18 may 2012

Fumigaciones: detectan daño genético

El Puntal de Río Cuarto (18/05/2012)
Fumigaciones: detectan daño genético en quienes viven cerca de los cultivos

Son los resultados preliminares del estudio de un equipo de investigadores de la Universidad local, en Marcos Juárez. La exposición a los agroquímicos eleva el riesgo de cáncer y de otras enfermedades
Según resultados preliminares de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto en Marcos Juárez, los vecinos de la periferia de esa ciudad presentan daños genéticos semejantes al de los aplicadores de agroquímicos.
Es por la exposición ambiental a los plaguicidas que se usan en los cultivos, en campos cercanos a las viviendas. Delia Aiassa, doctora en Biología y referente del trabajo de investigación que se hace en conjunto con la Municipalidad de Marcos Juárez, explicó que esa población tiene un riesgo aumentado de contraer cáncer y otras enfermedades como consecuencia del contacto con los tóxicos.

-¿Cuáles son los primeros resultados del trabajo en Marcos Juárez?, preguntó PUNTAL.
-Comenzamos a trabajar con aplicadores de agroquímicos, en su mayoría aplicadores aéreos, a diferencia de lo que veníamos haciendo en otras localidades, donde la mayoría eran aplicadores con mochilas, o en máquinas terrestres. Los resultados de Marcos Juárez, en cuanto a aplicaciones, son los mismos que encontramos en otras localidades de la provincia.

-¿Y allí cuál es el dato?
-Que tienen un aumento de daño en el material genético aquellas personas que están en contacto directo con estas sustancias. Nuestro trabajo está apoyado por la bibliografía internacional, y es el primer trabajo en la provincia de Córdoba en material genético de personas en contacto con plaguicidas. Hay grupos en Santa Fe que están haciendo estudios parecidos a los nuestros, pero no con la misma batería de tests que utilizamos nosotros.

-¿La gente expuesta directamente a los agroquímicos tiene más riesgo de daño genético que la que no lo está?
-Lo que hemos encontrado, precisamente, es que tienen un aumento en el daño del material genético en relación a las personas que no manipulan estas sustancias

-¿Lo han plasmado en números?
-Sí, pero para eso tendríamos que empezar a hablar de los ensayos. Pero, en general, nosotros decimos que ese daño aumentado se puede interpretar como un riesgo aumentado de padecer algún tipo de patologías como neoplasias (cáncer). Los cánceres más frecuentes y listados en la bibliografía, que tienen que ver con los agroquímicos, son las leucemias, por ejemplo. En general, en los aplicadores encontramos valores aumentados en relación a las personas que no están en contacto con agroquímicos. El punto de Marcos Juárez, donde empezamos a trabajar el año pasado, es que las personas que viven en la localidad pero no aplican los plaguicidas, sino que los reciben en forma ambiental, porque la ciudad está ro-deada de campos, tienen un daño semejante a aquellos que están en contacto directo.

-¿Se trata de las personas que  viven en la periferia?
-Sí, son las personas que  viven en la periferia. Eso nos llevó a preguntarnos cómo están recibiendo los plaguicidas e indagar sobre las condiciones en que ellos viven. En marzo de este año hicimos un muestreo de alrededor de 100 personas (entre adultos y niños) que no se dedican a tareas rurales pero que viven entre 100 y 500 metros de las zonas cultivadas. Marcos Juárez tiene la particularidad de que están siendo pulverizados por lo menos 8 meses del año con distintas mezclas. Los más utilizados son el glifosato, cipermetrina, atrazina, endosulfán, que desde el año que viene tiene prohibida la comercialización y el uso.
Estamos trabajando fuertemente con las autoridades del lugar y con los médicos, que son quienes nos apoyan y se encargan de monitorear el sistema de salud. Además, son quienes han alertado a las autoridades sobre problemas que antes tenían una frecuencia baja y que ahora la están viendo aumentada. Son rinitis, bronquitis, reacciones alérgicas, abortos, infertilidad, malformaciones. Son observaciones que los médicos hacen en su práctica diaria.

-¿Es decir que las personas que viven en la periferia de Marcos Juárez presentan algún grado de daño en el material genético?
-Hasta los primeros resultados, sí. Podemos decir que hay valores aumentados en los ensayos que estamos practicando en sangre, lo que significa un riesgo aumentado a padecer algún tipo de los problemas que se asocian en la literatura con estas sustancias tóxicas. La toxicidad del plaguicida está más que demostrada en modelos experimentales, en células humanas cultivadas in vitro y expuestas a diferentes concentraciones de estas sustancias. Hay mucha literatura en ese sentido, y no se lo puede desconocer. Lo que nosotros estudiamos es el efecto que pueden causar esas sustancias en el material genético. ¿Por qué en el material genético? Porque un daño aumentado en el material genético significa un riesgo por ejemplo a desarrollar neoplasias, que es lo que se observa en los aumentos del cáncer en estas localidades.

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“Hay que rever la clasificación de la toxicidad de los agroquímicos”

Sergio Bevilacqua, abogado y docente de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad local, se sumó en 2008 junto a otros investigadores al equipo de estudio sobre agroquímicos que encabeza la doctora Delia Aiassa. “Al principio, nos abocamos a la descripcion de la legislación vigente, y hoy avanzamos en el estudio del régimen de responsabilidad y en la política  legislativa”, dijo Bevilacqua.

-¿Qué puntos hay para mejorar?
-La ley de Córdoba es bastante completa. Con relación a la aplicación de agroquímicos, prevé exámenes toxicológicos para las personas expuestas, y también el uso de indumentaria adecuada para esa tarea. Pero esos artículos no están reglamentados: dice que hay que usar ropa especial, pero no dice cuál. Eso debe ser explicitado por un decreto. Y aunque dice que deben hacerse exámenes toxicológicos, no dice cuáles.

-¿Se plantean el tema de los retiros para la fumigación?
-Hay que revisar la clasificación actual de la toxicidad de los agroquímicos. El glifosato es “levemente tóxico”, pero los estudios demuestran que causan un daño. La ley provincial  dice que se puede usar para fumigaciones aéreas a una distancia de 500 metros de la planta urbana, y a 1.500 metros los productos más tóxicos.

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