17 feb 2008

Tras Bajo Grande, el Suquía es una cloaca

La Voz del Interior (17/02/2008)
Tras Bajo Grande, el Suquía es una cloaca





Los barrios ubicados aguas abajo de la planta depuradora de líquidos cloacales de Bajo Grande, al este de la ciudad de Córdoba, se encuentran fuertemente afectados por la contaminación que arrastra el río Suquía, producida por los volcamientos de efluentes tratados insuficientemente.
El vertido de líquidos desde la planta de Bajo Grande no es una novedad. En su momento, la ex Dipas (actual Subsecretaría de Recursos Hídricos), aplicó multas a las administraciones municipales de Germán Kammerath y Luis Juez.
Por ese motivo, Juez prohibió las nuevas conexiones a la red, pero esa medida nunca se respetó: clandestinamente, los nuevos edificios de los barrios de Nueva Córdoba, General Paz y Alta Córdoba accedieron al servicio.
En la actualidad, la planta recibe hasta 8.500 metros cúbicos por hora de efluentes cloacales, cuando la capacidad de tratamiento es de cinco mil, aunque desde el municipio destacan que el líquido que se vuelca al río Suquía “siempre es tratado”.
No obstante, sólo basta con recorrer el río aguas abajo de la planta para comprobar el estado de degradación que presenta: el lecho se asemeja a una gran cloaca a cielo abierto, con olores nauseabundos y elementos indescriptibles flotando. Incluso, los últimos análisis que realizó la Subsecretaría de Recursos Hídricos concluyeron que la presencia de coliformes es muy elevada.
Eso afecta la calidad de vida de los miles de cordobeses que viven en la zona. Allí se ubican barrios como Villa La Merced, Chacra de la Merced, Cooperativa Unidos y Corazón de María.
“Son personas que conviven con el río de varias formas: se bañan en él, utilizan su agua de diferentes maneras”, comentó Alejandra Vieytes, del Servicio Habitacional y de Acción Social (Sehas). “Los problemas de salud se multiplican: afecciones intestinales y de la piel son algo corriente en la zona”, agregó Vieytes.

Medidas de mitigación
El Sehas forma parte de la Red del Este, de la que también participan representantes de los barrios afectados. Además, constituyen junto a la Municipalidad y Recursos Hídricos una comisión de seguimiento de las obras en Bajo Grande.
Debido al impacto ecológico de los trabajos en el sector, la comisión de seguimiento elaboró un plan de mitigación que rige desde julio del año pasado. Las medidas –10 en total– incluyen el suministro de agua potable a los asentamientos cercanos, el relevamiento del estado sanitario de la población y una campaña de difusión.
Uno de los momentos más riesgosos de la obra se producirá cuando se vuelquen al río los líquidos cloacales sin ningún tratamiento. En ese lapso, se harán las conexiones para que las nuevas instalaciones comiencen a funcionar. Inicialmente, el período era de 35 días, pero ahora se está elaborando un nuevo plan en el que se reducirá notablemente ese lapso a sólo cinco.
Pero la aplicación de las medidas de mitigación de las obras es muy irregular: en los últimos meses este diario informó sobre el consumo de agua contaminada en Villa La Merced, Cooperativa Unidos y Ciudad Mi Esperanza. En tanto, también se detectó que el agua que recibían de los camiones cisterna en Chacra de la Merced tampoco estaba clorada.
Si bien varios de esos problemas ya fueron solucionados, otros siguen en la actualidad. “Algunos puntos se han cumplido: colaboración con la provisión de agua, colocación de cartelería, trabajo con las escuelas. Se puntualizó en las tareas docentes. Las medidas de mitigación no son demasiadas grandes y no se puede hacer mucho al respecto”, dijo el subsecretario de Infraestructura municipal, Gustavo Jofré.
Sin embargo, desde el Sehas niegan que esas medidas se hayan materializado. “No hubo charlas educativas ni se colocaron carteles de advertencia”, sentenció Rocco Orteche, también miembro de la organización.
En convivencia con el río. “Los que viven a la vera del Suquía utilizan el agua para bañarse en el verano, para regar sus cultivos o para darles de beber a sus animales. Después, éstos se consumen en la ciudad, por lo que no es un tema que sólo afecte a esos pobladores sino a todos los cordobeses”, afirmó Vieytes.
“Sólo los que participan en la Red son conscientes de los peligros que representa el río”, agregó Orteche.
Según los funcionarios municipales, la situación cambiará cuando finalice la ampliación de Bajo Grande (ver “Las obras...”). Hasta entonces, el Suquía y quienes viven en sus costas seguirán padeciendo este panorama.

