13 sept 2020

La presión de la urbanización sobre las sierras

 


La Voz del Interior (13/09/2020)
La presión de la urbanización sobre las sierras

Hace unas semanas se lanzó la nueva edición del plan Procrear con participación virtual de muchos intendentes, entre ellos el de la ciudad de Córdoba, Martín Llaryora. El recuerdo que el Procrear dejó en nuestra provincia –en sus años de vigencia, entre 2012 y 2015– es vívido. Al igual que sucedió en todo el país, se impulsó con fuerza la industria de la construcción, con un fuerte impacto en las economías locales. Un poco más de 20 mil familias cordobesas pudieron acceder a la vivienda propia gracias al financiamiento.
A pesar de sus excelentes resultados para posibilitar el acceso a la vivienda de sectores de la clase media, el balance de la política no tuvo sólo aspectos positivos. Un impacto negativo, poco atendido en aquel entonces, estuvo vinculado a la dificultad del acceso a lotes donde construir.
En Córdoba, el valor del suelo dentro del ejido urbano forzó a gran parte de los beneficiarios a construir en localidades de su zona metropolitana. Los lotes con precios por debajo del umbral máximo que financiaba el programa sólo se podían encontrar fuera de la ciudad.
En una evaluación del Procrear, realizada por el Ides a pedido del Banco Hipotecario, se señala que en el departamento Colón se edificaron más viviendas Procrear (línea individual) que en la propia capital provincial (3.200 y 2.800, respectivamente).
Se facilitó el acceso a la vivienda propia, es cierto, pero en localizaciones con escasa provisión de infraestructura y servicios y alejadas de la centralidad urbana. Las localidades de las Sierras Chicas, preferidas para el asentamiento de las nuevas viviendas, experimentaron un brusco proceso de urbanización.
Esta dinámica es previa al Procrear, pero sin lugar a dudas la reforzó. Es importante notar que no se trata sólo de los countries –como se ha dicho en estos días a propósito de los incendios–, sino que es la urbanización como proceso –más allá de las tipologías– la que presiona sobre otros usos del suelo y disputa lugar al cinturón verde, a los bosques nativos y a las reservas hídricas.
Hace unos días, en una nota de La Voz se informaba que ante el relanzamiento del Procrear hay presiones para que la Secretaría de Ambiente de la Provincia destrabe la situación de entre 200 y 250 proyectos inmobiliarios de escasa envergadura que esperan la factibilidad de dicha jurisdicción, tal como exige la ley 10.208 de Política Ambiental de la Provincia de Córdoba.
Es necesario reconocer que existe una estrecha relación entre los grandes problemas que tiene Córdoba como ciudad y la presión que ejerce la urbanización sobre entornos por preservar.
La ciudad de Córdoba es una alta consumidora de suelo, año tras año se expande y eso es un gran negocio para los especuladores inmobiliarios, pero un gran problema ecosocial.
Un estudio de Cippec (2018) evidenció que entre 2006 y 2016 la superficie del área urbana mostró un fuerte crecimiento, pasando de 36.943 hectáreas en 2006 a 44.128 hectáreas en 2016, con un crecimiento medio anual de 1,79%; es decir, 1,9 veces el crecimiento poblacional.
Esta fuerte expansión se traduce en ganancias extraordinarias para quienes lucran cambiando suelo rural por urbano, y en costos más altos para el conjunto de la sociedad, debido al incremento de las inversiones necesarias para el funcionamiento y la provisión de servicios.
Con la expansión urbana perdemos todos, porque se vuelven más costosos los traslados de la población hacia los centros urbanos mediante transporte público que requiere mayores inversiones, o porque aumenta el uso medio del automóvil particular, con todos sus impactos ecosociales negativos.
La extensión de la urbanización degrada y consume suelos no urbanos, rompiendo equilibrios ecosistémicos, pero además empobrece la ciudad: genera una dinámica de deterioro de la infraestructura y servicios urbanos difícil de detener.
Urgen políticas de contención de la urbanización y promoción del acceso al suelo urbano en barrios centrales y pericentrales del núcleo del área metropolitana de Córdoba.
En ese marco, es clave aprovechar el relanzamiento del Procrear para fortalecer la ciudad construida y aprovechar los terrenos existentes en la ciudad central. De hecho, el Procrear tiene una línea interesante que son los desarrollos urbanísticos, mediante los cuales se promueve la construcción de viviendas multifamiliares, barrios Procrear.
Nuestra ciudad cuenta con baldíos que no tienen ningún impuesto a la tierra ociosa. Tenemos también grandes terrenos que pueden aprovechar la necesaria política de financiamiento a la vivienda y, al mismo tiempo, mejorar la ciudad en la que vivimos.
¿Aprovecharemos esta segunda oportunidad para producir una ciudad inclusiva y sustentable? ¿No será momento de rediscutir, entre otras cosas, qué hacemos con los predios ferroviarios en desuso, con las hectáreas del ex-Batallón 141 o con el predio de la antigua Cervecería Córdoba, hoy abandonada y en un estado de deterioro permanente?

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