26 dic 2021

Cecilia Estrabou es la Personalidad Cordobesa 2021

 


La Voz del Interior (26/12/2021)
Cecilia Estrabou, defensora del bosque y de los árboles de la ciudad, es la Personalidad Cordobesa 2021

Es la bióloga que dirige el Centro de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la UNC. Fue la más votada por el público y por el jurado. Busca crear conciencia ambiental en todos los niveles de la sociedad.
“Imaginate que sos un pájaro que está al norte de la ciudad de Córdoba y decís: ‘bueno, estoy en este camino, voy a seguir al sur’. Y vas a pasar por un espacio, una mancha gris de cemento de 24 kilómetros. Sin agua, sin espacio para asentarte, sin semillas, sin nada que te sirva de refugio o de protección, nada. Es espantoso. Pero esa es la imagen que a mí me da la ciudad de Córdoba”.
La frase de Cecilia Estrabou no es complaciente y mucho menos simple de digerir. Como tampoco lo es el calor que Córdoba vive en estos días y que, si hubiera más árboles o más verde en la ciudad, quizá sería más soportable.
Los problemas ambientales de Córdoba no se agotan en el fuego que asola cada año pero sí tienen un salvavidas común y escaso: los bosques nativos. La Personalidad Cordobesa 2021 es la directora del Centro de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la Universidad Nacional de Córdoba (Cernar-UNC). En los últimos meses fue reconocida como reforestadora en el predio de Bosque Alegre, pero su interés por el ambiente de Córdoba tiene larga data.
Se consagró ganadora del certamen que hace 20 años organiza La Voz tras ser elegida por el público, primero, y luego por el jurado integrado por todas las figuras ganadoras de las ediciones anteriores.
“Siempre me preocupó la contaminación del aire, del agua, del suelo. Es un tema muy importante a nivel de ambiente porque son espacios comunes y sufren la tragedia de los bienes comunes. Es decir, nadie se preocupa por ellos porque nadie les asigna un valor de calidad. Por lo menos acá”, sintetiza.
Su más reciente objeto de estudio, los líquenes, son un termómetro de la calidad de aire. “Empecé a preocuparme por el lugar donde vivo y estoy en un muy mal lugar”, dice, y ríe.

–¿Dónde?
–Acá, en la ciudad de Córdoba.
Sin amargura pero con crudeza, Cecilia señala que la destrucción de los árboles año a año en la ciudad es muy llamativa. “No sólo por la poda. Se podan al estilo de Italia, en donde les dejan apenas el tronco, pero además porque los sacan porque tiran semillas, porque ensucian, por cualquier cosa. Y eso es una falta de regulación muy importante, cuando podríamos tener en un lugar –que hoy, en verano llegamos a 50 grados fácilmente–, con cuatro a siete grados menos”.

–Quienes se fueron a vivir en la periferia de Córdoba siempre hablan de esas diferencias de la temperatura…
–Claro. Es que tomamos este tipo de cosas como naturales. Vivimos una situación geográfica particular, como en un pozo que hace más caliente naturalmente a la ciudad. Pero si la”arboláramos”, la diferencia no sería tan notable. Es como el cambio climático, no tenemos que naturalizar que eso es lo que está pasando, y ‘qué se le va a hacer´. No. ¿Qué vas a hacer? Hay que hacer, justamente. No sé si es reversible, pero es mejorable.
Estrabou coordina la plazoleta Ramona Bustamante en la Ciudad Universitaria. Un oasis de bosque nativo metido en la ciudad.

–¿Tuviste algún lugar así en tu vida, tipo refugio o rincón verde al que ir?
–En realidad, más que un lugar al cual volver es la idea del recuerdo del bosque como tal. En Córdoba nos queda alrededor de un 3% de bosque: teníamos varios tipos y ahora está quedando prácticamente uno, que está al norte, porque el resto ha desaparecido prácticamente entero.
El drama de esto es que las generaciones jóvenes nacen sin tener conciencia de lo que es un bosque. Por lo tanto no lo añoran, no saben lo que es oler los olores del bosque, el crujido al caminar, la protección del sol y la frescura que da. Hay como una pérdida de memoria, parte de la identidad.
“Lugares como la plazoleta Ramona Bustamante y sus alrededores son una muestra para que los jóvenes que van a la universidad –que son muchos– tengan contacto con esa situación de bosque y conozcan, sepan, incorporen en su memoria y en su mirada diaria que eso es fundamental, y que es algo que tenemos que reproducir en el mundo”, enfatiza.

