7 feb 2010

Gracias Epec ....

La Voz del Interior (07/02/2010)
Gracias Epec

Por Edgardo Litvinoff

Gracias por volver a enseñarnos a escribir con papel y lápiz cuando nos quedamos sin PC.
Por hacernos retornar al placer de comer a la luz de la vela.
Por volver a calentar la leche en la hornalla y la comida en el horno –como lo hacía nuestra madre– aunque hagan 40 grados de temperatura.
Por fomentar la relación padre-hijo cuando éste último se queda sin tele.
Por fomentar la relación padre-hijo a la medianoche, cuando éste no puede dormir por el calor y la falta de ventilador.
Por inspirar el ocio de los empleados a los que se les apagan las máquinas en el trabajo.
Por impulsar la prosperidad de los vendedores de grupos electrógenos.
Por impulsar la prosperidad de los fabricantes de grupos electrógenos.
Por impulsar los precios de los grupos electrógenos, ganancia que seguramente se derramará en el sueldo de los trabajadores de esas fábricas.
Por permitirnos el placer del contacto social durante las de colas para hacer reclamos o denunciar aparatos quemados.
Por inspirar la participación en redes sociales como Facebook, donde decenas de miles de cordobeses se acuerdan de nuestra querida empresa madre.
Por dejarnos sin ver el partido de fútbol en la mitad, para enseñarnos que ese deporte violento anquilosa la mente y narcotiza a las masas ingenuas.
Por hacernos ejercitar la ductilidad al volante al esquivar los autos que pasan con el semáforo apagado (gracias Muni, también).
Por fomentar el saludable ejercicio físico de subir ocho pisos por las escaleras.
Por prepararnos mejor que ninguna otra provincia para el día en que un meteorito, una tormenta geomagnética o un terremoto de escala 7 nos deje sin energía durante semanas o meses.
Por aplicar conceptos de la física moderna para enseñarnos que se puede comunicar una cosa aunque en la realidad pase otra.
Por mostrarnos toda la maldad de Transener, sobre quien seguramente canalizaremos nuestra bronca sin que un ápice de ella salpique a la sacrificada Epec.
Por revelarnos el exceso de responsabilidad de nuestra empresa provincial, que no tuvo nada –absolutamente nada– que ver con los cortes de energía.
Por contribuir a sacarnos de encima esa culpa judeo-cristiana que nos martirizaba, y enseñarnos que los culpables son los demás.
Y gracias Transener. Por enseñarnos lo mismo que Epec, con otros nombres y culpas.

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