27 ago 2008

Proyecto para monitorear el agua del río en Río III

La Voz del Interior (25/08/2008)
Elaboran proyecto para monitorear el agua del río



Río Tercero. Un mayor control, y en forma permanente, pretende generar la Dirección de Gestión Ambiental del municipio local sobre las aguas del río Ctalamochita, que atraviesa esta ciudad. Fundamentalmente, la idea es generar un sistema tecnológico que permita monitorear el estado del agua del cauce de manera constante y no ocasional como en la actualidad. Para eso, se requiere de un equipamiento que el municipio hoy no tiene.
Una vez que arribe la aparatología adquirida recientemente por la Municipalidad, con un subsidio de 1.350.000 pesos aportados por la Secretaría de Ambiente de la Nación, se podrá montar un sistema de monitoreo del aire, que detectaría al instante, mediante sensores y cámaras durante las 24 horas, la existencia de algún escape gaseoso en el polo industrial químico local. A ese esquema se suma el existente de cuatro estaciones fijas que monitorean el aire en varios puntos de la ciudad y una nueva estación móvil que ahora se incorporará para constatar y medir escapes químicos dirigiéndose al lugar en el que ocurran.
Ese mayor monitoreo del aire que se prevé, no alcanzará al control sobre las aguas del río, que reciben los efluentes que tras sus procesos industriales en forma constante arrojan –tras su tratamiento–las empresas químicas.
Lo que hay. De las dos estaciones fijas de control de las aguas del río montadas hace 10 años por el municipio, no funciona ninguna. Una se le llevó una correntada al poco tiempo de ser instalada y no fue repuesta y la otra (ubicada a la altura del balneario) está fuera de servicio desde hace varios años tras sucesivas roturas y actos vandálicos que sufrió.
Sobre el río, el área ambiental municipal realiza de todos modos algunos controles periódicos, aunque no un monitoreo constante.
Carlos Siccardi, director de Gestión Ambiental, señaló a este diario que “una o dos veces por semana, en días y horas arbitrarios para que sean sorpresivos, se hacen mediciones en el río, en la zona de los efluentes industriales y en otros sectores, como el balneario”.
En general, los valores dan como resultado que el agua del río no registra contaminación por encima de los valores permitidos. Se controla oxígeno disuelto, conductividad y PH (acidez y alcalinidad), parámetros que permiten inferir si el agua presenta alteraciones anormales.

Valores registrados
Las mediciones de los últimos meses dan valores normales, Los últimos valores alterados se registraron en enero pasado, cuando se detectó un alto PH en el agua. Coincidió, en esos días, que el río tenía un muy bajo caudal, lo que hacía que el impacto de los efluentes industriales descargados fuera proporcionalmente mayor. Pero además, en los efluentes de dos de las industrias, se detectaron esa vez valores superiores a los permitidos. Esa situación no se habría repetido, o al menos constatado. desde enero a hoy.
Con el nuevo paquete de equipamiento que está a punto de recibir el municipio, se sumará ahora también una estación fija para control de aguas, con una tecnología muy superior a la que tiene ahora, lo que permitirá mediciones más amplias y precisas. Sin embargo, no será para monitoreo constante sino para usar cuando se concurra al río.
A esa tarea municipal se suma la que, mucho más ocasionalmente, realiza la repartición provincial que tiene a su cargo el control de ríos y lagos (la Subsecretaría de Recursos Hídricos, ex Dipas). La última vez que esa repartición envió inspectores a Río Tercero a hacer mediciones del río fue en enero pasado, cuando llegaron técnicos del instituto Ceprocor, que depende de la Universidad Nacional de Córdoba, que constataron aquellas alteraciones que el municipio había detectado ese mes.

Un anteproyecto
En este marco, el área a cargo de Siccardi tiene en elaboración un anteproyecto, junto a técnicos de la Universidad Nacional de Villa María, de un sistema de monitoreo permanente del agua del río. La idea es elevarlo a la Nación para gestionar subsidios que permitan su instalación.
El esquema implicaría ubicar módulos fijos con sensores en varias áreas del río (antes del polo industrial, en la zona de sus efluentes, en el balneario y tras los desagües de otras fuentes de impacto de otras empresas y de los piletones de cloacas de la ciudad. De ese modo, se podría tener un detalle al instante de lo que sucede en el agua, monitoreado y registrado, como se haría en el corto plazo con el aire. Pero para dar ese paso, difícilmente el municipio destine fondos de su presupuesto con este fin, al menos en el corto plazo, y deberá esperar que, con un proyecto en mano, alguna repartición nacional facilite el aporte.
Una fuente de financiamiento alternativo podría ser la “tasa ambiental” que el municipio debería crear, según ordena la Carta orgánica local, sobre las empresas con riesgo de impacto en el ambiente, aunque ese tributo que aún no está en discusión en el Concejo Deliberante tendría por finalidad el mantenimiento más que la adquisición de los sistemas de control.

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