–Pensando en el movimiento que encabeza Greta Thunberg, pareciera haber mayor conciencia en las nuevas generaciones sobre el ambiente. ¿Cómo ves eso en Córdoba?
–Sí, a nivel mundial y en Córdoba hay ONG y grupos preocupados que trabajan a favor del ambiente en general. A lo mejor con distintas ideas, pero lo que importa es que intentan preservar el ambiente y sobretodo los bosques. Nadie puede pensar en buena calidad en el ambiente si no sostenemos los bosques porque nos proveen todos los servicios ecosistémicos o contribuciones de la naturaleza. Son fundamentales para la vida. Hay una tendencia a preservar eso. Pero, por supuesto, corremos por detrás: la destrucción y la falta de cuidados que hay en el ambiente es mucho más rápida; los intereses que hay creados son muchos más fuertes y van mucho más rápido que estas olas de cuidado y mejora que proponen tanto ONG como distintos grupos. Hay un desfasaje, entre la destrucción que se crea muy rápido y la construcción que es más lenta. Pero va ocurriendo y es de esperar que en algún momento crezca más rápido.
Reforestar es recuperar el verde: un árbol a la vez
Cecilia fue clave en la acción de reforestación promovida por el Observatorio Astronómico de Córdoba en Bosque Alegre, donde durante 2020 los incendios llegaron hasta el predio y arrasaron la zona. El 30 de octubre pasado, voluntarios plantaron 150 especies autóctonas como una forma de “ayudar” a la resiliente naturaleza a recuperar lo perdido.
“Así sea la plantación de un arbolito en la puerta de tu casa, siempre es importante. Ese árbol es una nueva vida que nos protege y nos cuida. Esa vida nos cuida a nosotros, no nosotros a ella. Por supuesto que una plantación como la del Observatorio tiene un valor simbólico más grande porque es un ejemplo que invita a hacer lo mismo en otros lugares. Pero no necesariamente tiene que ser algo masivo (las zonas quemadas también requieren cuidado y no tantas personas caminando encima), pero está bueno que se replique en muchas situaciones diferentes”.

–Como Personalidad Cordobesa 2021, ¿qué te gustaría impulsar desde tu rol?.
–Hace muchísimos años que trabajo en talleres en toda la provincia, en escuelas, municipios, en campañas de plantación tratando de que la gente incorpore esta idea de un verde que le hace bien. Pensar que el árbol no sólo es un amigo, si no una entidad que nos provee aire, buena temperatura, tranquilidad, tantas cosas que son indispensables para nuestra vida. El trabajo es multiplicar la idea del cuidado del verde: en lo urbano, en nuestros bosques, en las cabeceras de cuenca, para conservar las propiedades de nuestros ríos y que no tengamos sequías importantes o inundaciones. El verde regula todo eso.


Cecilia Estrabou: En Córdoba hay un desprecio por el verde

La bióloga, elegida Personalidad Cordobesa 2021, es crítica con la conciencia que la sociedad tiene de los espacios verdes en la capital cordobesa, así como del diseño de la misma.
La flamante Personalidad Cordobesa 2021 es la directora del Centro de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la Universidad Nacional de Córdoba (Cernar-UNC). En los últimos meses fue reconocida como reforestadora en el predio de Bosque Alegre, pero su interés por el ambiente de Córdoba tiene larga data.

–En cuestiones de forestación urbana, ¿cómo ves a la ciudad de Córdoba en comparación con otras ciudades de Argentina?
–La ciudad de Córdoba debiera estar con vegetación nativa y mucha. Tendríamos que tener algarrobos, espinillos y un montón de especies que podrían estar creciendo sin necesidad de mucha ayuda, ni de agua, en plazas, en los espacios verdes, en los bordes de las carreteras, en todos lados. Y parece que hay una falta de cuidado, no voy a decir educación porque el sistema educativo sí enseña a los niños a cuidar el verde y los árboles. Pero hay una falta de educación en el nivel social. Nadie le dice a un vecino ´Che, no tenés un árbol en la puerta de tu casa´. ¿Y por qué no? Primero, hay una ordenanza que obliga a tenerlo y nadie la cumple. Segundo, no hay cariño, no hay un entendimiento de por qué eso es importante: que me está incorporando oxígeno, me está mejorando en muchos grados la temperatura, etcétera. Así sí le daría el valor que ese árbol tiene enfrente de mi casa.

–¿Qué otras ciudades del mundo, del tamaño de Córdoba, lo están haciendo bien y puedan ser ejemplo?
–Hay muchos modelos de ciudades en donde se ha pensado en el verde y han construido, por ejemplo, muchas plazas pequeñas o grandes, o anillos verdes que rodean a la ciudad. Estoy pensando en Moscú, Berlín, Curitiba, lugares donde el verde ha sido diseñado en la ciudad. La misma Buenos Aires tiene un diseño de plazas y es muchísimo más verde que la nuestra. Nosotros no sólo no tenemos un diseño del verde, si no que si mirás Córdoba en Google Earth, por ejemplo, ves una mancha gris.
“El verde tiene también una cuestión psicológica que nos calma, da tranquilidad, nos produce una sensación de paz y eso Córdoba no lo provee. Es muy importante la presencia de verde en todos los sentidos que un ser humano puede considerar. Y nosotros no lo tenemos. Sí se planean circunvalaciones, carreteras y cosas maravillosas -entre comillas-, pero nadie está hablando de un espacio verde, nadie está pensando en renovar, ni siquiera el Parque Sarmiento, que tiene árboles del año del arquitecto Tais que lo construyó, o árboles añejos que ya no hacen fotosíntesis prácticamente. Hay un desprecio realmente por el verde.
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