18 jul 2010

Turismo Cinegético: 600 TN de veneno por año

Día a Día (18/07/2010)
600 toneladas de veneno por año



La UNC confirmó que el suelo del norte cordobés está contaminado con plomo. El metal proviene de los cartuchos de cazadores de palomas.
Cuando en 2002 la investigadora María Luisa Pignata presentó los resultados de su estudio, la sangre se le congeló. Allá en Lisboa y frente a otros 13 países había descubierto que Córdoba tenía la misma cantidad de plomo que países industriales como Polonia y Rusia. Sin embargo, las zonas de la provincia que habían reportado mayores concentraciones no tenían chimeneas humeantes sino pura soja. “¿En qué diablos me equivoqué”?, pensó.
Los resultados iniciales del grupo de estudio de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) fueron cotejados por Finlandia y España. Pero no fue necesario corregir nada, porque estaban en lo correcto: el norte cordobés tenía tanto plomo como los países desarrollados; pero el metal pesado no provenía de la industria sino, principalmente, de la caza empresarial de la paloma.
Ocho años más tarde, un reciente estudio del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC (que comanda Pignata) volvió a encender el alerta sobre el peligro de los perdigones del llamado “turismo cinegético”.
El estudio –publicado el 13 de mayo de este año en la revista especializada Journal of Soils and Sediments– comprobó que determinadas zonas de la provincia tienen valores significativamente superiores a los permitidos para zona agrícola. La principal fuente de emisión, corroboró el estudio, es el turismo cinegético.
Después del disparo. El equipo de investigadores que comanda María Luisa Pignata tomó 94 muestras de suelo en nueve zonas de Córdoba: las minas de uranio en Sierras Chicas, El Durazno, Chancaní, Despeñaderos, Río Tercero, Oliva, Pozo del Tigre (Estación General Paz), Yocsina y ciudad de Córdoba (barrio Los Sauces y Ferreyra). Se intentó de esta manera comprobar que, además del aire, el suelo también estaba contaminado.
Para no limitar el estudio al plomo, también se midieron otros materiales pesados con diferentes fuentes de emisión (plaguicidas para el cultivo, residuos industriales como los de la Fábrica Militar de Río Tercero o las metalmecánicas de Ferreyra, entre otras).
Los resultados fueron contundentes: “Las muestras de suelo que tomamos en campos donde se practicaba tiro al blanco como Pozo del Tigre registraron niveles extremadamente altos de plomo”, informó Pignata.
Esta publicación confirmó en suelo lo que la investigación inicial de 2002 confirmó en aire: el plomo depositado por el turismo cinegético (la UNC calcula que como mínimo son 600 toneladas por año) contamina tanto como las industrias polacas y rusas. Es que cada turista dispara entre mil y 1.500 tiros por día.
Mediante bioindicadores instalados en 52 sitios de Córdoba, la universidad localizó en forma exacta los sitios de mayor contaminación por plomo. Se identificaron cuatro zonas tóxicas (ver mapa). La más relevante fue la del norte provincial, próspera en caza de paloma.
De ángeles y demonios. El presidente de la Cámara de Turismo Cinegético de Córdoba, Octavio Crespo, dijo Día a Día que la caza de paloma estaba “demonizada”.
“Algunos creen que porque vienen cazadores de más de 15 mil kilómetros estamos haciendo algo ilegal. Todas las armas pasan por Aduana y están inscriptas en Registro Nacional de Armas. No traficamos ni drogas ni armas”, ironizó.
El Turismo Cinegético recepta el 10 por ciento del turismo internacional que llega a Córdoba. Desde la cámara aseguran que las condiciones de la fauna cordobesa hacen tan apetecible a la provincia. “En ningún sitio la paloma es tan plaga como en Córdoba”, agregó.
Crespo no quiso polemizar con los estudios de la UNC pero dijo que estaba interesado en conocer el impacto de los perdigones en el suelo: “No estamos cerrados a conocer investigaciones, siempre y cuando éstas sean imparciales. Hasta donde yo sé, no está comprobado que las municiones tengan efectos adversos en la salud humana. Los países que las prohibieron lo hicieron porque afecta a las aves migratorias, en humedales”.
La ley nacional 24051 de residuos peligrosos limita la cantidad de plomo que se arroja en forma industrial. La caza de paloma está inscripta como “actividad turística” y no “productiva” por eso le escapa a la norma.
Este diario consultó al secretario de Ambiente de Córdoba, Raúl Costa. El funcionario derivó la explicación a los técnicos de la institución, pero no hubo explicaciones.

Del aire al suelo y del suelo al Hombre.
Oxidado. El plomo por sí solo (como metal) no contamina. Pero al entrar en contacto con el aire, el agua y hasta el fuego (en caso de incendio), se oxida. Así puede ser transportado.
En fórmula iónica (combinado con otros elementos), es ingerido por especies acuáticas, pasa al suelo y al aire.
A la soja. Cuando el metal pesado ingresa a las aguas subterráneas contamina los vegetales. La soja es uno de los cultivos que más plomo acumula en grano.
En humanos. El metal se acumula en el organismo a través de los huesos (las enzimas no diferencian entre plomo y calcio) y de la sangre (la molécula de hemoglobina contiene hierro, parecido al otro metal). La intoxicación por plomo se llama saturnismo.

