19 abr 2013
Las bicis: piden estacionamientos y dictan talleres
6:22 p.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
Día a Día (19/04/2013)
Todavía no se realizaron los estacionamientos de biciletas
El municipio había prometido inaugurarlas casi al mismo tiempo que las nuevas bicisendas
A varios meses de terminadas las bicisendas, para los usuarios de rodados hay algo aún que falta... ¡los estacionamientos!
Y es que en casi toda la extensión del circuito casi no hay aparcaderos para dejar los vehículos a pedal. Eso a pesar que en un primer momento se prometió que los estacionamientos nuevos y las bicisendas se inaugurarían casi al mismo tiempo.
“Las instalaciones se están confeccionando, están casi terminadas”, explicó a Día a Día el secretario de Transporte de la comuna, Juan Pablo Díaz Cardeilhac, tras estimar que –si todo marcha bien– antes de mediados de año los aparcaderos ya estarían funcionando.
“Esas obras son prioritarias para el desarrollo de las bicisendas”, aclaró y detalló que las instalaciones corren por cuenta de la “Cámara de la Bicicleta” y otras instituciones interesadas en apoyar la movida de las bicis en la ciudad.
Todavía falta. Para la Municipalidad, todavía no hay “auge” de bicis en Córdoba, aunque dicen que es prioritario desarrollar infraestructura para que lo alla.
Cardeilhac detalló además que tras la concreción de la primer etapa de bicicendas “ya se está licitando la segunda etapa”, que unirá la senda de lugones con las viejas ciclovias que vienen desde San Vicente y desde el norte, a través del Parque las Heras.
“Comprendaran la zona cercana al Panal”, explicó el funcionario municipal.
Ver Noticia On Line
Un taller enseña a armar tu propia bicicleta
El taller de ciclomecánica de barrio Güemes es epicentro de una particular movida: cada vez más vecinos concurren a armar sus vehículos con rezagos y bici-partes rescatados del olvido.
Hace un año, Biciurbanos y el Teatro La Luna tuvieron una idea fantástica: generar un taller gratuito para que ciclistas de todas las edades compartan las herramientas y conocimientos necesarios para arreglar sus rodados y dejarlos hechos “un chiche”.
Poco a poco, sin embargo, el espacio se fue llenando –más allá de interesados en arreglar su bici– de jóvenes interesados en “armar” sus propios vehículos a pedal, aprovechando restos de antiguos rodados propios o bici-partes.
“El caso más común es el de quien descubre un cuadro de bici, medio herrumbrado, arriba del techo o encuentran en la calle dos ruedas”, cuenta Juan Orco, uno de los coordinadores del espacio que en los últimos meses ayudó a varios jóvenes sin recursos a armar sus vehículos.
“Creo que la tendencia, muy en el fondo, refleja la necesidad por recuperar la mística de la bici; eso que ocurría cuando éramos chicos: las arreglábamos nosotros mismos la bicicleta, le colocábamos signos distintivos… ¡hasta le poníamos nombre!”, opina el coordinador, mientras revuelve incansablemente una lata llena de tuercas de mil tamaños, buscando la ideal.
Sobre ruedas. “Uno de los primeros casos de “armadores de bicis” fue el de un uruguayo de 24 años, que vino para construir una que le permita volver a su país. Tardó dos meses, pero lo logró… luego le perdimos el rastro asi que suponemos que cruzo el charco”, recuerda desde el otro lado de la calle Eduardo, otro de los coordinadores del taller.
“Luego del uruguayo llegó Ana, una chica de 19 años a la que le robaron su bici y quería armar una de reemplazo para no quedarse sin movilidad: el problema es que solo contaba con un manubrio y un cuadro viejo que encontró en la casa”, cuenta Juan. “Al final la hizo, pero demandó tres meses de trabajo pero no de manera exhaustiva: venía cuando su trabajo lo permitía”, aclara.
“Me animé a hacerla porque para mí ese medio de movilidad era indispensable. Aunque no sabía nada de bicis, los chicos me dieron una gran mano”, cuenta la muchacha, desde arriba del vehículo.
Luego siguieron más casos, como un muchacho de la Fundación Sí, que armó una bici especial para afilador y se la entregó un muchacho que tenía el oficio y necesitaba trabajar. O el de Teresa Domínguez, la mamá que ya rearmó dos para sus hijos Francisco y Josué, y tiene otra casi lista, para ella y su hija. “Las bici-partes nos la donó un señor que viajaba a Mendoza, y la mano de obra nosotros. Así como me vez ya tengo casi tres bicis armadas”, dice al cronista de Día a Día la señora, que viste una falda gris y sus manos manchadas de grasa lucen al tono.
