5 sept 2010

Vertedero Calamuchita: estudio geológico

El Puntal de Río Cuarto (05/09/2010)
Un nuevo estudio geológico advierte que hay riesgo de contaminación

Un trabajo realizado por la geóloga Gisela Jaymes puntualiza que el lugar de emplazamiento es inundable y el suelo muy permeable. Agrega que la pendiente llevará los líquidos al embalse de Río Tercero
Un nuevo estudio, esta vez realizado por una geóloga, determina que el vertedero de basura que pretende ser instalado en proximidades de San Ignacio, en pleno corazón del valle de Calamuchita, asegura que el lugar no es propicio y que hay serio riesgo tanto para pobladores cuanto para los recursos como el agua, la flora y la fauna.
La semana que finalizó, los habitantes que vienen trabajando para evitar la instalación de dicho vertedero acudieron a la Legislatura provincial y se reunieron con la legisladora Sara Díaz de Malone, quien también sostiene que se debe dejar sin efecto la ubicación del predio en proximidades de la comunidad de San Ignacio, un sector considerado inundable y que por su pendiente vierte sus aguas en el lago de Embalse de Río Tercero.
Participó del encuentro la geóloga Gisela Jaymes, quien presentó un informe sobre un estudio fisiográfico, clima, suelo, vegetación, recursos y población de la zona, así como también con la interpretación de imágenes satelitales, acompañado con diapositivas para que el estudio realizado fuera mejor comprendido.
Entre sus conclusiones la profesional señala que el sitio propuesto para el emplazamiento de un vertedero controlado se halla ubicado sobre una estructura de falla de gran importancia, “la cual actualmente se presenta rellena por harina de falla y por los depósitos de sedimentos provenientes de las laderas de las sierras circundantes, transportados por sistemas fluviales”.
En cuanto a la red de drenaje, esto es el corrimiento de las aguas en la zona, la geóloga señala que van hacia el sector este, convergiendo para desembocar en el Embalse de Río Tercero. “Los cursos fluviales de carácter intermitente deberían ser tenidos en cuenta, ya que en épocas lluviosas (en la estación de verano, según el clima actuante) cobran importancia, generando erosión hídrica”, sostiene Jaymes.
Otro aspecto sobre el cual los mismos vecinos habían alertado es que en la zona elegida para la apertura del vertedero es inundable, lo cual es ratificado por este estudio geológico que sostiene concretamente: “Se encuentran afectados por posibles anegamientos e inundaciones, principalmente en las zonas deprimidas (hacia el sector este) y se encuentran influenciadas por ascensos y descensos del nivel freático (observado como manchas de coloración oscura en la imagen satelital), por lo que cuenca sería muy activa desde el aspecto hidrogeológico, siendo esto desfavorable para el emplazamiento de un vertedero de residuos. Se puede estimar que el agua subterránea proveniente de la zona oeste alimentaría los cursos permanentes y el Embalse”.
Asimismo, el suelo cuenta con gran cantidad de arena, lo cual lo hace más permeable, por lo que de depositarse basura en el sector los líquidos que de ésta se desprendan terminarán contaminando los cursos de agua. Se suma además que existen numerosas fracturas en las rocas que permiten el escurrimiento y el pasaje de líquidos a través de las mismas.
El estudio luego se explaya sobre el riesgo que este proyecto implicaría para los poblados cercanos, y en particular lo relacionado a la provisión de agua, que podría verse afectada si los líquidos del vertedero llegan al embalse Río Tercero, proveedor del servicio a las comunidades de la zona.
En conclusión, para la geóloga Gisela Jaymes, por las características propias del suelo de la zona, “no es conveniente para la construcción de un vertedero de residuos ya que su emplazamiento podría poner en riesgo a los pobladores de las zonas aledañas, al recurso suelo, agua, flora y fauna”.
La lucha de los vecinos autoconvocados viene ya desde hace varios meses, pero el proyecto avanza a tal punto que la Legislatura aprobó hace ya un mes la expropiación de un predio de unas 60 hectáreas próximo a San Ignacio para la instalación del vertedero.
Los vecinos abogan por propuestas alternativas y que cada comunidad del valle haga su propio tratamiento de los desechos, sin derivarlos a otra zona y convertirlos en un riesgo para las comunidades.
A su vez, sostienen que el proyecto provincial tendrá un fuerte impacto negativo en la principal industria de los pueblos serranos, que es el turismo.

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