21 ene 2011

Menos contaminación en Bajo Grande

La Voz del Interior (21/01/2011)
Menos contaminación en Bajo Grande



Por primera vez en décadas, los contenidos de las descargas al Suquía están por debajo de los límites admitidos.
Por primera vez en décadas, los efluentes que descarga la planta de tratamiento de líquidos cloacales de Bajo Grande al río Suquía se encuentran por debajo de los límites admitidos por la ley. No obstante, los empleados advierten que si no se entregan los insumos suficientes para mantener ese funcionamiento, volverán a registrarse niveles altos de contaminación.
La planta de Bajo Grande se encuentra a la altura de Chacra de la Merced, en el este de la ciudad de Córdoba. Allí se tratan los líquidos cloacales de gran parte de la Capital, que luego son arrojados al río Suquía.
Durante años, la planta trabajó superada en su capacidad de tratamiento. Eso provocaba que los efluentes tuvieran alto contenido de bacterias coliformes totales y fecales, muy por encima de los niveles admitidos por el decreto provincial 415/99, que establece el contenido de los efluentes.
La planta poseía una capacidad de tratamiento de cinco mil metros cúbicos por hora, pero recibía ocho mil. Lo que no podía ser tratado era arrojado directamente al Suquía, convirtiéndolo en una enorme cloaca a cielo abierto y con enormes riesgos ambientales y sanitarios para la población ubicada aguas abajo de las instalaciones.
Eso obligó a la puesta en marcha de una obra de ampliación que comenzó en 2006 y debería haber estado finalizada en enero de 2009. Hoy, según los empleados, todavía no se terminó, sino que está en un 92 por ciento. No obstante, ya se elevó a 10 mil metros cúbicos por hora la capacidad de tratamiento, y se reciben picos de 9.500 metros cúbicos.
Ahora, los análisis sobre el contenido de bacterias arrojan resultados alentadores: en el canal de salida se encontraron 460 coliformes totales por 100 mililitros, y lo admitido es cinco mil; y 21 coliformes fecales por 100 mililitros, cuando lo permitido es mil.
Esas cifras distan de los picos que se registraron en la planta. Por ejemplo, en enero de 2008 se encontraron hasta 16 millones de coliformes fecales por 100 mililitros. Esa situación derivó en causas judiciales que terminaron con una orden de la Justicia de sanear el río.
Omar Grenat, subsecretario de Infraestructura de la Municipalidad, informó que la obra terminó costando 100 millones de pesos, cuando el presupuesto original era de 60 millones. Los fondos los aporta el Estado nacional. El funcionario también adelantó que están avanzadas las gestiones ante la Nación para una nueva etapa de la planta que agregará cinco mil metros cúbicos más de tratamiento, lo que permitirá extender las redes al norte de la ciudad.
Advertencia. “Nos pusimos a trabajar y demostramos que se puede bajar la contaminación”, afirmó Ángel Agüero, delegado del Sindicato de Empleados Municipales (Suoem) en Bajo Grande. No obstante, el hombre advirtió que si el municipio no invierte en insumos, se puede volver a contaminar. Además, alertó que la planta se encuentra al límite de su capacidad de tratamiento, por lo que para nuevas conexiones se debe seguir ampliando.
Horacio Brizuela, jefe de mantenimiento, detalló que la obra está en un 92 por ciento, al tiempo que elevó sus quejas: “Lo que se entregó como terminado, lo tuvimos que ir modificando sobre la marcha”.
La mejora en el funcionamiento es apreciable. La Voz del Interior recorrió Bajo Grande, después de dos años y medio (la última visita había sido en octubre de 2008), y pudo comprobar las mejoras. Si se toma como factor el olor que había, disminuyó significativamente.
También la calidad del líquido que se arroja al Suquía. De arrojarse casi crudos en 2008, ahora salen tratados y con un notable incremento en su calidad, más transparentes y prácticamente inodoros.
Agüero aseguró que hace seis meses que ningún funcionario municipal pisa Bajo Grande, y que fueron ellos mismos los que pusieron en marcha y lograron bajar los índices de contaminación. “No debe haber ninguna planta en el país que tenga estos niveles en los efluentes”, ponderó Oscar Chimellato, jefe de guardia. También recordó que no se obtienen esos valores desde principios de la década de 1980, cuando se trataban apenas tres mil metros cúbicos por hora.

