4 jun 2008

Entrevista a Montenegro

El Puntal de Villa María (04/06/2008)
“Cuando los funcionarios y los vecinos aprendan lo que ocurre, quizás sea tarde”

El doctor Raúl Montenegro es biólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Córdoba. Recibió en 2004 el Premio Nobel Alternativo del Parlamento de Estocolmo. Habló de ecología provincial y mundial
En el Día Mundial del Medioambiente, esta entrevista fue hecha vía mail al biólgo cordobés, quien amablemente respondió a la solicitud.

-La pregunta inicial es saber si en los últimos años ha crecido la conciencia ecológica en Córdoba en particular y en Argentina en general.
-Lo que indudablemente creció es la lectura que hacemos como sociedad de los problemas ambientales. La crisis ambiental le estalló en las manos a muchas personas y comunidades. Sólo crece lentamente, en cambio, la noción de que cada persona, individualmente, también es parte del problema.

-Villa María tiene basurales a cielo abierto a orillas del río ¿Cuáles son los riesgos de continuar con estas prácticas?
- Villa María nunca tuvo una política seria de residuos sólidos, lo que refleja la pobreza de enfoques que mostraron las sucesivas gestiones municipales. Ostenta, además, entre sus antecedentes más oscuros el caso Corbam, y la inexplicable radicación de un incinerador de residuos patógenos que además de contaminar, y masivamente, era un exponente de tecnología medieval. En Villa María el primer cambio debe ser generado por el propio Municipio trabajando juntamente con los ciudadanos y las organizaciones intermedias. Villa Giardino es un interesante modelo de cómo puede hacerse.

-Hace pocos días, un muchacho villamariense, Franco García, mostró unos videos para concientizar sobre el problema de las minas a cielo abierto ¿Qué nos puede decir al respecto?
-Las megamineras son el producto de la complicidad de los gobiernos nacional y provinciales, sobre todo de San Juan y La Rioja, y en la actualidad de Mendoza también. Su radicación es inexplicable. Destruyen las altas cuencas hídricas, contaminan el agua (como ocurrió con La Alumbrera), consumen cantidades inaceptables de agua y de energía eléctrica, y dejan dantescos depósitos de residuos peligrosos al terminar sus actividades. Son actividades golondrina cuyos impactos son transgeneracionales.

-¿Qué sucede en Córdoba?
-Acá tuvimos patéticos ejemplos de minería de uranio, como Los Gigantes. Lo inconcebible es que la mina, cerrada a fines de la década de 1980, sigue sin ser remediada, y en barrio La Fraternidad, en la ciudad de Córdoba, continúan almacenadas 36.000 toneladas de residuos radiactivos de baja actividad sin aislar y sin tratamiento. La Comisión Nacional de Energía Atómica es tan poco seria como las grandes mineras extranjeras que hoy operan en Argentina.

-Pareciera ser que tanto Córdoba como Villa María son ciudades privilegiadas en cuanto al recurso “agua potable”, sin embargo, ¿se sabe hasta cuándo va a aguantar este recurso si se sigue malgastando de esta manera?
-Las cuencas hídricas de captación de Córdoba están colapsadas porque no se protegió la vegetación nativa del ambiente serrano. Al contrario, sigue la deforestación y los incendios, se planta papa y pinos en las sierras, y se extienden las urbanizaciones. No sólo se dilapida el agua, cuenca abajo, sino que se destruyen las fábricas naturales de agua instaladas en las sierras. Las personas creen que el agua que derrochan viene de la canilla, cuando en realidad es producida en las serranías. Cuando los funcionarios y los vecinos aprendan lo que ocurre, tal vez sea demasiado tarde.

-Háblenos un poco acerca de agroquímicos y fertilizantes, productos de mucha utilización en esta zona sojera ¿qué riesgo portan al ser humano que los manipula?
-Los plaguicidas usados en soja por ejemplo, principalmente endosulfán, glifosato y 2,4 D, contaminan el ambiente, destruyen la biodiversidad (los campos son cada vez más silenciosos), y lo que es más grave, nos contaminan indiscriminadamente. En Argentina, personas de todas las edades enferman y mueren por las bajas dosis de plaguicidas que reciben, pues afectan el sistema hormonal (disrupción endocrina) y disminuyen la capacidad defensiva del organismo. Lamentablemente la legislación sólo protege de las dosis letales, no de las bajas dosis. Es inconcebible que los ingenieros agrónomos sigan haciendo recetas fitosanitarias sin la participación de médicos y especialistas en ecología. Si el Estado se decidiese a hacer estudios epidemiológicos serios, los resultados serían espeluznantes.

-En los últimos años, las ciudades van cercando cada vez más a los anchos ríos cordobeses (el pobre Suquía es un tristísimo ejemplo). ¿Por qué se manipulan de esta manera los ríos? ¿No existe ninguna ley que el Gobierno los intervenga o que impida al menos que las fábricas tiren los residuos en sus cauces?
-Lo que no existe en cantidad son funcionarios bien formados y capaces. Desde una Romina Picolotti que aprende ambiente por correspondencia a organismos provinciales y municipales de ambiente dirigidos por personas sin formación. Nadie discute que un hospital debe ser dirigido por un médico. Pero se acepta que una abogada inexperta maneje la Secretaría de Ambiente de la Nación. Cuando nos demos cuenta de lo que esto significa habrá menos biodiversidad, menos montes y menos cuencas hídricas en buen funcionamiento.

-¿Qué puede decir acerca del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático que el año pasado se alzaron con el Nobel de la Paz?
-Me parece muy meritorio que se haya premiado a un panel técnicamente sólido. Lo que sin embargo sigue faltando es una mayor transferencia a la sociedad de las medidas prácticas que deben adoptarse. Insisto personalmente en la urgente necesidad de aumentar la resistencia ambiental de Argentina a ese cambio climático y otras alteraciones, pero las universidades siguen siendo muy poco activas hacia fuera.

-Hablemos un poco de cambio climático entonces. En una semana pasamos de un verano tropical a un invierno siberiano. ¿Debido a qué factor?
-No deben confundirse hechos meteorológicos de baja frecuencia pero con antecedentes de haber ocurrido, con cambio climático. Lo que sí está sucediendo y en forma preocupante es un aumento de la temperatura superficial media de la Tierra (que sin cambio climático era de unos 15°C). De paso, no debe combatirse el llamado “efecto invernadero”, pues gracias a este efecto persiste la vida en la Tierra, sino el “exceso” de efecto invernadero. Al aumentar la temperatura media y existir cada vez menos ecosistemas naturales se descalabra el funcionamiento de la atmósfera, y se generan cambios cada vez más perceptibles. Desde mayores sequías a mayores precipitaciones, o inviernos más fríos y calientes.

Ver Noticia On Line

0 comentarios:

Buscar este blog

Blog Archive

Temas

Archivo de Blogs