25 jul 2010
Innviron: Plan B
11:50 p.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
El Puntal de Río Cuarto - Edición Electrónica (25/07/2010)
Plan B
Por Marcos Jure
Al final, Juan Jure se salvó. Porque la oposición, el periodismo y la gente expusieron tantas dudas ante el posible desembarco de Innviron que nunca avanzó el proyecto que el Municipio tenía listo ya en abril y que contemplaba que los norteamericanos ingresaran a Gamsur directamente, sin licitación ni compulsa de precios. Hoy, si los hechos ya se hubieran consumado, el intendente estaría enfrentando un escándalo similar al que padece su colega cordobés, Daniel Giacomino, que primero avanzó con Innviron y ahora anda buscando desesperadamente un antecedente creíble que certifique que esa empresa que quiere hacerse cargo del millonario negocio de la basura no es sólo un sello sino que opera al menos una planta de gasificación en algún lugar del ancho mundo.
No es que Jure no haya pagado un costo político por impulsar inicialmente la llegada de la firma norteamericana. Lo padeció y hasta hubo momentos en que se lo vio entre las cuerdas. Pero tuvo los reflejos suficientes para comprender que a nadie le cerraba el negocio y que despertaban sospechas tanto los inocultables vínculos políticos de los representantes de Innviron con el poder kirchnerista como la demasiado generosa propuesta de invertir 60 millones de dólares en una planta de gasificación. Esa misma empresa, que al principio se presentó como un gigante mundial en el rubro del tratamiento de residuos, apenas tiene un capital de 500 mil pesos y ahora ni siquiera puede demostrar que opera alguna de las 300 plantas que aseguró tener diseminadas por el planeta. En Córdoba, donde el proceso está más avanzado, las certificaciones que presentó Innviron dejaron un reguero de dudas porque, según publicó La Voz del Interior, el estado de Georgia, Estados Unidos, ha negado que la empresa esté operando allí como sostuvo ante el gobierno de Giacomino.
Jure tuvo la habilidad y el olfato suficientes para no avanzar tan ciegamente como sí lo hicieron los intendentes de Córdoba y Villa María. Llamó a una oferta pública cuando comprendió que la imagen de su gobierno y de él mismo como dirigente estaban en juego. Aunque no tenía casi opciones: se vio obligado a ceder porque en Río Cuarto se vivió desde el inicio un proceso que en las otras dos ciudades recién se está produciendo ahora, cuatro meses después. Aquí, la oposición -principalmente la Coalición Cívica y el Frente de la Gente pero también el peronismo aunque con idas y vueltas-, los medios y la gente comenzaron inmediatamente a preguntarse no sólo por el origen de la empresa sino también por el impacto que podría tener en el medio ambiente y en la calidad de vida la planta de gasificación que propuso Innviron.
Hoy, aunque no lo diga, el intendente debe sentir algún tipo de agradecimiento hacia la oposición aunque le haya hecho pasar más de un mal trago. ¿Qué habría pasado si, como pensó hacer originalmente el gobierno, la empresa norteamericana se hubiera incorporado a Gamsur sin licitación y recién después se hubiera descubierto la endeblez de sus antecedentes? La suerte de Jure estaría más comprometida que la de Giacomino, porque en Córdoba al menos se hizo una licitación y aún ni siquiera está firmado el contrato final con Williams, Franco y compañía.
En las últimas horas, Jorge Franco ha ratificado que mantienen el interés por Río Cuarto y que se presentarían en la oferta pública. Pero es difícil imaginar que, después de todo lo que se dijo, la empresa norteamericana se termine quedando con Gamsur.
Es inviable política y socialmente. No sólo en Río Cuarto sino también en Córdoba. El plan de alcance provincial que había desarrollado Innviron parece tambalear. Y si bien desde los gobiernos de cada una de las ciudades implicadas cuestionan a sus opositores por haber convertido la cuestión del tratamiento de los residuos en un caballito de batalla político, también es cierto que las críticas y los cuestionamientos no muerden en el vacío. En Villa María, donde Eduardo Accastello tuvo la picardía de hacer aprobar la llegada de Innviron en un abrir y cerrar de ojos, el aviso de proyecto que presentó la empresa sería tan frágil como el de Córdoba. Una organización ambientalista investigó los antecedentes que Innviron presentó ante el gobierno del intendente ultra K y las plantas que aseguró operar en China e Irlanda tampoco existirían.
