemos extinguir pero lo vamos conteniendo para que no avance tan rápido. También ayuda la tecnología con celulares, handies y los GPS”.
Para el más experimentado, combatir el fuego rural ya no es lo mismo que hace 20 años: “Siempre hubo incendios. Pero ahora hay más gente y equipos. Antes, como éramos menos trabajábamos más. Ahora, además, hay menos monte, más chacras y más máquinas con las que te podés ayudar cuando el fuego avanza. También tenemos motobombas manuales y mochilas que te ayudan mucho. Ha mejorado el modo de combatirlos, pero los incendios siguen”, apunta.
La familia. Figueroa admite que, ante cada salida, sus hijos le piden que se cuide. “Aunque siempre volvemos, no sabemos cómo. Cuidándose no debería tener problemas. Si te toca de noche se complica más. De día ves si hay espinas o donde pisás, de noche no”.
Ser bombero voluntario es una cosa complicada cuando se tiene que hacer coincidir ese servicio con el trabajo, el estudio y otras actividades. “Tuve que dejar la carrera este año porque me había dado la adrenalina de ser bombero, pero en diciembre voy a volver a rendir. Tengo que estudiar, venir al cuartel y ayudar en el negocio familiar”, resumió Flores.
En cada cuartel hay bomberos que tienen dificultades para dejar sus puestos de trabajo cuando la sirena llama. No todos los empleadores facilitan que tengan esa otra actividad, que los convoca sin pedir permiso.
Por los cuarteles
Cantidad. Más de 5.500 son los bomberos voluntarios activos, de los 160 cuarteles que hay en el interior de Córdoba.
Los últimos fuegos. En los 20 días de septiembre donde los incendios rurales no dieron descanso, participaron unos 4.400 bomberos, de todos los cuarteles. En general, se iban rotando cada día.
420 cobran. Siete bomberos por cada uno de los 60 cuarteles considerados en “zona de riesgo” cobran 1.750 pesos por mes, del Plan Provincial de Manejo del Fuego. Son 420 en total.
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Incendios rurales: no deja de haber varios focos por día
Entre tres y cinco focos de fuego por día se siguieron registrando en zonas rurales y serranas de Córdoba en los últimos 10 días.
La cantidad fue menor al promedio de 20 focos diarios (con jornadas de hasta 30) que se registraron en los primeros 20 días de septiembre, en los que se quemaron unas 44 mil hectáreas, sólo contando los casos más relevantes y en la zona serrana o adyacentes, según datos del Plan Provincial de Manejo del Fuego (PPMF).
Ayer no hubo incendios. El martes se registraron tres focos, contenidos tras varias horas de tareas, en Icho Cruz, La Paisanita y en cercanías de Berrotarán. Este último fue el mayor, afectando unas 130 hectáreas de rastrojos (restos de cultivos) pero también de montes.
Se aguarda que desde hoy haya precipitaciones que empiecen a aliviar el cuadro de alto riesgo que se mantiene. Según se señala, harán falta varias lluvias para aportar una humedad suficiente que aleje los riesgos.
El PPMF estima que se han quemado más de 50 mil hectáreas, si se suma el acumulado de todo este año.
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Los bomberos, mucho más que apagadores de fuego
Los testimonios de un veterano y de un nuevo voluntario del cuartel de Jesús María muestran cómo viven los incendios desde adentro. Y cómo combinan esa actividad con el trabajo o el estudio.
Jesús María. A simple vista, Carlos Figueroa y Matías Flores no tienen nada en común. Uno tiene 46 años y es casado, el otro apenas 20, y es soltero. Figueroa se dedica a trabajos de jardinería; Flores estudia Abogacía y ayuda en el negocio de su familia.
Pero las diferencias se terminan cuando se colocan el traje anaranjado y el casco amarillo y salen a combatir incendios o emergencias.
Ambos son bomberos voluntarios del cuartel de Jesús María y recién hace una semana tuvieron un respiro, tras 20 días de trajín en los que les tocó combatir algunos de los incendios con miles de hectáreas quemadas en esta provincia durante septiembre.
La historia de ambos se repite por miles en cuarteles de todo el interior cordobés. Córdoba tiene más de 5.500 bomberos voluntarios activos.
