18 feb 2008

Trigo y soja

El Puntal deRío Cuarto (18/02/2008)
El crecimiento del trigo reduce los efectos del monocultivo de la soja

La expansión de la frontera agrícola argentina por la siembra de trigo en nuevas zonas agroecológicas reducirá los perjuicios que causa el monocultivo de la soja, principal responsable de la extracción de nutrientes en los suelos nacionales.
Expertos opinan que la re-zonificación de las subregiones trigueras es favorable porque el doble cultivo asegura que el suelo tenga rastrojo-cobertura, una fertilización más balanceada y minimizará los riesgos de la exclusiva producción sojera que extrae 80 kilos de nitrógeno y 8 kilogramos de fósforo cada vez que produce una tonelada de grano.
Jorge Nisi, ingeniero agrónomo integrante del Area de Mejoramiento Genético Vegetal de la Estación Experimental del INTA Marcos Juárez confirmó a la agencia Noticias Argentinas que es "necesario redefinir las "subregiones trigueras" que desde los años 60 son siete y no han variado.
El especialista —considerado referente nacional de trigo— sostuvo a NA que las isohietas (líneas imaginarias que unen localidades que tienen iguales precipitaciones ocurridas en cierto lapso) se han corrido 140 km hacia el oeste en nuestro país". Las regiones hídricas fueron definidas por Papadakis en 1962, pero otros analistas consideran que desde esa época las isohietas se desplazaron 200 km al oeste.
La intención de que Argentina produzca 25 millones de toneladas de trigo —con el aumento en 2010, de 2.5 millones más de hectáreas— fue dada a conocer en 2004, por Rogelio Fogante, nexo entre Bioceres —empresa radicada en Rosario especializada en Biotecnología— y el INTA.
La posibilidad de cultivar trigo en áreas que antes carecían o tenían escasas lluvias anuales, estacionales o mensuales, en el Norte argentino, norte de Buenos Aires, sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba, depende de la disposición en el mercado de nuevas variedades trigueras adaptadas a las regiones. Por este motivo el INTA en convenio con Bioceres avanza en la investigación de las variedades Biointa 1005 y Biointa 2004, desarrolladas en la Estación de Marcos Juárez.
El ingeniero Nissi confirmó que "podrían estar disponibles dentro de un año" para su implantación y que son resistentes a seca, a la roya (hongo) de la hoja, y poco susceptibles a frío en pasto, es decir a heladas tempranas. El plan de aplicación apunta a Chaco y Formosa donde podría sembrarse en marzo trigo de verano-otoño para cosecharlo en agosto-septiembre y seguir con una soja de primera siembra. Estos territorios tienen un potencial importante dado que el río Bermejo asegura la existencia de agua en marzo, cuando el cultivo se implante. Una empresa privada que ya avanzó en la región con la rotación temprana de trigo que siembra en marzo y también con colza, sorgo, maíz, a lo largo de 150 mil hectáreas, planea irrigar 25 mil hectáreas en un par de años.
La re-zonificación de las subregiones trigueras también podrá beneficiar áreas antes consideradas marginales para la agricultura y en las que sin embargo se cultiva soja. La rotación con el trigo sería beneficiosa porque en muchos casos los suelos son pobres pero mineralizados y ricos en micronutrientes lo que ayudaría al desarrollo de las variedades de trigo.
La necesidad de la expansión de la frontera triguera también se encuentra atada al requerimiento mundial del cereal, que necesita recuperar los disminuidos stocks de trigo. Estados Unidos producirá este año 8 millones más de toneladas que en el 2007, ya que sus reservas cayeron a la mitad en relación con las necesidades promedio del consumo. Argentina produce casi 16 millones de toneladas, a pesar de las heladas bonaerenses y gracias a los rindes de la región triguera norte, con más de un 11% del grano en condiciones aptas para la molinería.

Costos y rindes
De acuerdo con datos de Agricultura de la Nación, los productores de la región núcleo tendrán costos de alrededor de 670 pesos para producir una hectárea de trigo con siembra directa. En el sudeste de Buenos Aires donde aún se utilizan sistemas de labranzas convencionales, los gastos treparán a los 840 pesos, y en el sudoeste, a 732 pesos aproximadamente por hectárea de trigo.
Según los cálculos a los que tuvo acceso NA, el costo de la semilla rondará los 102 pesos por hectárea, y el paquete tecnológico de agroquímicos oscilará entre los 400 y 467 pesos por hectárea. Los rindes promedios se estiman en 3.3 tn/ha en el país.

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