7 sept 2020

Incendios: controversia sobre que hacer para restaurar

 


La Voz del Interior (07/09/2020)
Restaurar lo quemado por incendios: una discusión que rebrota

¿Se puede recuperar un bosque arrasado por las llamas? El debate se reaviva cada año. Pero no hay remediación posible si los mismos lugares de las Sierras se queman una y otra vez.
Después de cada incendio en las Sierras, el debate sobre qué hacer para restaurar las tierras que las llamas arrasaron “rebrota” antes que los primeros pastos, entre las cenizas.
Tras las más de 40 mil hectáreas quemadas entre Ischilín y Punilla en 15 días de agosto, esa discusión retornó. De lo quemado, una parte es pastizal, otra es monte nativo bien conservado, y otra son arbustales (que alguna vez fueron bosque maduro y tienen potencial de volver a serlo, si los fuegos y los desmontes no lo impiden).
En general, se admite que en Córdoba el Plan de Manejo del Fuego es eficiente y está bien equipado para el combate de las llamas, en el “durante”. Pero queda mucho por discutir sobre las medidas de prevención (el “antes”, que reduzca los focos), y sobre políticas de restauración (el “después”, para recuperar los ecosistemas quemados).
Este año, ese debate por el día después parece acentuarse.
La Secretaría de Ambiente de la Provincia convocó a una reunión a múltiples sectores y actores, de modo virtual, para armar equipos de trabajo que definan medidas de restauración. Hubo 65 participantes de grupos ambientalistas, académicos, de investigación y de organismos públicos provinciales y nacionales.
La convocatoria llamó la atención: no hay casi antecedentes de que Ambiente de Córdoba haya abierto el debate como esta vez.
Pero esa impresión se desvaneció pronto. Tres días después, el Gobierno provincial anunció medidas para las áreas quemadas y, entre ellas, un plan de reforestación y restauración ambiental. Desde las ONG ambientalistas y sectores académicos afines a ese tema se tomó rápida distancia.

Tomando distancia
“Estamos indignados. El viernes nos invitan a participar en un encuentro que no incluyó ningún debate pero que prometía generar mesas para darlo. Y el lunes aparecen con anuncios que tiran por la borda esa promesa, y hablan de un plan de reforestación sobre el que nadie opinó. Nos sentimos utilizados, para apaciguar los ánimos tras los graves incendios”, señaló Joaquín Piedrabuena, guardaparque y presidente de Ecosistemas Argentinos.
El biólogo Cristian Schneider, de los grupos Acem y Codebona, cuestionó que se anunciaron medidas “sin ningún debate ni participación” y opinó que se trata de acciones “otra vez unilaterales, superficiales y poco transparentes”.
Piedrabuena y Schneider coincidieron, por separado, en que “se anunció reforestar los sectores quemados, cuando eso es lo último que hay que hacer”.
“En lo académico y en lo técnico se plantean opciones muy distintas, que hace años se vienen pregonando sin que el Estado escuche. Y parece que de nuevo no escucharán”, marcó Piedrabuena.
“Antes que reforestar hay que discutir otros puntos de tipo productivo y de prevención. Si no, se da el absurdo de que se plantarían árboles en lugares que en dos o tres años vuelven a quemarse”, dijo Schneider.
Un estudio del Inta, por caso, estableció que buena parte de las zonas bajo fuego en agosto fueron ya quemadas “entre una y seis veces en los últimos 30 años”.
Entre los grupos de investigación sobre ecosistemas se viene sosteniendo que la prioridad, tras los fuegos en zonas de bosques nativos maduros o potenciales, es conservar los suelos. “No pisotear con personas ni ganado, cerrarlos, no tocarlos ni para reforestar. Sólo evitar la erosión, y observar la posibilidad de rebrote natural”, señalan como consigna.
“Si entran a plantar ahora, se puede resentir el suelo que está muy frágil. Además hay que discutir otras medidas, más integrales, de fondo, a largo plazo”, acotó Piedrabuena.

