21 ene 2024

Visión geográfica del acueducto río Paraná-Córdoba

 


La Voz del Interior (21/01/2024)
Visión geográfica del acueducto río Paraná-Córdoba: hay mejores alternativas

Es un espejismo pretender solucionar la escasez de agua de Córdoba trayéndola contra natura desde el lejano río Paraná.
La posibilidad de traer agua desde el río Paraná hasta la ciudad de Córdoba plantea, desde la ciencia geográfica, serias dudas por la ausente visión holística. ¿Qué agua vendrá?
1 - El agua deberá fluir en sentido contrario a la ley de la gravedad, para ascender un desnivel de 380 metros a lo largo de 350 kilómetros de recorrido. Será necesario construir numerosas estaciones de bombeo para tal fin. ¿Qué cálculos precisos se han realizado en cuanto a la cantidad de energía que se utilizará? ¿De dónde se la obtendrá?
2 - El sitio elegido para el inicio de la obra, Coronda, se corresponde al tramo medio del río. Allí el Paraná, el sexto más caudaloso del mundo, recibe en su cuenca de 2.120.000 kilómetros cuadrados las cargas contaminantes de 75 millones de habitantes de áreas urbanas e industriales de su alta cuenca.
3 - La masiva adopción de cultivos transgénicos y herbicidas de amplio espectro cubre casi el 29% de la cuenca. La aplicación anual de glifosato, dos y hasta tres veces, termina en el Paraná.
4- El río Bermejo, que se incorpora a través del Paraguay, aporta entre 100 y 160 millones de toneladas anuales de limos y arcillas, sedimentos en suspensión. Se deberán construir enormes depósitos para que las centrífugas permitan acelerar la decantación. Más energía, tampoco cuantificada.
5 - El río Paraná es una vía navegable internacional y su caudal está regulado principalmente por Brasil y por Paraguay. Surcado anualmente por miles de embarcaciones de todo el mundo, estas agregan aguas residuales y sustancias peligrosas. Habrá, por lo tanto, no sólo que desbarrar, sino además descontaminar de plásticos, de agrotóxicos, de afluentes industriales urbanos y de hidrocarburos para transportar agua en condiciones potables.
Finalmente, este canal y sus obras complementarias destruirán miles de hectáreas de la Pampa Húmeda, en las mejores tierras agrícola-ganaderas del mundo. Si bien la idea de traer agua del río Paraná es de larga data, antes no existía conocimiento de lo que implica manipular ecosistemas. Además, la contaminación del río en aquel tiempo era ínfima.
Por otra parte, existieron proyectos que fueron abandonados a tiempo, como el llamado “Canal Federal”. Nombrar el cambio climático, el calentamiento global y la sequía de tres años consecutivos de La Niña como los principales causantes del déficit hídrico de Córdoba demuestra un claro objetivo político.

Errores ambientales
El Gobierno provincial intenta salir airoso de los problemas que las sucesivas administraciones del cordobesismo han generado. Durante décadas, la Provincia se ha caracterizado por errar ambientalmente, esquivar los reclamos de gran parte de la ciudadanía y seguir adelante con astucia autoritaria e inconsulta. El resultado es claro: el presente ecocidio no surgió del vacío, sino de los incendios y desmontes del bosque nativo y de los pastizales; de las canteras y de la cementación de las sierras con autovías; de la expansión urbana descontrolada.
Por eso en Córdoba no hay agua: destruyeron la esponja natural que la retiene y la descarga lentamente. Las sequías y las inundaciones cada vez más severas así lo evidencian.
La topografía de Córdoba permite que el agua del río Tercero o Ctalamochita (el principal curso fluvial de la provincia, con un módulo medio anual de 31 m³/segundo) fluya hacia el mismo río Paraná. Transformado en Carcarañá, desagua al sur de la localidad de Puerto Gaboto, en el brazo Coronda. Según la explicación oficial, el acueducto –en su etapa final– procesará 14.000 m³/h (valga resaltar que, universalmente, el caudal de los ríos se mide en metros cúbicos por segundo y no por hora).
¿Acaso se ha buscado inflar la cifra para dar mayor importancia a la obra? En buen romance traeremos, en el mejor de los casos (se estiman pérdidas por evaporación e infiltraciones de alrededor del 10% del agua) y dentro de largo tiempo, tan sólo 3,88 m³/s del río Paraná, mientras aportamos al mismo río ocho veces ese caudal. Un auténtico absurdo desde todo punto de vista.
Existen otras alternativas menos costosas y más rápidas para solucionar el déficit hídrico del Gran Córdoba: extraer agua de la cuenca del río Ctalamochita, tal vez en el nacimiento del río Grande, al pie de la presa de Arroyo Corto (para evitar la contaminación que produce la Central Nuclear de Embalse). O utilizar parte del agua del río Anisacate (última cuenca importante y que no ha sido embalsada).
Ambos cursos se pueden empalmar con el ya existente canal de Los Molinos. Y mientras tanto, sanear las cuencas hídricas y los lagos San Roque, Los Molinos y Embalse de Río Tercero; continuar con el entubamiento total del canal Los Molinos-Córdoba; reutilizar, reciclar las aguas residuales y pluviales, aumentar la eficiencia. Tal vez cuando todos estos pasos se hayan completado, podremos pensar en acarrear agua desde tan lejos y a un costo ecológico tan inmenso.
Sabemos que el déficit hídrico de Córdoba no se reduce a una única receta para garantizar un suministro estable. Tal vez este canal construido sólo hasta el este provincial podría significar un alivio cuantitativo y cualitativo para aquella zona. Sí conocemos, en cambio, que existen pocos antecedentes a nivel mundial de obras semejantes, donde se bombea el agua. Baste mencionar el proyecto Arizona Central y el Canal de Crimea. Ambos han dejado consecuencias sociomedioambientales devastadoras.
En Córdoba no puede continuar ausente, echada por la borda, la palabra que representa la encrucijada clave, la sustentabilidad. No podemos exponer aún más a la sociedad con mayor endeudamiento. Si deberemos pagar U$S 100 por habitante para financiar esta obra, al menos exigimos nuestra participación ciudadana. Desde la Ciencia Geográfica sabemos que la Naturaleza no puede ser mercantilizada. Es un espejismo pretender solucionar la escasez de agua de Córdoba trayéndola contra natura desde el lejano río Paraná.

Por Pablo Sigismondi - Geógrafo

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