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Las obras, para mediados de 2009

Las obras de ampliación de la planta de Bajo Grande presentan un avance del 25 por ciento, y estarían finalizadas para mediados de 2009. Así lo informó el subsecretario de Infraestructura municipal, Gustavo Jofré. En un principio, se había anunciado que estarían terminadas en enero de ese año.
"La obra tiene cierto atraso, este nuevo plan de avance es para ajustar esos retrasos", afirmó Jofré. Las demoras se produjeron por problemas propios de la empresa contratista.
"Además surgieron adicionales de obras, porque hubo elementos que salieron en el trabajo, como problemas con los digestores", agregó Jofré.
Lo que se hizo hasta ahora son principalmente obras civiles, a las que hay que sumarle el componente electromecánico como bombas y maquinarias.
La idea que maneja la Municipalidad es que luego de esta obra, se construya una segunda planta para duplicar la capacidad. Lo que se está realizando ahora alcanza para servir a 800 mil habitantes.
"Hay que destacar que desde que se inauguró, a principios de los ‘80, nunca más se puso un peso en Bajo Grande", finalizó el funcionario.

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Coliformes fecales en el agua del río

Los análisis del río Suquía aguas abajo de la planta de Bajo Grande, determinaron que contiene materias coliformes cloacales cuyos valores superaron en un 1,6 millón por ciento los valores admitidos por la legislación vigente.
La muestra se tomó el 22 de enero pasado y fue analizada por los laboratorios del Centro para la Excelencia de la Producción de Córdoba (Ceprocor). El conteo de bacterias coliformes totales dio como resultado 16 millones partículas en 100 mililitros de agua, cuando el máximo permitido según el decreto provincial 415/99 es de mil.
Estos análisis se realizan periódicamente por la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la provincia. En el registro entregado a La Voz del Interior , figuran los resultados desde el 20 de diciembre de 2006. La evolución demuestra que la variación de los contenidos de coliformes fecales del último registro es la más alta desde esa fecha, cuando el conteo del número de partículas fue de 4,3 millones.
Para el subdirector de Redes Sanitarias y Gas de la Municipalidad de Córdoba, Roberto Frezzi, "podría tratarse de algún error en el análisis o un desperfecto en la planta al momento en que se tomó la muestra", y destacó que los líquidos que se vierten al río Suquía "siempre están tratados", aunque reconoció que no se tratan como corresponde.
"Es por ese motivo que se está trabajando en la ampliación de Bajo Grande, para que los líquidos se traten como se debe", afirmó el funcionario.

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Hasta escombros en la red cloacal

En algunos sectores de la ciudad de Córdoba, la red de cloacas presenta serios inconvenientes a raíz del desaprensivo accionar de vecinos y carreros, que arrojan todo tipo de desechos a través de los inodoros, lo cual tapa las cañerías. Las obstrucciones son frecuentes y por eso los líquidos cloacales brotan en las calles y dentro de las viviendas.
Es común que los caños se atoren con pañales, toallas femeninas, botellas de gaseosas, trapos de algodón y basura. Hay gente que abre las bocas de registro cloacales en las calles y tira hasta escombros y animales muertos. La presencia de grasa facilita la formación de tapones.
El segundo de Redes Sanitaria, Roberto Frezzi, indicó que se detectaron obstrucciones severas en barrios de zonas inseguras de la periferia. Explicó que las cuadrillas del municipio concurren a destaponar cañerías, pero el trabajo de los empleados se dificulta porque sufren constantes robos y agresiones.
Frezzi puntualizó que se utilizan mangueras a presión para desobstruir los tapones.
Por otro lado, desde el 25 de febrero, la Municipalidad reemplazará la vieja cañería cloacal de cemento de calle Obispo Gutiérrez de Ceballos, entre Martín García y Castro Barros.
En este sector de San Martín y en cuadras cercanas hubo volcamientos de desechos en la semana que generaron protestas entre los vecinos. Incluso en una boca de registro de calle Zelaya aparecieron palos de escobas.
Frezzi pidió a los vecinos que denuncien cuando se arrojen elementos extraños a las cloacas. Se receptan al (0351) 433-9108 y al 428-5600 interno 9350 (Mantenimiento de Redes), todos los días del año.

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