La visión provincial
Juan Scotto, secretario de Ambiente de Córdoba desde diciembre pasado, aclaró que “no hay un plan de acción definido y la idea es crear comisiones de trabajo con todos los sectores para darle forma”.
“El gobernador anunció medidas de apoyo a las familias y a los productores perjudicados por los incendios, y citó que había 25 millones de pesos para un plan de restauración ambiental, pero ese plan será el que surja de estas mesas de trabajo interdisciplinarias”, acotó el funcionario.
“La primera reunión fue sólo una presentación. Ahora estamos invitando a cada uno a sumarse al trabajo para proponer ideas y trazar ese plan”, señaló.
Scotto admitió que conocen los planteos de que reforestar no es lo primero. “Sabiendo eso, lo que ya ordenamos desde Ambiente es clausurar esas zonas, tratar de que no entre nadie. Estamos de acuerdo con ese criterio”, señaló.
Sobre los 400 mil árboles autóctonos que el gobernador prometió para sembrar en dos años, Scotto indicó que es una idea que se maneja, pero no para sembrar ya, ni en las áreas ahora quemadas. “Puede ser para cuando se acuerde conveniente, o para hacer forestación compensatoria, en lugares que no se hayan quemado este año”, señaló.
Scotto también apuntó que “no está definido, sino sólo propuesto, que se analice la viabilidad de generar espacios cortafuegos” e insistió con “la idea de crear ámbitos de discusión que se sostengan en el tiempo, porque los incendios seguirán ocurriendo”.

La ley de bosques
La ley provincial de bosques nativos vigente prohíbe expresamente que cualquier sitio catalogado en el mapa como zona roja (con monte conservado) pueda cambiar de uso de suelo por más que haya sido arrasado por el fuego.
Algunas organizaciones ambientalistas apuntan su sospecha de que parte de la intencionalidad en el origen de los incendios está ligada a quemar montes para luego avanzar sobre esos espacios en loteos, en usos agropecuarios u en otras variantes.
Marcan, además, que no hay suficiente control de la Provincia para evitar que esos delitos sean consumados. Ni sanciones cuando ocurren.
Sobre el punto anterior, el secretario de Ambiente de la Provincia, Juan Scotto, señaló que “la ley es clara al definir como ilegal todo cambio en los usos de suelos destinados a bosques nativos”.
El funcionario dijo que no descarta que en algún caso haya sucedido, pero sin aval del Estado. “No debe ocurrir. Si alguien sabe de un caso, debe denunciarlo para que la Policía Ambiental lo verifique”, manifestó.

Consejos para el suelo hecho cenizas
Un documento conjunto de investigadores universitarios y de ONG arrimó, hace un año, recomendaciones sobre “la restauración ecológica de ambientes serranos afectados por incendios”.
“Un ecosistema nativo quemado sigue estando vivo aunque no lo veamos, ya que las raíces siguen activas y casi todas las plantas rebrotan para comenzar la larga recuperación natural posfuego”, señalaba el texto.
Luego de ocurrido un incendio, la prioridad es evitar la pérdida de suelos y la instalación de especies exóticas invasoras (como acacia negra, siempreverde, olmo, grateus o zarzamora, entre otras). El suelo queda sumamente desprotegido y frágil. Por ello, cualquier intervención debe estar bien planificada.
“La mayoría de las áreas afectadas por los incendios en la zona serrana son utilizadas para la ganadería. De hecho, la quema de pastizales es una práctica común para favorecer el rebrote de los pastos. Es muy importante evitar que el ganado transite por las áreas quemadas, al menos durante una temporada de lluvias (hasta mayo del siguiente año).
El grado de fragilidad que tiene el suelo por la ausencia de vegetación y el impacto del pisoteo hacen que se pierdan o degraden gran cantidad de suelos”, apuntan.
Para reducir la erosión hídrica en zonas con pendiente, en las Sierras, se sugiere construir “fajas de retención” con troncos de árboles quemados y piedras. Esas fajas retienen el suelo y las cenizas con las primeras lluvias, acumulan semillas y reducen la velocidad de caída del agua.
Se recomienda recolectar semillas de árboles nativos sobrevivientes y sembrarlas.
“El sistema tiene alta resiliencia debido a que la mayoría de las plantas leñosas no mueren después de un incendio. Muchas veces parecen muertas, pero sus raíces están vivas, y con las lluvias rebrotan. La supervivencia es de entre un 70 y un 90 por ciento, dependiendo de la especie, de la intensidad del fuego y de otros factores”, se especifica.
“Si dejamos árboles quemados en pie, favorecemos que las aves se posen para defecar semillas, lo que ayuda a la biodiversidad”, añade.
Plantar especies nativas donde ya hay, aunque quemadas, no siempre es necesario, debido a la alta capacidad de rebrote después del fuego. Sin embargo, puede ser una estrategia útil cuando el incendio fue intenso y la mortalidad alta, o cuando ya había pocos árboles. “Las especies a implantar deben responder a una planificación”, recomiendan.

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