28 abr 2018

No se le presta atención a la contaminación sonora



La Voz del Interior (28/04/2018)
Las obras en la calle, el ruido más molesto

En Argentina, la salud auditiva es subestimada. Sólo nos acordamos de la importancia de protegerla cuando comenzamos a perderla. Sin embargo, tenemos cada vez mayor conciencia de que vivimos en un entorno ruidoso.
Una encuesta que realizó la multinacional de centros auditivos Gaes arrojó que el 86 por ciento de los cordobeses considera que se presta poca atención al cuidado de los oídos. En tanto, el 76 por ciento sabe que la pérdida de audición causa depresión y pérdida de autoestima.
En una comparación con las provincias de Santa Fe y Buenos Aires, Córdoba mostró la menor capacidad de aislarse de los sonidos y tolerarlos en caso de que le molesten: apenas un 9 por ciento de la población dice lograrlo, contra el 18 por ciento de Buenos Aires y el 13 por ciento de Santa Fe.
El sonido que los cordobeses consideran más enervante es el procedente de las obras en las vías públicas (69 por ciento lo afirmó así), le sigue el del tránsito, en segundo lugar, y el de las obras de propiedades vecinas, en tercera instancia. Curiosamente, esa tendencia es diferente a la que se presentó a nivel nacional, donde el podio es ocupado por los sonidos del tránsito, situación que también muestra Buenos Aires.
La encuesta se realizó el año pasado, cuando en la capital cordobesa parecieron concentrarse múltiples refacciones en la calle, hasta el punto que muchos de sus habitantes manifestaron complicaciones para circular en vehículo.
Seis de cada 10 argentinos consideran que su pueblo o ciudad es muy ruidoso. En Córdoba y Buenos Aires, esta proporción asciende al 95 por ciento. La población de la provincia mediterránea también es la que más cree que hay un importante incumplimiento de la norma que regula el volumen máximo que deben tener los sonidos. El 81 por ciento de los encuestados manifestó que hay poca presión para que se cumpla, contra el 71 por ciento que opina igual en Buenos Aires.
Gaes marca que, curiosamente, en Córdoba es donde se usan menos protectores auditivos: apenas un seis por ciento los utiliza, contra el 10 por ciento en Buenos Aires y en Santa Fe.
A la hora de tomar decisiones que reduzcan la posibilidad de verse afectado por los sonidos ambientales, los cordobeses son poco activos. Apenas el 33 por ciento dice que tiene en cuenta “muchísimo” el entorno ruidoso a la hora de elegir vivienda, al tiempo que el 15 por ciento afirma que “apenas” lo tiene en cuenta.
Sin embargo, sí se toman decisiones coyunturales relacionadas con este factor: el 73 por ciento dice que puede dejar de ingresar a un local si tiene la música fuerte.
Con respecto a los hábitos individuales, el 27 por ciento admitió que escuchaba la música fuerte.
La encuesta realizada por Gaes incluyó a 1.266 individuos en todo el país. Hubo muestras representativas de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Buenos Aires, Rosario, Santa Fe y Córdoba.

¿Qué es lo primero que escuchamos en el día?
El primer sonido que escuchan los argentinos al salir del sueño es el del despertador. En el promedio nacional, el segundo es la voz de un familiar, pero eso no sucede en Córdoba: aquí el segundo sonido con el que nos despertamos es la radio.
Eso sí: a la hora de relajarnos, nos parecemos todos: el sonido que más sedante nos resulta es el del mar.

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Más Información:

- Bajan el volumen en locales nocturnos. “En el interior de cualquier espacio abierto o cerrado destinado a reuniones, espectáculos, audiciones musicales, confiterías bailables o similares, los picos sonoros instantáneos no podrán superar los 85 decibeles en ningún punto del local destinado a la presencia de público”, dice el texto firmado por Balian y Carranza.

- Desde 85 decibeles hay riesgos de audición. Mónica Matti, fonoaudióloga y asesora de Gaes Centros Auditivos, recuerda que estar expuestos durante ocho horas a un sonido que está a 85 decibeles puede provocarnos hipoacusia inducida por el ruido, entre otras consecuencias para la salud auditiva. Y en materia de ruidos, el impacto es exponencial: por caso, si el volumen sube a 88 decibeles, apenas cuatro horas de exposición sirven para generar trauma acústico.
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