9 jul 2021

Ordeñando Nubes en el Champaquí

 


La Nueva Mañana (09/07/2021)
Ordeñando Nubes: dedicados a preservar las nacientes de agua y la biodiversidad

El proyecto con sede en Villa de Las Rosas realiza la reforestación con árboles nativos en la ladera oeste del cerro Champaquí desde hace 15 años. Economía sustentable.
Ordeñando Nubes es un proyecto que pertenece a la Fundación de Actividades Biosféricas (FAB) y como indica su nombre significa “recolectar el agua de las nubes a través de los bosques y pastizales de altura”, contó Pablo Fabre, coordinador de Viveros.
Esta iniciativa comenzó como un emprendimiento familiar en el paraje Los Molles, en Villa de Las Rosas, y posteriormente se consolidó como un grupo de trabajo que se encarga de la reforestación y la recuperación de las nacientes del arroyo del mismo nombre.
Las actividades que a diario llevan a cabo en las Sierras Grandes desde la entidad los inducen a contrarrestar el “grave proceso de desertización, la pérdida de suelos y de formas de vida preservando los bosques en la zona sur de la Reserva Hídrica Provincial de Achala”, comentó Fabre a La Nueva Mañana.
También controlan la vegetación exótica que invade distintos puntos de la reserva y el espacio que dejan lo repueblan con especies nativas, además de sostener que la restauración ecológica no es solo reforestación. Este vivero, en particular, se inició durante el invierno, y ahora ya se encuentra sirviendo a la rustificación y germinación de los plantines de tabaquillos.

Áreas de restauración
Con los primeros trabajos iniciados en 2007, el proyecto fue creciendo y ahora abarca una superficie de 700 hectáreas en una franja altitudinal entre los 700 y los 2.800 msnm, en la ladera oeste del Champaquí. “Debido al gran desnivel que presenta el área, encontramos formas de vida muy variadas que van desde vegetación propia del bosque serrano en las zonas más bajas, hasta bosques y pastizales de altura en las laderas más altas. Es en esas partes altas en donde las nubes se encuentran con los árboles y pajonales y son “ordeñadas”. Aquí Pablo Friedländer y Romina Torre, junto con el equipo del Centro de Restauración Ecológica y Educación Ambiental (Creea) de la Fundación de Actividades Biosféricas (FAB), intentan revertir siglos de degradación”, sostienen.
Entretanto, adoptaron la estrategia de la adquisición de tierras para la eventual creación de una reserva ecológica, cercado y reforestación de nacientes de arroyos, lo cual ya se ha concretado.
Entre los resultados más importantes se pueden mencionar la protección de bosques maduros y la plantación de unos 25.000 árboles nativos en tres sitios de restauración que se encuentran a diferentes altitudes, incluyendo las más elevadas de la provincia. “Para llegar a lo más alto resulta necesario transportar plantines y materiales con mulas y caballos, sorteando grandes desniveles”, añadieron.
Por otra parte, entre las actividades del proyecto se destaca la importancia que se da a la educación ambiental, con cursos permanentes en escuelas y para adultos, además de la participación desde 2018, momento en el cual comienzan a ser parte de la red de Acción Andina y junto a Acción Serrana sostuvieron un escalamiento considerable en la producción y plantación de tabaquillos.
A partir de sumarse a Acción Andina, se crearon grupos de trabajo con 20 integrantes voluntarios del Área de Viveros y desde el 2020, al dificultarse la labor de voluntariado con el inicio de la pandemia, incorporaron un equipo de reforestadores profesionales junto a colaboradores, vecinos de la zona además de tener un convenio con las municipalidades de Villa de Las Rosas y de Mina Clavero.
Acción Andina, asimismo, es una iniciativa liderada por Ecosistemas Andinos (EcoAn) y Global Forest Generation, que busca restaurar y proteger ecosistemas de bosques nativos altoandinos en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Los bosques son de vital importancia para garantizar el agua, la tierra y la seguridad alimentaria de las comunidades y ciudades locales, y son hábitats de una gran biodiversidad, incluyendo especies amenazadas.

El bosque serrano
En los días de verano, especialmente, “llueve, llovizna, sale el sol, las nubes entran en las quebradas, aparece el arco iris y vuelve a llover, y los árboles hacen su silencioso e incesante trabajo, captando cada gotita y distribuyendo el agua hacia el valle. Los bosques de tabaquillos son mágicos y ya están en sus lugares para lo cual se completó en febrero de este año la plantación y producción de más de 100.000 ejemplares nativos”, dicen los ambientalistas.
“Así es como plantando polylepis australis (tabaquillo) para ordeñar las nubes surgieron perspectivas esperanzadoras y potencialidades insospechadas al principio y vamos a seguir en esta dirección”, finalizó el coordinador Pablo.

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