El orgullo que pone Teresa al asunto deja en claro que armar una bici es mucho más que unir ruedas, cuadro y manubrio: es lograr una herramienta que posibilite libertad y capacidad de acción. “Sobre todo en los jóvenes, saciar la necesidad de movilidad sin depender de nadie más es fundamental”, finalizó Juan.
En su día, festejo. Biciurbanos celebra el día con un paseo desde la plaza Velez Sársfield a las 19. Luego hay música en el Teatro La Luna.
Rejunte de experiencias. El taller de Ciclomecánica (Pasaje Escuti 915) funciona todos los lunes y sábados por la tarde en el Teatro La Luna, y más allá de ser un excelente espacio para capacitar sobre el mantenimiento de los rodados, es un buen espacio de interacción para ciclistas de diversos orígenes.
Un ejemplo de eso es Nadia (foto), profe de historia y concurre com su amiga Carolina para preparar un viaje pedaleando a Brasil, Uruguay u otra región del continente.
“Queremos salir de viaje en bici en enero, y vinimos al taller para saber que convenía: si armar dos nuevos rodados o mejorar los nuestros”, dice.
Se reciben piezas. Si bien el tiempo que demanda armar una bici puede alcanzar los dos o tres meses, por lo general la demora es causa de la imposibilidad de dedicarse al asunto “tiempo completo”. Otras veces, cuando el modelo de bici que se intenta armar es muy especial, la demora puede surgir a partir de la dificultad para hallar ciertas piezas. Varios bicicleteros ya saben que deben guardar partes raras para los armadores.
“Otras veces no queda otra que comprar algunas piezas; pero el gasto puede llegar a ser mínimo. Ana, para su bici gastó sólo 120 pesos”, cuenta Juan.
Para ayudar en la búsqueda de ciertas partes que se transforman casi en una “figurita difícil”, el taller se reciben donaciones de piezas de bicis (e incluso herramientas) que agilizan la tarea.
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Más Información:
La Mañana de Córdoba - Edición Electrónica (19/04/2013)
- Día de la Bicicleta
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Todavía no se realizaron los estacionamientos de biciletas
El municipio había prometido inaugurarlas casi al mismo tiempo que las nuevas bicisendasA varios meses de terminadas las bicisendas, para los usuarios de rodados hay algo aún que falta... ¡los estacionamientos!
Y es que en casi toda la extensión del circuito casi no hay aparcaderos para dejar los vehículos a pedal. Eso a pesar que en un primer momento se prometió que los estacionamientos nuevos y las bicisendas se inaugurarían casi al mismo tiempo.
“Las instalaciones se están confeccionando, están casi terminadas”, explicó a Día a Día el secretario de Transporte de la comuna, Juan Pablo Díaz Cardeilhac, tras estimar que –si todo marcha bien– antes de mediados de año los aparcaderos ya estarían funcionando.
“Esas obras son prioritarias para el desarrollo de las bicisendas”, aclaró y detalló que las instalaciones corren por cuenta de la “Cámara de la Bicicleta” y otras instituciones interesadas en apoyar la movida de las bicis en la ciudad.
Todavía falta. Para la Municipalidad, todavía no hay “auge” de bicis en Córdoba, aunque dicen que es prioritario desarrollar infraestructura para que lo alla.
Cardeilhac detalló además que tras la concreción de la primer etapa de bicicendas “ya se está licitando la segunda etapa”, que unirá la senda de lugones con las viejas ciclovias que vienen desde San Vicente y desde el norte, a través del Parque las Heras.
“Comprendaran la zona cercana al Panal”, explicó el funcionario municipal.
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Un taller enseña a armar tu propia bicicleta
El taller de ciclomecánica de barrio Güemes es epicentro de una particular movida: cada vez más vecinos concurren a armar sus vehículos con rezagos y bici-partes rescatados del olvido.
Hace un año, Biciurbanos y el Teatro La Luna tuvieron una idea fantástica: generar un taller gratuito para que ciclistas de todas las edades compartan las herramientas y conocimientos necesarios para arreglar sus rodados y dejarlos hechos “un chiche”.