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Piden insumos para sostener el funcionamiento

Los empleados de Bajo Grande piden al Ejecutivo que envíe insumos suficientes para mantener la planta en funcionamiento.
Los empleados de Bajo Grande piden al Ejecutivo que envíe insumos suficientes para mantener la planta en funcionamiento.
El delegado del Suoem, Ángel Agüero, aseguró que si el municipio no manda los fondos para comprar los insumos, “vuelve todo a cero”. “Por la sobretasa de cloacas entran a la Municipalidad unos 20 millones de pesos, pero no llega nada a la planta. Con el cinco por ciento alcanza y sobra para mantenerla en buen funcionamiento. Hay cosas que no pueden esperar”, agregó el delegado.
El jefe de mantenimiento, Horacio Brizuela, ejemplificó: “Si se rompe un rodamiento, hay que esperar hasta seis meses para que lo compren, cuando se necesita al instante. La planta no se puede parar porque se destruye el proceso y toma meses ponerlo a punto”.
El jefe de la planta, Clemente Cáceres, también enumeró la falta de materiales de trabajo, como cloro, guantes, detergentes y herramientas. En el recorrido que realizó este diario, se pudo ver a empleados trabajando en fosas sépticas en contacto con materia fecal sólo protegidos por guantes no impermeables.
Por otra parte, reclamaron que se desmalecen las instalaciones. Los yuyos están muy altos y ya hubo accidentes.
Otro de los empleados, Gustavo Alvese, también apuntó hacia la falta de control del municipio sobre las descargas industriales en la red cloacal. “Si ingresan hidrocarburos o aceites, afecta la parte mecánica y biológica del proceso porque esta planta es de líquidos domiciliarios”, afirmó, al tiempo que remarcó que desde 1987 no se controla a las industrias.
Los empleados insistieron en apuntar contra el Ejecutivo por la falta de elementos de mantenimiento, en especial contra Daniel Rey, secretario de Desarrollo Urbano.

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El saneamiento, una materia pendiente

Jamás se debió haber permitido que la cantidad de líquidos que llegaban a la planta de Bajo Grande no fueran tratados en forma adecuada. Diego Marconetti
Que la planta de Bajo Grande funcione de manera correcta es una buena noticia que no debería serlo: jamás se debió haber permitido que la cantidad de líquidos que llegaban no fueran tratados en forma adecuada.
El resultado de esa desidia se puede apreciar en el río Suquía que, durante años, recibió millones de litros de efluentes cargados de materia fecal y sin un mínimo tratamiento.
Pero el problema no es exclusivo de Bajo Grande. Estudios realizados en el marco del Proyecto Picto –llevado adelante por investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba– detectaron contaminación fecal en todo el curso de agua, en su paso por la Capital provincial.
Las muestras fueron tomadas en cuatro puntos: el puente Gavier, a la altura del estadio Mario Kempes; en la desembocadura del arroyo La Cañada; en Circunvalación y en Corazón de María.
Materia fecal. En todos esos lugares se hallaron altísimos contenidos de bacterias coliformes fecales, no sólo en el agua sino también en las costas del río Suquía.
Esa situación torna imprescindible un plan de acción para sanear el río. Más aún si justamente se quiere apuntalar sus costas como el destino de desarrollos inmobiliarios. Con la situación actual, sólo se lograría poner en riesgo sanitario a miles de personas, muchas más de las que hoy se bañan en esas aguas contaminadas.
Ese saneamiento debe estar acompañado por un incremento en la calidad y en la cantidad de los controles, para terminar con los volcamientos clandestinos y sancionar a los responsables.

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