La Voz del Interior (18/07/2022)
Incendios: acciones urgentes para evitar más desastres

El Estado, con la prevención y con la logística necesaria, debe estar en alerta máxima. Pero a la comunidad también le cabe la responsabilidad de no avivar los incontrolables desastres incendiarios.
Los incendios forestales ya comenzaron a disparar las primeras alarmas en la provincia de Córdoba. Ello se traduce en la necesidad de poner en marcha, y de manera urgente, toda la batería de medidas de prevención y de acción.
Basta recordar que, en paralelo a los miles de hectáreas que se convierten en suelo chamuscado, emerge el temor de los pobladores de las zonas críticas de ser víctimas de los recurrentes estragos de las llamas que detonan cada año avivadas por fenómenos climáticos, como la sequía y los vientos.
Al respecto, y en tren de buscar algunas de las causas de estos percances, Córdoba califica entre las 10 regiones del mundo con mayor incidencia de incendios forestales.
Autoridades de la Provincia y de numerosos municipios ubicados en zonas “rojas” han tomado diversas medidas de prevención para evitar los desastres. Sin embargo, casi dos meses antes de ingresar a la temporada alta de incendios de campos en territorio cordobés, sólo en los últimos días se quemaron alrededor de mil hectáreas como consecuencia de focos que pusieron a los cuarteles de bomberos y a los aviones hidrantes a trabajar a destajo.
En lo que va del año, ya fueron arrasadas por las llamas unas tres mil hectáreas, según reportes preliminares del Plan Provincial de Manejo del Fuego. Las zonas más afectadas días atrás se ubican en Salsipuedes, en el corredor de las Sierras Chicas, y en Villa Valeria, al sur de la provincia. En ambos casos, ardieron áreas de bosques nativos, un recurso natural con riesgo de extinción en Córdoba debido a la explotación inmobiliaria y agrícola.
El mencionado ingreso en el ranking de alcance global nos pone cada año en aviso. Pero no sólo el cambio climático y las características de la vegetación son los culpables. Hay casos en que las chispas que mutan en amplias superficies quemadas tienen su origen en la caída de cables eléctricos.
De ser así, se pone en cuestión el mantenimiento de las redes de parte de las empresas y de las cooperativas que prestan el servicio eléctrico en las zonas afectadas.
Además, como es ya una tradición, nunca faltan los incendios forestales provocados por la impericia humana. Conductas de alta irresponsabilidad que deben ser sancionadas conforme a las leyes vigentes. Una suerte de pirómanos que operan con desprecio por la maltratada naturaleza y, lo que es peor, por la vida de eventuales damnificados.
Como dato novedoso (y auspicioso) habrá que enumerar que este año la Provincia puso a funcionar a modo de prueba los denominados “Equipos Técnicos de Acción ante Catástrofes”. El organismo es integrado por empleados públicos y tiene como función un seguimiento continuo, de modo de detectar áreas bajo focos incipientes.
El Estado, con la prevención y con la logística necesaria, debe estar en alerta máxima. Pero a la comunidad también le cabe la responsabilidad de no avivar los incontrolables desastres ígneos.
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