29 jul 2007

Río 3º y su planta

La Voz del Interior (29/07/2007)
En Río Tercero, la mayoría no sabría qué hacer ante un escape químico

Si las tres grandes fábricas químicas estuvieran más alejadas de la zona urbana de Río Tercero, las consecuencias de los últimos escapes hubieran sido las mismas que las que tuvieron, ya que en todos los casos afectaron sólo a sus empleados. Sin embargo, para la ciudad el dilema central, en materia de seguridad, es si sus 47 mil habitantes sabrían qué hacer ante un escape grave que llegue a la zona urbana.
Nunca, en décadas, hubo un episodio químico que demandara poner a la ciudad en estado de emergencia. Pero no hay ya quien no admita que la comunidad debe, al menos, estar preparada para esa eventualidad. Hoy, sobran los indicios para mostrar que no lo está.
Las explosiones en Fábrica Militar de 1995 fueron una primera bisagra. Desde allí, autoridades y algunas instituciones empezaron a hablar, ante la presión social, de instrumentar un plan de actuación ante emergencias industriales graves. Algunos pasos se avanzó en esta década, pero hoy, si ocurriera un incidente químico grave es posible que la mayoría de los riotercerenses termine haciendo lo contrario que corresponde para su propia seguridad.
Los hechos de los últimos dos meses puede que al menos sirvan como una segunda bisagra que genere las condiciones para que autoridades, empresas y sociedad avancen de una vez en forma más decidida para establecer un plan que la comunidad asuma y que le permita sentirse más segura.

Una década

Hace más de una década, la ciudad empezó a hablar del plan Apell (sus siglas en inglés significan prevención y acción ante emergencias locales). Fue ideado por Naciones Unidas y el modelo local se basa en el aplicado en Bahía Blanca.
La impresión admitida por casi todos hoy es que la ciudad aceitó ese plan en cuanto a lo institucional, porque el municipio, las empresas químicas, los servicios médicos y entidades como Bomberos Voluntarios están más preparadas hoy que hace 10 años para actuar ante una emergencia.
De todos modos, algunos episodios recientes parecen demostrar que no todo funciona como debiera: el plan implica como condición esencial la comunicación urgente y correcta de cada episodio. Y en los últimos, se evidenció que la empresa donde ocurrieron incidentes informó mal o informó tarde. Así, el plan Apell se desdibuja o parece sólo un dibujo en papeles. Sobre todo en materia de comunicación entre empresas y municipios, y entre éste y la sociedad, se demostró ahora que el Apell no funciona.
Pero el principal aspecto pendiente del plan es que la sociedad parece casi ajena a los consejos a seguir en caso que algo ocurra. Así lo reconocieron hasta los máximos responsables de las empresas químicas y las autoridades de bomberos y del municipio, principales actores del plan Apell, en un informe especial que sobre el tema publicó este diario el 1° de abril pasado.
La sensación es que el Apell funciona puertas adentro (aunque con falencias) pero no puertas afuera.
Para muestra basta un botón: en los barrios, cuando se pregunta qué es Apell, la gente responde con otra pregunta porque desconoce la respuesta. Y si a la mayoría de los riotercerenses se le pregunta qué haría ante un escape químico, contestará que tratará de alejarse huyendo del lugar cuando la evacuación es lo más desaconsejado, en la mayoría de esos casos. Lo que corresponde es la "protección bajo cubierta", que implica encerrarse lo más herméticamente posible, en el lugar en que se éste.
Pero para eso hace falta montar un plan de educación comunitaria y un sistema de comunicación para la emergencia, hoy inexistente.

