3 jul 2010
Pumas, arañas y serpientes como mascotas
12:05 p.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
La Voz del Interior (03/07/2010)
Pumas, arañas y serpientes como mascotas hogareñas
Aunque es ilegal, hay muchos casos de animales silvestres que se crían en viviendas. La reserva El Edén recupera a varios que sus dueños dejaron.
Villa Rumipal. Si algún distraído se interna en el patio de la casa de Karina Maschio, dentro de la reserva de fauna El Edén, en Villa Rumipal, puede llegar a sospechar que está inmerso en un sueño surrealista. Ahí, el canario es en realidad un búho, los gatos mutaron a pumas y en lugar de peces de colores, una lampalagua se enrosca entre cuatro paredes de vidrio.
Pero la imagen que resulta pintoresca y curiosa, de inmediato da paso a una postal mucho más triste, con animales silvestres cuyas vidas fueron manipuladas y cercenadas por la miopía humana.
En ninguno de los casos podrán ser reeducados para volver a su hábitat natural. Nunca incorporaron hábitos básicos de supervivencia y ya es tarde para que loa aprendan. A lo sumo podrán adaptarse a la vida en cautiverio o semicautiverio, como ofrece esta reconocida reserva del Valle de Calamuchita.
Caso por caso. La llegada de búhos, pumas y lampalagua fue casi coincidente y transformó la vivienda de la encargada de El Edén en una clínica de mascotas en rehabilitación. "No quiero dar un doble mensaje, llegaron varios animales pequeños y los traje a mi casa porque es el lugar más protegido por el invierno y la atención lleva mucho tiempo, pero seguimos pregonando la idea de que los animales silvestres no pueden estar en una casa común", aclaró Karina.
Tres búhos, apenas bebés y aún desplumados, fueron dejados en una bolsa de maíz en la puerta de la reserva. "Puede que hayan limpiado alguna torre o chimenea y hayan sacado el nido", especuló. Dentro de algún tiempo, se integrarán al plantel de aves rapaces y de vuelos de exhibición de la reserva. "Hay que aprender a cuidarlos, para favorecer el rol de depredadores naturales de plagas, como las ratas", añadió.
Dos pumas hermanos y de no más de cuatro meses de edad, arribaron a la reserva hace algunos días procedentes de Berrotarán. Vivían en el gallinero de una familia que los tenía, en su patio, hasta que tomaron conciencia de que era una idea descabellada seguirlos criando. Esa familia sigue ayudando en el mantenimiento de los animales.
"Ya es imposible que recuperen su libertad. Ahora intentamos amansarlos un poco, para que puedan acostumbrarse a nuestra presencia, al ritmo de la comida y a no ser agresivos, para que el mantenimiento sea más seguro", apuntó Maschio. "Manenerlos en cautiverio no es un logro", aclara, para significar que deberían estar en su hábitat natural, del que nunca debieron ser sacados.
La lampalagua es una boa constrictora característica del norte del país; llegó desde la ciudad de Córdoba. "Estuvo en una casa donde la alimentaban con una zonda y así perdió la posibilidad de aprender a comer, una de las cuestiones que se atrofian al criar animales en el mascotismo. Con una manguerita de la boca hasta el estómago, le inyectaban pulpa molida de pollo, por ejemplo", relató Maschio. Ahora, ella trabaja cada día para ponerle la presa en la boca y que aprenda a comer. "El próximo paso será que aprenda a cazar su propia presa", apunta.
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Hay intención de modificar la legislación vigente
Desde la Dirección de Recursos Naturales de Córdoba, aseguran que están analizando una reforma de la legislación vigente.
De esta manera se acentuaría el control sobre el mascotismo ilegal en la provincia.
La idea es buscar mecanismos legales más firmes para no sólo prohibir la venta de animales que no sean domésticos -lo que ya está vigente- sino además para sancionar su tenencia.
El argumento, además de la protección de las especies, es el de seguridad. Uno de los datos que se está relevando en hospitales y clínicas es la cantidad de accidentes protagonizados por mascotas silvestres en hogares, desde reptiles hasta arañas, pasando por serpientes y felinos.