Poco a poco, sin embargo, el espacio se fue llenando –más allá de interesados en arreglar su bici– de jóvenes interesados en “armar” sus propios vehículos a pedal, aprovechando restos de antiguos rodados propios o bici-partes.
“El caso más común es el de quien descubre un cuadro de bici, medio herrumbrado, arriba del techo o encuentran en la calle dos ruedas”, cuenta Juan Orco, uno de los coordinadores del espacio que en los últimos meses ayudó a varios jóvenes sin recursos a armar sus vehículos.
“Creo que la tendencia, muy en el fondo, refleja la necesidad por recuperar la mística de la bici; eso que ocurría cuando éramos chicos: las arreglábamos nosotros mismos la bicicleta, le colocábamos signos distintivos… ¡hasta le poníamos nombre!”, opina el coordinador, mientras revuelve incansablemente una lata llena de tuercas de mil tamaños, buscando la ideal.
Sobre ruedas. “Uno de los primeros casos de “armadores de bicis” fue el de un uruguayo de 24 años, que vino para construir una que le permita volver a su país. Tardó dos meses, pero lo logró… luego le perdimos el rastro asi que suponemos que cruzo el charco”, recuerda desde el otro lado de la calle Eduardo, otro de los coordinadores del taller.
“Luego del uruguayo llegó Ana, una chica de 19 años a la que le robaron su bici y quería armar una de reemplazo para no quedarse sin movilidad: el problema es que solo contaba con un manubrio y un cuadro viejo que encontró en la casa”, cuenta Juan. “Al final la hizo, pero demandó tres meses de trabajo pero no de manera exhaustiva: venía cuando su trabajo lo permitía”, aclara.
“Me animé a hacerla porque para mí ese medio de movilidad era indispensable. Aunque no sabía nada de bicis, los chicos me dieron una gran mano”, cuenta la muchacha, desde arriba del vehículo.
Luego siguieron más casos, como un muchacho de la Fundación Sí, que armó una bici especial para afilador y se la entregó un muchacho que tenía el oficio y necesitaba trabajar. O el de Teresa Domínguez, la mamá que ya rearmó dos para sus hijos Francisco y Josué, y tiene otra casi lista, para ella y su hija. “Las bici-partes nos la donó un señor que viajaba a Mendoza, y la mano de obra nosotros. Así como me vez ya tengo casi tres bicis armadas”, dice al cronista de Día a Día la señora, que viste una falda gris y sus manos manchadas de grasa lucen al tono.
El orgullo que pone Teresa al asunto deja en claro que armar una bici es mucho más que unir ruedas, cuadro y manubrio: es lograr una herramienta que posibilite libertad y capacidad de acción. “Sobre todo en los jóvenes, saciar la necesidad de movilidad sin depender de nadie más es fundamental”, finalizó Juan.
En su día, festejo. Biciurbanos celebra el día con un paseo desde la plaza Velez Sársfield a las 19. Luego hay música en el Teatro La Luna.
Rejunte de experiencias. El taller de Ciclomecánica (Pasaje Escuti 915) funciona todos los lunes y sábados por la tarde en el Teatro La Luna, y más allá de ser un excelente espacio para capacitar sobre el mantenimiento de los rodados, es un buen espacio de interacción para ciclistas de diversos orígenes.
Un ejemplo de eso es Nadia (foto), profe de historia y concurre com su amiga Carolina para preparar un viaje pedaleando a Brasil, Uruguay u otra región del continente.
“Queremos salir de viaje en bici en enero, y vinimos al taller para saber que convenía: si armar dos nuevos rodados o mejorar los nuestros”, dice.
Se reciben piezas. Si bien el tiempo que demanda armar una bici puede alcanzar los dos o tres meses, por lo general la demora es causa de la imposibilidad de dedicarse al asunto “tiempo completo”. Otras veces, cuando el modelo de bici que se intenta armar es muy especial, la demora puede surgir a partir de la dificultad para hallar ciertas piezas. Varios bicicleteros ya saben que deben guardar partes raras para los armadores.
“Otras veces no queda otra que comprar algunas piezas; pero el gasto puede llegar a ser mínimo. Ana, para su bici gastó sólo 120 pesos”, cuenta Juan.
Para ayudar en la búsqueda de ciertas partes que se transforman casi en una “figurita difícil”, el taller se reciben donaciones de piezas de bicis (e incluso herramientas) que agilizan la tarea.
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