Figueroa es uno de los más experimentados del cuartel: ingresó en 1981. Flores está entre los más nuevos: empezó en 2007.
Ya sin corridas, se muestran preocupados por lo que el fuego dejó. “Aparte de lo que se quemó, el problema vendrá si llueve mucho porque todas esas cenizas irán a los ríos, contaminándolos”, plantea Figueroa.
“Fueron días de duro trabajo. Fuimos de un lado a otro y a mil. Eran fuegos complicados”, acota Flores.
Riesgos. Quien desconoce el entrenamiento y capacitación que reciben los bomberos puede pensar que se trata de gente temeraria que pone en riesgo su vida todo el tiempo. Ellos no lo viven así. Lo dice Flores: “Sabemos que todo problema tiene solución, sabemos cómo vamos a trabajar, y siempre hemos podido apagarlo, aunque a veces no pueda ser rápido. La cosa es saber hasta dónde podemos llegar a controlar. Al hacer la evaluación, sabés si te va a llevar horas o días”.
Completa Figueroa: “Hoy, los aviones hidrantes ayudan mucho. En una de esas no lo podemos extinguir pero lo vamos conteniendo para que no avance tan rápido. También ayuda la tecnología con celulares, handies y los GPS”.
Para el más experimentado, combatir el fuego rural ya no es lo mismo que hace 20 años: “Siempre hubo incendios. Pero ahora hay más gente y equipos. Antes, como éramos menos trabajábamos más. Ahora, además, hay menos monte, más chacras y más máquinas con las que te podés ayudar cuando el fuego avanza. También tenemos motobombas manuales y mochilas que te ayudan mucho. Ha mejorado el modo de combatirlos, pero los incendios siguen”, apunta.
La familia. Figueroa admite que, ante cada salida, sus hijos le piden que se cuide. “Aunque siempre volvemos, no sabemos cómo. Cuidándose no debería tener problemas. Si te toca de noche se complica más. De día ves si hay espinas o donde pisás, de noche no”.
Ser bombero voluntario es una cosa complicada cuando se tiene que hacer coincidir ese servicio con el trabajo, el estudio y otras actividades. “Tuve que dejar la carrera este año porque me había dado la adrenalina de ser bombero, pero en diciembre voy a volver a rendir. Tengo que estudiar, venir al cuartel y ayudar en el negocio familiar”, resumió Flores.
En cada cuartel hay bomberos que tienen dificultades para dejar sus puestos de trabajo cuando la sirena llama. No todos los empleadores facilitan que tengan esa otra actividad, que los convoca sin pedir permiso.
Por los cuarteles
Cantidad. Más de 5.500 son los bomberos voluntarios activos, de los 160 cuarteles que hay en el interior de Córdoba.
Los últimos fuegos. En los 20 días de septiembre donde los incendios rurales no dieron descanso, participaron unos 4.400 bomberos, de todos los cuarteles. En general, se iban rotando cada día.
420 cobran. Siete bomberos por cada uno de los 60 cuarteles considerados en “zona de riesgo” cobran 1.750 pesos por mes, del Plan Provincial de Manejo del Fuego. Son 420 en total.
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Incendios rurales: no deja de haber varios focos por día
Entre tres y cinco focos de fuego por día se siguieron registrando en zonas rurales y serranas de Córdoba en los últimos 10 días.
La cantidad fue menor al promedio de 20 focos diarios (con jornadas de hasta 30) que se registraron en los primeros 20 días de septiembre, en los que se quemaron unas 44 mil hectáreas, sólo contando los casos más relevantes y en la zona serrana o adyacentes, según datos del Plan Provincial de Manejo del Fuego (PPMF).
Ayer no hubo incendios. El martes se registraron tres focos, contenidos tras varias horas de tareas, en Icho Cruz, La Paisanita y en cercanías de Berrotarán. Este último fue el mayor, afectando unas 130 hectáreas de rastrojos (restos de cultivos) pero también de montes.
Se aguarda que desde hoy haya precipitaciones que empiecen a aliviar el cuadro de alto riesgo que se mantiene. Según se señala, harán falta varias lluvias para aportar una humedad suficiente que aleje los riesgos.
El PPMF estima que se han quemado más de 50 mil hectáreas, si se suma el acumulado de todo este año.
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