Una "pata" clave

Las partes involucradas que coordinan el plan reconocen que está faltando una pata fundamental para que no se caiga la mesa si algún día es necesario armarla. Miguel Canutto, jefe de Bomberos Voluntarios, lo admite sin vueltas: "Sinceramente hoy la comunidad no está preparada para una emergencia de ese tipo. Y notamos falta de interés en la gente por estarlo. Quizá tenemos parte de culpa quienes estamos en el Plan Apell de no haber sabido llegar mejor a la comunidad, a pesar de los intentos. Habrá que buscar métodos para atraer a la gente. Habrá que buscar a la gente", señaló a este diario, tres meses atrás.
Desde el municipio, las instituciones y bomberos plantean que se han hecho esfuerzos en los últimos años para enseñar a la comunidad qué hacer ante un incidente grave. Por ejemplo, mediante folletos y obleas distribuidas casa por casa, u organizando charlas en escuelas y centros vecinales. Bomberos y Defensa Civil municipal, además, han realizado simulacros y planes de contingencia en todas las escuelas de la ciudad.
Pero se observa a la vez un hecho llamativo, digno de ser evaluado por psicólogos sociales: la sociedad riotercerense se muestra reclamante por la situación pero a la vez escasamente receptiva. Los especialistas podrían hablar de un síndrome de "negación".
"A las reuniones convocadas en los centros barriales concurría sólo el presidente de la comisión vecinal porque tenía que abrir la sala, pero no había casi nadie", recuerda un ex bombero que participó años atrás de aquella movida por dar a conocer "que hacer ante una emergencia". De aquellos folletos repartidos casa por casa con consejos básicos, en casi ninguna recuerdan su contenido.
¿Es como que genera resistencia la idea de admitir que hay riesgos?, ¿hay mecanismos psicosociales de defensa para negar la probabilidad de un siniestro con el que a nadie le gusta convivir?, ¿es que cuesta la comunicación porque no hay una relación de confianza entre empresas/instituciones/empresas y la comunidad?
En este marco, los incidentes de los dos últimos meses puede que sirvan para capitalizar ese estado de reacción social en pos de lograr un mayor compromiso, de autoridades, instituciones, empresas y sociedad para que un plan ante emergencias realmente funcione. A esta altura, la conclusión evidente es que el Plan Apell en Río Tercero tiene pendiente una parte sustancial de su razón de ser.
"No tiene sentido que sólo estemos preparados nosotros para dar respuestas, porque los que tienen que estar preparados son sobre todo los vecinos, sabiendo qué tienen que hacer y qué no", señaló el jefe del cuartel de Bomberos.

Internados

Ayer se redujo la cantidad de personas que permanecen internadas en clínicas locales por el último incidente químico. Quedaban cuatro en terapia y cuatro en sala común, en evolución favorable. En un momento, fueron casi 50 los internados.

Ver Nota On Line


Mañana empiezan la auditoría a la planta de Petroquímica

Desde mañana, y a modo de "veedor oficial municipal", un especialista en ingeniería ambiental comenzará a realizar la auditoría sobre la planta de TDI de Petroquímica Río Tercero, que exigía la resolución del Juzgado Municipal de Faltas del jueves pasado que dispuso la clausura preventiva de esa empresa, tras los varios incidentes con escapes ocurridos en los dos últimos meses.
El contrato con el ingeniero Carlos Roberto Loeschbor fue firmado el viernes por el gobierno municipal. Según se supo, ya realizó una primera visita a Petroquímica y desde mañana, junto a otros colaboradores, iniciará el relevamiento. Desde el municipio se informó que la tarea encargada será "una profunda auditoría, que establece controles y peritajes de todo tipo (de seguridad, higiene, ambiente, estructura)" en la planta clausurada. En el municipio confían que en una semana podrían tener un primer informe.
Funcionarios municipales dijeron que el nombre de Loeschbor surgió tras consultas con ambientes universitarios consultados. También argumentaron que no se contrató a una universidad por la demora que el trámite llevaría.
Loeschbor es presidente de la empresa IL&A Ingeniería Laboral y Ambiental SA, con sede en Córdoba capital. Oscar Minolli es vicepresidente de la firma.

