4 may 2009

“En energía no hay visión de largo plazo”

La Mañana de Córdoba (04/05/2009)
“En energía no hay visión de largo plazo”



El experto analiza los cuellos de botella del sistema. Plantea que hoy es el momento de dar señales claras para demanda y oferta, de manera que cuando la economía se recupere la infraestructura responda.
La situación del sistema energético argentino volvió al tapete a partir del documento emitido por los ocho ex secretarios del área que planteó la necesidad de aumentar las inversiones ante el avance hacia el final del autoabastecimiento. Más allá del contenido, la polémica la generó los inconvenientes para presentar el material en la Universidad de Buenos Aires.
Fernando Navajas, economista especialista en temas energéticos, admite que -aunque en esta coyuntura, por la recesión-, hay un alivio a los problemas pero ni bien la actividad económica vuelva a la normalidad, los problemas regresarán con fuerza porque lejos de solucionarse, quedaron latentes.
“Hace falta una visión de largo plazo”, dijo en diálogo con LA MAÑANA y planteó que los problemas de generación son los más acuciantes, aunque los existentes en la red de transmisión están latentes y saldrán a la luz cuando se comience a producir más electricidad.
Respecto de las señales que debe dar el gobierno, aconsejó trabajar sobre los precios y aprovechar la oportunidad que da la baja del crudo a nivel internacional para alinear los domésticos a los internacionales. Incluso se refirió a que, en caso de una devaluación, está comprobado que “los precios de la energía en casos de devaluación se dan con que quedan como ancla para sostener las cosas”.
Cuestionó la falta de transparencia de los fideicomisos y advirtió que sería bueno que “el Estado haga el planeamiento, que los organismos de control cumplan con lo suyo y que los privados retomen su rol”. El problema de los fideicomisos, acotó, es que no son controlados y constituyen una “caja negra”.

- ¿Dónde estamos parados en materia de energía hoy?
- Estamos en una situación menos angustiante que la que teníamos a mediados del año pasado y que llevó al gobierno a tomar medidas que por estos meses se tradujeron en los aumentos de tarifas. Esos retoques fueron el resultado de esa preocupación y del dolor de bolsillo que le provocaban al gobierno los subsidios. Por la recesión, cayó el precio del crudo; de 150 dólares el barril bajó a menos de 50 dólares y, junto con eso, se dieron los aumentos nominales en Argentina, con lo que la brecha entre los precios internacionales y los domésticos se cerró un poco. Por el lado de las cantidades, por el freno de la economía se redujo la demanda eléctrica y de combustibles líquidos. Eso da más margen, genera menos angustia para poder cambiar el esquema. El pronunciamiento de los ex secretarios plantea visiones de largo plazo. Y eso es interesante. No se pusieron a pelear por lo que hizo cada uno de ellos.

- ¿Cómo se presenta el futuro, vuelven las malas noticias?
- Las malas noticias son que sin tomar medidas ahora, las complicaciones volverán. Si la economía internacional vuelve a un estado de normalidad en 2010 el crudo volverá a subir, no a 140 pero si probablemente a 70. Pero, además, hay problemas domésticos basados en desajustes fiscales y macroeconómicos que ponen duda sobre el tipo de cambio argentino y las posibilidades de una devaluación. Y cuando uno estudia lo que pasa con los precios de la energía en casos de devaluación se dan con que quedan como ancla para sostener las cosas. Además, si se diera algo así, no habrá colchón fiscal para subsidiar. No hay que olvidar que aquí las reformas fiscales son a lo bruto, en forma de devaluación que resuelve parte de lo fiscal, pero otros problemas vuelven. Para eso hay que escaparse del corto plazo.

- El pronunciamiento cuestionó los fideicomisos creados para las obras, ¿cómo los analiza, qué le parecen?
- Hubo una gran discusión parlamentaria cuando la política de cargos tarifarios se puso sobre la mesa y el Congreso casi se rebela pero, en ese entonces, el oficialismo tenía número suficiente y disciplina. Con ese sistema se hicieron obras de infraestructura, pero tienen problemas de vicio, tienden a sustituir la capacidad del sector privado -con precios sincerados- de hacer los trabajos. Los fideicomisos no tienen controles, son una caja negra. Todos esos problemas y cuestionamientos terminaron provocando parálisis; el gobierno sigue haciendo cosas pero el compromiso público es cada vez mayor. El Estado debe invertir cada vez más de manera opaca y a un costo mayor que el que tendría con licitaciones transparentes. Viene desde atrás está discusión, no es nueva.

- La gente se pregunta con insistencia por qué si el crudo bajó a menos de la mitad los precios de las naftas en Argentina no cayeron…
- Porque eso ocurre que cuando se está pegado a los precios internacionales, entonces se ven movimientos rápidos. Pero acá hay un divorcio entre los dos que se hizo con el impuesto a las exportaciones. Eso es lo que determina que el precio doméstico se quede fijo. El que fluctúa es el internacional. El gobierno, en alguna medida, hizo bien en no tocar esas cargas, pero ahora debería prepararse para lo que viene, para dar señales más claras para la demanda y para la oferta. En materia energética las señales de precios son claves, sirven para tomar decisiones de equipamiento no para consumir.

- ¿Dónde están hoy los cuellos de botella del sistema energético?
- Hay dos tipos, los efectivos y los latentes. Los primeros están en generación, en producción, en la poca exploración de los últimos años. Y hay latentes en el sentido de que cuando se vuelva la normalidad en generación el sistema de transporte empezará a zozobrar. Se hicieron algunas obras en materia eléctrica pero no son suficientes. Hay que darle una visión más moderna al sistema, que el Estado haga el planeamiento, que los organismos de control cumplan con lo suyo y que los privados retomen su rol.

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