15 sept 2011
Proponen sumar dos cuadras de peatonal
9:08 a.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
La Voz del Interior (15/09/2011)
Proponen sumar dos cuadras de peatonal
Son 100 metros de Duarte Quirós y otros 100 metros de Obispo Trejo. Podrían ser peatonal plena o de acceso restringido al tránsito.
La Universidad Nacional de Córdoba impulsa la peatonalización –o al menos de circulación restringida– de dos cuadras del microcentro de la ciudad de Córdoba: se trata de los 100 metros de Duarte Quirós, entre Vélez Sársfield y Obispo Trejo y de los 100 metros de Obispo Trejo, entre San Juan y Duarte Quirós.
La idea contaría esta vez con el apoyo de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos (CNMM). Esta Comisión es la misma que le objetó seriamente los trabajos de la UNC en la esquina de esas dos calles, donde la casa de estudios proyecta crear un Centro Cultural. Miembros de la Comisión, de extremo celo con el patrimonio de los jesuitas, “vieron con agrado” la iniciativa, según confiaron fuentes de la Universidad a este diario. Claro que entre ambos queda aún por resolver la polémica obra de esa esquina, donde funcionaba el Comedor Universitario, y que ya fue demolida en un 50 por ciento.
El proyecto de sumar más peatonales, en realidad, fue conversado con entusiasmo –hace más de dos años– entre el intendente Daniel Giacomino y Scotto. Luego, el equipo de asesores técnicos del rectorado, que encabeza el arquitecto Mariano Faraci, y el por entonces secretario de Desarrollo Urbano Daniel Rey trabajaron la idea. Con la renuncia de Rey, el proyecto se paralizó y ahora, la UNC tiene previsto sumarlo a la agenda de conversación con el intendente que se consagre en las urnas el próximo domingo.
De qué se trata. “El preacuerdo que teníamos con el municipio consistía en peatonalizar ese tramo de Duarte Quirós y hacer ‘aparecer del pavimento’ las ruinas de los jesuitas”, explicó Faraci a este diario. Allí debajo de donde hoy cruzan autos y taxis se presume que hay túneles y bóvedas que pertenecieron a la orden religiosa. De hecho, cuando se trazó la calle Duarte Quirós, se atravesó el patio del Colegio Monserrat.
De ser posible, la UNC propone excavar para “descubrirlas” y permitir su vista desde arriba, mediante reja y/o vidrio. El proyecto prevé un empedrado similar al que hoy tiene la calle Caseros. De sumarse esta calle, la Manzana Jesuita estaría rodeada por tres peatonales.
En el proyecto de máxima, esa cuadra se convertiría en peatonal, aunque sería factible igual si se hiciera de “circulación restringida” para los automóviles, como se hizo con la cuadra de Independencia.
Esto permitiría el paso de autos a la zona de hoteles y comercios. Si así fuera, se dibujaría sobre piedra la silueta de los edificios, característica de toda la peatonal cordobesa.
En esa cuadra, el municipio ya ensanchó la vereda y la circulación de los autos es muy complicada en la zona, sobre todo porque hay vehículos que estacionan en el Monserrat.
“Hoy por hoy, la tendencia es que las calles sean restringidas, no peatonales, y tarde o temprano en toda el área central va a terminar pasando esto, porque todos los edificios históricos están en riesgo”, sostuvo un ex funcionario que pidió no ser nombrado.
Debajo de la cuadra de Obispo Trejo, que “baja” desde San Juan, no habría ruinas jesuitas. Ahí es difícil pensar en una peatonal total: el proyecto permitiría el paso restringido de los autos, sobre todo por el acceso a una de las entradas de la cochera del Patio Olmos.
“Se había hablado de esa idea de ampliar el área peatonal, el avance dependía de la Universidad”, hizo memoria Mario Agüero, ex secretario de Transporte y Tránsito del municipio. “En un futuro no muy lejano, toda esa cuadrícula que limita con la San Juan tiene que ser peatonalizada”, aconsejó.
Rescató el valor turístico que la zona jesuita podría sumar con dos peatonales. “Una sociedad planificada no debería tener más circulación de automóviles, excepto los de playas de edificios”, sostuvo Agüero.
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Las implicancias para el tránsito y la seguridad
La decisión de sumar peatonales es polémica y trae consecuencias para el tránsito y la seguridad de la zona.
“Esto sería una traba más, si se cierra Duarte Quirós se volverá caótico el bulevar San Juan y las peatonales serán un gran dique de contención”, sostiene Héctor Fiorani, uno de los impulsores de la reforma en la calle Caseros. Curiosamente, Fiorani no quería peatonal plena en la Caseros, sino una circulación restringida. “Tienen que convivir el auto con el peatón, siempre y cuando haya controles para que los autos no estacionen donde no deben, ni se corran picadas ni pasen los camiones de la basura o los de cemento”, indicó.
“Esto permitiría un uso público más intenso; la Municipalidad en aquel entonces había puesto en marcha los estudios viales, pero nos decían que era totalmente viable”, defendió Mariano Faraci, de la UNC.
Por su parte, el arquitecto Jorge Morini es más cauteloso. “Las áreas demasiado peatonalizadas tienden a tener inseguridad, el auto confiere cierta seguridad. Al principio todos pensamos que la peatonal era la gran solución, pero resulta que hay un efecto no deseado: el comerciante apaga las luces, pone persianas y todo queda oscuro e inseguro”, dice.
Si bien subraya que no conoce el proyecto, sugiere un camino: la peatonal vehicular. “Hay peatonales que en las esquinas tienen unas ‘trabas’ que emergen de día y que a determinada hora de la noche se esconden y permiten el paso de los autos”, dice. Adscribe a la idea de cambiarle el solado por pórfido patagónico, pero cuidando de no cortar el flujo: “Si no, se empieza a anecrosar”.