Ver Nota On Line


El Plan Q que una entidad ecologista propuso en 1996

En 1996, el grupo ambientalista cordobés Funam envió al municipio riotercerense un proyecto de "plan ciudadano de alerta y emergencia ante accidentes químicos industriales", al que denominó Plan Q. Raúl Montenegro, presidente de esa organización, recordó ayer a este diario que lo ofrecieron gratuitamente y que nunca tuvieron respuesta sobre su propuesta. El modelo propuesto tiene igual fin que los planes Apell, como el que trata de implementar Río Tercero hace una década, aunque tiene más una forma de "manual práctico". El "Plan Q" se basa en una serie de consignas para la población para saber cómo actuar ante una emergencia y en un sistema de monitoreo y control a cargo del municipio e instituciones. "Este plan pretende darle a las comunidades una herramienta simple que les permita no sólo convivir con actividades riesgosas sino también protegerse de los accidentes que ocurran en industrias químicas", señalaba aquella propuesta, que tomó como modelo el aplicado en Lyon (Francia), aunque adaptado para la realidad riotercerense.
"Es un manual práctico de procedimientos para que los habitantes puedan protegerse de fugas químicas y accidentes mayores", acota. Requiere crear un "Centro de Vigilancia Ambiental" conectado con todas las industrias químicas, más un sistema de monitoreo ambiental permanente, mediante sensores automáticos que detecten y transmitan al instante cada situación de riesgo. A eso agrega un sistema de sirenas ciudadanas de tres tonos, en todo el ejido urbano. También define el rol de una emisora de radio que funcione las 24 horas para que la población sintonice en caso de emergencia.
La propuesta sugiere que el costo del sistema sea aportado en un 80 por ciento por las industrias a controlar, pero que la operación y decisiones del sistema queden exclusivamente en manos del sector público.
El "manual" establece cómo debería actuar cada parte involucrada ante un caso (empresas, instituciones, sanatorios, municipio) y también expone una cartilla que deberá tener cada familia con los pasos a seguir en estos casos. Allí sabrá que primero debe encerrarse en el lugar donde se encuentre, para disminuir el riesgo de contacto con el tóxico. Aconseja escuchar la radio del sistema de emergencia y seguir las pautas que se informen, además de una serie de recomendaciones.
En síntesis, la propuesta no difiere del plan que se anuncia que se pretende instrumentar en Río Tercero. Sólo resta, con uno u otro nombre, que se lleve a cabo en la práctica.

Ver Nota On Line


Una sociedad preparada más un control por monitoreo efectivo

En caso de un escape químico grave que afecte la zona urbana, lo recomendable no es la evacuación, sino que cada uno realice una inmediata "protección bajo cubierta", encerrándose lo más herméticamente posible en su casa, negocio, escuela o donde esté (no dentro de autos). Sin embargo, la mayor parte de la población admite que en un caso de este tipo intuye que buscaría evacuarse, saliendo de la ciudad. Eso agravaría más la situación.
El segundo paso recomendable es que la población escuche una radio, que en Río Tercero se acordó debería ser la única AM (LV 26), para recibir instrucciones de cómo actuar y saber de qué se trata el incidente. Sin embargo, nunca se avanzó en ese rubro. La radio no está entrenada ni equipada para ese fin (por ejemplo, requeriría equipos autónomos para funcionar ante cortes de energía). Hoy no sabría cómo hacerlo.
Y es sustancial para el municipio e instituciones que deben actuar que la comunicación sobre el tipo y gravedad del escape sea veraz e inmediata. Para ello hace falta un sistema de comunicación, de monitoreo permanente y de sensores en las industrias del que hoy se carece. Un proyecto anunciado en el municipio meses atrás en el marco del Plan Apell apunta a eso, aunque espera obtener financiamiento para su concreción.

Ver Nota On Line

0 comentarios:

Buscar este blog

Blog Archive

Temas

Archivo de Blogs