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La ley que prohíbe la munición pasó del cajón al archivo

El proyecto 06463 fue presentado el 10 de noviembre de 2004. Sin embargo, la normativa nunca fue tratada en recinto.
Existe en la Legislatura provincial un proyecto para prohibir la munición de plomo en la caza empresarial de la paloma, pero hay que buscarlo en el archivo. La norma, presentada por el ex presidente de la Comisión de Salud, Carlos Nouzeret (Unión por Córdoba) proponía el uso de una munición alternativa, ya sea de acero o de un material ecológico conformado por bismuto y estaño.
El proyecto 06463 fue presentado el 10 de noviembre de 2004. Sin embargo, la normativa nunca fue tratada en recinto. Después de dormir en un cajón, fue reflotada el 18 de febrero de 2008. Al año venció y ahora está archivada.
El actual presidente de la Comisión de Salud, Norberto Podversich, confirmó que el proyecto de regulación del plomo en turismo cinegético se encontraba archivado: “La norma venció. Nunca se reflotó ni se presentó un proyecto similar. En este momento está archivada y no se encuentra en espera de tratamiento en recinto”.
El proyecto fue aprobado dos veces por la Comisión de Salud. Sin embargo, nunca llegó al debate en el pleno. Una alta fuente de la Unicameral, que optó por el anonimato, confesó que el proyecto de Nouzeret llegó a figurar como orden del día en el recinto y que fue retirado a las 2 de la mañana. “Por presiones de distintos frentes, la norma fue cajoneada”, arriesgó.
Una nota publicada en Día a Día el 19 de agosto de 2007 informaba que el turismo cinegético había aportado en 2006 el 67 por ciento de los ingresos de la entonces Agencia Córdoba Ambiente, hoy devenida en secretaría. Este diario intentó conocer las cifras actuales a través del Tribunal de Cuentas pero la respuesta fue que, al convertirse en secretaría, Ambiente no rinde un balance anual.
El presidente de la Cámara de Turismo Cinegético de Córdoba, Octavio Crespo, aseguró que el sector no tendría inconvenientes en cambiar el material de los perdigones, siempre y cuando la modificación sea rentable. “Una alternativa sería reemplazar las municiones de plomo por las de acero. Sin embargo, estas últimas no se fabrican en el país y cuestan tres veces más que las convencionales”.
Otro punto que dificulta el cambio es el escaso desarrollo de una munición alternativa: “El plomo tiene el peso justo para el disparo. Todavía no se han encontrado elementos que lo reemplacen con el mismo peso”, detallaron fuentes del sector.
Una norma similar a la de Nouzeret está siendo impulsada a nivel nacional por la senadora por Córdoba, Norma Morandini. Para la investigadora María Luisa Pignata, ésta sería la mejor opción: “De nada nos sirve prohibir en la provincia si los cazadores se van a otro lado”.

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Se intoxican 30 adultos con metales en la ciudad

Lo detectó el Centro de Toxicología del Hospital San Roque. Las fundiciones son la principal fuente de emisión. El Hospital de Niños también advierte sobre los riesgos.
Hay dos cosas que preocupan sobremanera en el Centro de Toxicología del Hospital San Roque: la cantidad de afectados por plomo y la escasa detección precoz de esos casos. Por año, el departamento recepta 30 nuevos afectados, quienes deben ser sometidos a largos tratamientos.
La jefa de esa unidad, Verónica Goldaracena, aseguró que las principales fuentes de emisión de plomo, que causan intoxicaciones, son las fundiciones de baterías. “La mayor cantidad de intoxicados son por las fundiciones, ya sea por el trabajo o por contacto con residuos. En menor medida, recibimos casos de contaminación por viejas cañerías de plomo y de la pintura y barnices que contenían plomo”.
La especialista no pudo determinar si alguno de los pacientes se intoxicó a través de municiones, aunque destacó que sería necesario realizar un estudio epidemiológico en la zona para conocer el impacto en la salud humana.
En la misma línea, la jefa de toxicología del Hospital de Niños, Nilda Gait, destacó: “Las zonas de tiro al blanco son fuentes de emisión de plomo. Desconocemos en este momento cuál es el impacto en la población”.
Para investigadora María Luisa Pignata no hay medias tintas: “Existe una relación directa entre la composición de metales que tiene el ambiente de un determinado lugar con la composición que tiene el ser humano que en él habita. Nosotros comprobamos que las zonas con alto valor en plomo en aire también tenían valores altos en suelo. No hay duda de que en humanos pase lo mismo”.
Los efectos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que existen riesgos cuando se detectan más de 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre. Los cuadros de intoxicación se dan cuando se lesionan los órganos o sus funciones. La intoxicación por plomo, llamada saturnismo, es la forma más común de contaminación con metales pesados.
“Las personas expuestas en forma crónica al plomo desarrollan cuadros de anemia, neuropatías, convulsiones y edemas cerebrales. También tienen lesiones renales, impotencia sexual en hombres e incidencia de aborto, en mujeres”, explicó Goldaracena.
Por su parte, Gait agregó que difícilmente se detecte a tiempo un cuadro de saturnismo ya que la enfermedad presenta síntomas poco específicos. “Hace 4 años, recibimos en el hospital a una niña con diagnóstico de parasitosis y dolores abdominales. Le hicimos un dosaje en sangre y vimos una altísima concentración de plomo. La niña vive en Bouwer y sigue en tratamiento”.
El diagnóstico precoz es clave. Los síntomas son náuseas, dolores abdominales, de cabeza y músculos, entre otros. “Desde el Hospital San Roque realizamos dosajes de sangre para toda la provincia. Sólo tienen que mandarnos las muestras”, agregó Goldaracena.

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