En el Palacio de Mójica hay cada vez más funcionarios que dicen que lo de Innviron está hundido. Esbozan alguna esperanza de que otra empresa aparezca en el proceso de oferta pública que comenzará a correr dentro de diez días pero tampoco se hacen demasiadas ilusiones. Por eso, en las últimas horas hubo reuniones constantes entre funcionarios y concejales oficialistas para definir lo que será el Plan B, que contempla la opción cierta de que la basura siga en manos municipales. Hasta se barajó la posibilidad de que el Estado anticipara la capitalización de 10 millones de pesos que necesita Gamsur para no naufragar.
El interrogante es si el plan B que está diseñando el gobierno implicará el saneamiento definitivo de una empresa mixta que arroja números cada vez más alarmantes o si será, otra vez, un intento provisorio destinado a ganar tiempo.
En medio del mar de problemas que sufren Gamsur y el Ejecutivo, el gremio de recolectores ha salido a reclamar que el canon tenga otra suba y llegue a 3,8 millones de pesos. Si hoy el gobierno está pagando 2 millones con cheques diferidos -es decir, si no puede cancelar el canon en efectivo- ¿como haría para afrontar casi el 100% más y para hacerse cargo también de una capitalización de la mixta de entre 10 y 16 millones de pesos?
El gobierno debe por fin idear, diseñar y ejecutar un plan de mediano y largo plazo, que ataque la sangría financiera y la cuestión ambiental a la vez y que elimine de la agenda pública un problema que sólo provoca desgaste. Porque si la caída de Gamsur se sigue profundizando y, como advirtió el gremio, la empresa se hace inviable, entonces el daño político del que se salvó Jure cuando no firmó el desembarco de Innviron podría ser reemplazado por otro infinitamente mayor.
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Plan B
Por Marcos Jure
Al final, Juan Jure se salvó. Porque la oposición, el periodismo y la gente expusieron tantas dudas ante el posible desembarco de Innviron que nunca avanzó el proyecto que el Municipio tenía listo ya en abril y que contemplaba que los norteamericanos ingresaran a Gamsur directamente, sin licitación ni compulsa de precios. Hoy, si los hechos ya se hubieran consumado, el intendente estaría enfrentando un escándalo similar al que padece su colega cordobés, Daniel Giacomino, que primero avanzó con Innviron y ahora anda buscando desesperadamente un antecedente creíble que certifique que esa empresa que quiere hacerse cargo del millonario negocio de la basura no es sólo un sello sino que opera al menos una planta de gasificación en algún lugar del ancho mundo.
No es que Jure no haya pagado un costo político por impulsar inicialmente la llegada de la firma norteamericana. Lo padeció y hasta hubo momentos en que se lo vio entre las cuerdas. Pero tuvo los reflejos suficientes para comprender que a nadie le cerraba el negocio y que despertaban sospechas tanto los inocultables vínculos políticos de los representantes de Innviron con el poder kirchnerista como la demasiado generosa propuesta de invertir 60 millones de dólares en una planta de gasificación. Esa misma empresa, que al principio se presentó como un gigante mundial en el rubro del tratamiento de residuos, apenas tiene un capital de 500 mil pesos y ahora ni siquiera puede demostrar que opera alguna de las 300 plantas que aseguró tener diseminadas por el planeta. En Córdoba, donde el proceso está más avanzado, las certificaciones que presentó Innviron dejaron un reguero de dudas porque, según publicó La Voz del Interior, el estado de Georgia, Estados Unidos, ha negado que la empresa esté operando allí como sostuvo ante el gobierno de Giacomino.