El dilema es la capacidad efectiva de control para hacer cumplir lo que dispongan las leyes y reglamentaciones.
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Pumas, arañas y serpientes como mascotas hogareñas
Aunque es ilegal, hay muchos casos de animales silvestres que se crían en viviendas. La reserva El Edén recupera a varios que sus dueños dejaron.
Villa Rumipal. Si algún distraído se interna en el patio de la casa de Karina Maschio, dentro de la reserva de fauna El Edén, en Villa Rumipal, puede llegar a sospechar que está inmerso en un sueño surrealista. Ahí, el canario es en realidad un búho, los gatos mutaron a pumas y en lugar de peces de colores, una lampalagua se enrosca entre cuatro paredes de vidrio.
Pero la imagen que resulta pintoresca y curiosa, de inmediato da paso a una postal mucho más triste, con animales silvestres cuyas vidas fueron manipuladas y cercenadas por la miopía humana.
En ninguno de los casos podrán ser reeducados para volver a su hábitat natural. Nunca incorporaron hábitos básicos de supervivencia y ya es tarde para que loa aprendan. A lo sumo podrán adaptarse a la vida en cautiverio o semicautiverio, como ofrece esta reconocida reserva del Valle de Calamuchita.
Caso por caso. La llegada de búhos, pumas y lampalagua fue casi coincidente y transformó la vivienda de la encargada de El Edén en una clínica de mascotas en rehabilitación. "No quiero dar un doble mensaje, llegaron varios animales pequeños y los traje a mi casa porque es el lugar más protegido por el invierno y la atención lleva mucho tiempo, pero seguimos pregonando la idea de que los animales silvestres no pueden estar en una casa común", aclaró Karina.
Tres búhos, apenas bebés y aún desplumados, fueron dejados en una bolsa de maíz en la puerta de la reserva. "Puede que hayan limpiado alguna torre o chimenea y hayan sacado el nido", especuló. Dentro de algún tiempo, se integrarán al plantel de aves rapaces y de vuelos de exhibición de la reserva. "Hay que aprender a cuidarlos, para favorecer el rol de depredadores naturales de plagas, como las ratas", añadió.
Dos pumas hermanos y de no más de cuatro meses de edad, arribaron a la reserva hace algunos días procedentes de Berrotarán. Vivían en el gallinero de una familia que los tenía, en su patio, hasta que tomaron conciencia de que era una idea descabellada seguirlos criando. Esa familia sigue ayudando en el mantenimiento de los animales.
"Ya es imposible que recuperen su libertad. Ahora intentamos amansarlos un poco, para que puedan acostumbrarse a nuestra presencia, al ritmo de la comida y a no ser agresivos, para que el mantenimiento sea más seguro", apuntó Maschio. "Manenerlos en cautiverio no es un logro", aclara, para significar que deberían estar en su hábitat natural, del que nunca debieron ser sacados.
La lampalagua es una boa constrictora característica del norte del país; llegó desde la ciudad de Córdoba. "Estuvo en una casa donde la alimentaban con una zonda y así perdió la posibilidad de aprender a comer, una de las cuestiones que se atrofian al criar animales en el mascotismo. Con una manguerita de la boca hasta el estómago, le inyectaban pulpa molida de pollo, por ejemplo", relató Maschio. Ahora, ella trabaja cada día para ponerle la presa en la boca y que aprenda a comer. "El próximo paso será que aprenda a cazar su propia presa", apunta.
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Desde la Dirección de Recursos Naturales de Córdoba, aseguran que están analizando una reforma de la legislación vigente.
De esta manera se acentuaría el control sobre el mascotismo ilegal en la provincia.
La idea es buscar mecanismos legales más firmes para no sólo prohibir la venta de animales que no sean domésticos -lo que ya está vigente- sino además para sancionar su tenencia.
El argumento, además de la protección de las especies, es el de seguridad. Uno de los datos que se está relevando en hospitales y clínicas es la cantidad de accidentes protagonizados por mascotas silvestres en hogares, desde reptiles hasta arañas, pasando por serpientes y felinos.
El dilema es la capacidad efectiva de control para hacer cumplir lo que dispongan las leyes y reglamentaciones.
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