10 dic 2023

La restauración de ecosistemas por originarios

 


La Voz del Interior (10/12/2023)
Comunidades originarias trabajan en la restauración ambiental de la provincia de Córdoba

Comunidades de comechingones y sanavirones integran proyectos socioambientales en las Altas Cumbres y Ansenuza.
Los principales pueblos originarios del noroeste de Córdoba, conocidos como comechingones y sanavirones e invisibilizados por siglos, protagonizan proyectos de restauración ecológica que combinan la sabiduría ancestral con los nuevos paradigmas ambientales de la ciencia.
“Dijimos que teníamos algo que aportar y hubo una escucha del otro lado”, contó el nahuan comechingón de Traslasierra Erick Rojas sobre la conversación que tuvo por primera vez con Pablo Friedlander, presidente de la Fundación de Actividades Biosféricas y Acción Serrana, quienes trabajan hace más de dos décadas en distintos sectores de las Sierras Grandes.
Rojas tiene 25 años, es tejendero e hilandero y representa a la comunidad La Unión, establecida en una zona rural entre los departamentos San Alberto y Pocho. Son alrededor de 40 familias de tres linajes fundadores. La principal actividad es la pequeña ganadería y el desafío de aportar a los proyectos de reforestación de Acción Serrana se consultó dentro de su comunidad.
“Por nuestra ubicación a nosotros nos afecta directamente la deforestación de Chaco y Brasil, sin embargo nos pareció interesante el intercambio. Nuestro conocimiento es más práctico. A lo largo de la experiencia de cientos de años sabemos qué se puede sembrar o los usos del tabaquillo”, sumó Rojas.
La restauración de los ecosistemas degradados va más allá de la reforestación. La propia comunidad comechingona trabaja en programas de educación ambiental con la reintroducción de camélidos, tejidos ancestrales y capacitaciones interculturales.
“Al principio fue trabajar con las comunidades gauchescas, pero ya desde hace varios años las comunidades originarias sumaron sus conocimientos sobre el territorio que habitaron sus antepasados. Grandes extensiones de las Sierras Grandes estaban habitadas por camélidos (llamas y guanacos) que desde tiempos de la conquista y hasta la década del 50 fueron reemplazados por vacas y ovejas y la consecuente degeneración del suelo”, apuntó Friedlander.
Al momento de conocer cómo manejar las lanas, Acción Serrana entró en contacto con los comechingones y ese fue tan solo el inicio de una serie de proyectos que llevarán adelante juntos.
El trabajo es posible a través de la financiación y lineamientos de Acción Andina de la cual Acción Serrana forma parte. El desarrollo de las comunidades originarias fue una iniciativa creciente en Cuzco con las ONGs Asociación de Ecosistemas Andinos (ECOAN) y la Global Forest Generation (GFG) y así en todos los países sudamericanos donde hay bosques de tabaquillo o Polylepis.
“Nuestro diferencial de trabajo es que perseguimos un enfoque intercultural anclado en el Protocolo de Nagoya, es decir un acceso a los recursos y participación justa y equitativa en los beneficios derivados de su utilización, expresó Friedlander.
Si recurriéramos a una analogía, esta acción restauradora tendría más que ver como una funga, un micelio o como dice Rojas “nosotros somos una raíz de un árbol hachado y el grupo de Pablo el agua que nos riega. Ambos se necesitan en la naturaleza”.

Cambio de paradigma
La práctica de sentarse a la misma mesa tuvo su manifestación más visible en el 1° Simposio Internacional de Prácticas de Restauración Ecológica y el 3° Encuentro Nacional de Restauración Ecológica de la Argentina, a fines de noviembre en la ciudad de Neuquén.
La presentación de la experiencia “Restauración de ecosistemas degradados y comunidades originarias invisibilizadas: territorios interculturales de la descolonización en Córdoba” fue la única que tuvo entre sus exponentes a representantes de pueblos originarios.
“Fue muy importante poder participar pero también sentí que la ciencia nos escucha cuando les conviene”, sostuvo Rojas. Y agregó: “Por mucho tiempo hemos estado relegados a la marginalidad pero ya no nos callamos más. Tenemos conocimientos en muchos ámbitos y profesionales en diferentes áreas”.
La conservación ecológica también encuentra adeptos en la comunidad sanavirona. Uriel Barzola tiene 18 años y es el hijo de Néstor Barzola, charaba de Kasik Sacat, la comunidad sanavirona que habita en el corazón de Mar Chiquita.
“El problema del desmonte, la deforestación y la falta de agua potable en nuestra comunidad son el resultado de la desconexión de algunas personas con la naturaleza”, sostuvo en un video publicado por la ONG Ashoka.
Por eso fue muy importante para la comunidad de 160 personas asentada en Villa Rosario del Saladillo cuando fueron tenidos en cuenta en la creación del Parque Nacional Ansenuza.
“Nos mostraron su respaldo y la posibilidad de abandonar un aislamiento para promover mejores condiciones productivas y fomentar un arco turístico diferente al de Miramar y Balnearia con municipios de la zona”, contó Pura Beatriz Piñeiro, vicecharaba de la comunidad.
“Es una zoncera que sigamos hablando desde las diferencias, unos por un lado, otros por otro. Nosotros valoramos el lugar en el que estamos y ojalá todos nos uniéramos por un bien mejor. Todavía hay ideas dominantes que nos separan pero lo que hace Acción Serrana es considerarnos hermanos. Llegamos al conocimiento desde diferentes lados pero perseguimos lo mismo”, finalizó Rojas.
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