Jure tuvo la habilidad y el olfato suficientes para no avanzar tan ciegamente como sí lo hicieron los intendentes de Córdoba y Villa María. Llamó a una oferta pública cuando comprendió que la imagen de su gobierno y de él mismo como dirigente estaban en juego. Aunque no tenía casi opciones: se vio obligado a ceder porque en Río Cuarto se vivió desde el inicio un proceso que en las otras dos ciudades recién se está produciendo ahora, cuatro meses después. Aquí, la oposición -principalmente la Coalición Cívica y el Frente de la Gente pero también el peronismo aunque con idas y vueltas-, los medios y la gente comenzaron inmediatamente a preguntarse no sólo por el origen de la empresa sino también por el impacto que podría tener en el medio ambiente y en la calidad de vida la planta de gasificación que propuso Innviron.
Hoy, aunque no lo diga, el intendente debe sentir algún tipo de agradecimiento hacia la oposición aunque le haya hecho pasar más de un mal trago. ¿Qué habría pasado si, como pensó hacer originalmente el gobierno, la empresa norteamericana se hubiera incorporado a Gamsur sin licitación y recién después se hubiera descubierto la endeblez de sus antecedentes? La suerte de Jure estaría más comprometida que la de Giacomino, porque en Córdoba al menos se hizo una licitación y aún ni siquiera está firmado el contrato final con Williams, Franco y compañía.
En las últimas horas, Jorge Franco ha ratificado que mantienen el interés por Río Cuarto y que se presentarían en la oferta pública. Pero es difícil imaginar que, después de todo lo que se dijo, la empresa norteamericana se termine quedando con Gamsur.
Es inviable política y socialmente. No sólo en Río Cuarto sino también en Córdoba. El plan de alcance provincial que había desarrollado Innviron parece tambalear. Y si bien desde los gobiernos de cada una de las ciudades implicadas cuestionan a sus opositores por haber convertido la cuestión del tratamiento de los residuos en un caballito de batalla político, también es cierto que las críticas y los cuestionamientos no muerden en el vacío. En Villa María, donde Eduardo Accastello tuvo la picardía de hacer aprobar la llegada de Innviron en un abrir y cerrar de ojos, el aviso de proyecto que presentó la empresa sería tan frágil como el de Córdoba. Una organización ambientalista investigó los antecedentes que Innviron presentó ante el gobierno del intendente ultra K y las plantas que aseguró operar en China e Irlanda tampoco existirían.
En el Palacio de Mójica hay cada vez más funcionarios que dicen que lo de Innviron está hundido. Esbozan alguna esperanza de que otra empresa aparezca en el proceso de oferta pública que comenzará a correr dentro de diez días pero tampoco se hacen demasiadas ilusiones. Por eso, en las últimas horas hubo reuniones constantes entre funcionarios y concejales oficialistas para definir lo que será el Plan B, que contempla la opción cierta de que la basura siga en manos municipales. Hasta se barajó la posibilidad de que el Estado anticipara la capitalización de 10 millones de pesos que necesita Gamsur para no naufragar.
El interrogante es si el plan B que está diseñando el gobierno implicará el saneamiento definitivo de una empresa mixta que arroja números cada vez más alarmantes o si será, otra vez, un intento provisorio destinado a ganar tiempo.
En medio del mar de problemas que sufren Gamsur y el Ejecutivo, el gremio de recolectores ha salido a reclamar que el canon tenga otra suba y llegue a 3,8 millones de pesos. Si hoy el gobierno está pagando 2 millones con cheques diferidos -es decir, si no puede cancelar el canon en efectivo- ¿como haría para afrontar casi el 100% más y para hacerse cargo también de una capitalización de la mixta de entre 10 y 16 millones de pesos?
El gobierno debe por fin idear, diseñar y ejecutar un plan de mediano y largo plazo, que ataque la sangría financiera y la cuestión ambiental a la vez y que elimine de la agenda pública un problema que sólo provoca desgaste. Porque si la caída de Gamsur se sigue profundizando y, como advirtió el gremio, la empresa se hace inviable, entonces el daño político del que se salvó Jure cuando no firmó el desembarco de Innviron podría ser reemplazado por otro infinitamente mayor.
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Capital,
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