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Proponen sumar dos cuadras de peatonal
Son 100 metros de Duarte Quirós y otros 100 metros de Obispo Trejo. Podrían ser peatonal plena o de acceso restringido al tránsito.
La Universidad Nacional de Córdoba impulsa la peatonalización –o al menos de circulación restringida– de dos cuadras del microcentro de la ciudad de Córdoba: se trata de los 100 metros de Duarte Quirós, entre Vélez Sársfield y Obispo Trejo y de los 100 metros de Obispo Trejo, entre San Juan y Duarte Quirós.
La idea contaría esta vez con el apoyo de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos (CNMM). Esta Comisión es la misma que le objetó seriamente los trabajos de la UNC en la esquina de esas dos calles, donde la casa de estudios proyecta crear un Centro Cultural. Miembros de la Comisión, de extremo celo con el patrimonio de los jesuitas, “vieron con agrado” la iniciativa, según confiaron fuentes de la Universidad a este diario. Claro que entre ambos queda aún por resolver la polémica obra de esa esquina, donde funcionaba el Comedor Universitario, y que ya fue demolida en un 50 por ciento.
El proyecto de sumar más peatonales, en realidad, fue conversado con entusiasmo –hace más de dos años– entre el intendente Daniel Giacomino y Scotto. Luego, el equipo de asesores técnicos del rectorado, que encabeza el arquitecto Mariano Faraci, y el por entonces secretario de Desarrollo Urbano Daniel Rey trabajaron la idea. Con la renuncia de Rey, el proyecto se paralizó y ahora, la UNC tiene previsto sumarlo a la agenda de conversación con el intendente que se consagre en las urnas el próximo domingo.
De qué se trata. “El preacuerdo que teníamos con el municipio consistía en peatonalizar ese tramo de Duarte Quirós y hacer ‘aparecer del pavimento’ las ruinas de los jesuitas”, explicó Faraci a este diario. Allí debajo de donde hoy cruzan autos y taxis se presume que hay túneles y bóvedas que pertenecieron a la orden religiosa. De hecho, cuando se trazó la calle Duarte Quirós, se atravesó el patio del Colegio Monserrat.
De ser posible, la UNC propone excavar para “descubrirlas” y permitir su vista desde arriba, mediante reja y/o vidrio. El proyecto prevé un empedrado similar al que hoy tiene la calle Caseros. De sumarse esta calle, la Manzana Jesuita estaría rodeada por tres peatonales.
En el proyecto de máxima, esa cuadra se convertiría en peatonal, aunque sería factible igual si se hiciera de “circulación restringida” para los automóviles, como se hizo con la cuadra de Independencia.
Esto permitiría el paso de autos a la zona de hoteles y comercios. Si así fuera, se dibujaría sobre piedra la silueta de los edificios, característica de toda la peatonal cordobesa.
En esa cuadra, el municipio ya ensanchó la vereda y la circulación de los autos es muy complicada en la zona, sobre todo porque hay vehículos que estacionan en el Monserrat.
“Hoy por hoy, la tendencia es que las calles sean restringidas, no peatonales, y tarde o temprano en toda el área central va a terminar pasando esto, porque todos los edificios históricos están en riesgo”, sostuvo un ex funcionario que pidió no ser nombrado.
Debajo de la cuadra de Obispo Trejo, que “baja” desde San Juan, no habría ruinas jesuitas. Ahí es difícil pensar en una peatonal total: el proyecto permitiría el paso restringido de los autos, sobre todo por el acceso a una de las entradas de la cochera del Patio Olmos.
“Se había hablado de esa idea de ampliar el área peatonal, el avance dependía de la Universidad”, hizo memoria Mario Agüero, ex secretario de Transporte y Tránsito del municipio. “En un futuro no muy lejano, toda esa cuadrícula que limita con la San Juan tiene que ser peatonalizada”, aconsejó.
Rescató el valor turístico que la zona jesuita podría sumar con dos peatonales. “Una sociedad planificada no debería tener más circulación de automóviles, excepto los de playas de edificios”, sostuvo Agüero.
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Las implicancias para el tránsito y la seguridad
La decisión de sumar peatonales es polémica y trae consecuencias para el tránsito y la seguridad de la zona.
“Esto sería una traba más, si se cierra Duarte Quirós se volverá caótico el bulevar San Juan y las peatonales serán un gran dique de contención”, sostiene Héctor Fiorani, uno de los impulsores de la reforma en la calle Caseros. Curiosamente, Fiorani no quería peatonal plena en la Caseros, sino una circulación restringida. “Tienen que convivir el auto con el peatón, siempre y cuando haya controles para que los autos no estacionen donde no deben, ni se corran picadas ni pasen los camiones de la basura o los de cemento”, indicó.
“Esto permitiría un uso público más intenso; la Municipalidad en aquel entonces había puesto en marcha los estudios viales, pero nos decían que era totalmente viable”, defendió Mariano Faraci, de la UNC.
Por su parte, el arquitecto Jorge Morini es más cauteloso. “Las áreas demasiado peatonalizadas tienden a tener inseguridad, el auto confiere cierta seguridad. Al principio todos pensamos que la peatonal era la gran solución, pero resulta que hay un efecto no deseado: el comerciante apaga las luces, pone persianas y todo queda oscuro e inseguro”, dice.
Si bien subraya que no conoce el proyecto, sugiere un camino: la peatonal vehicular. “Hay peatonales que en las esquinas tienen unas ‘trabas’ que emergen de día y que a determinada hora de la noche se esconden y permiten el paso de los autos”, dice. Adscribe a la idea de cambiarle el solado por pórfido patagónico, pero cuidando de no cortar el flujo: “Si no, se empieza a anecrosar”.
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