2 ago 2007

Desechos al por mayor

El Puntal de Villa María (02/08/2007)
Desechos fabriles, escombros y basura destruyen un hermoso barrio


Los residuos se tiran en los bordes del río en un largo de más de un kilómetro. Han sido infructuosos los esfuerzos de los vecinos y del Municipio, para modificar las acciones desaprensivas que se realizana A la altura del puente de Ruta 2 camino a la Fábrica Militar, una calle de tierra seca (República de Siria) bordea las margenes del río.
La calle serpentea al costado del agua para juntarse, un kilómetro más adelante, con barrio Barrancas del Río.
El vecindario, pequeño cuadriculado de viviendas de techos bajos, hace unos años ha empezado a padecer la cercanía de un basural; uno que se fue formando de manera repentina y creciendo de manera monstruosa. Al principio, fueron algunas paladas de escombros de quienes no pudiendo arrojarlos en el viejo desagüe se desplazaron unos metros. Luego se sumaron las bolsas, y las márgenes del río se encontraron con sus lomos brillados por el plástico de los desperdicios. La reproducción de los desechos había comenzado su loca carrera sin fin.
En los días de viento, es mucho peor, tanto a nivel olfativo como de aspecto. Las tupidas ramas de los costados lucen como una súbita vegetación brotada en lamparones blancos. Los repentinos frutos son destripadas bolsas de nylon que flamean hechas jirones según la dirección del viento. Luego el olor a suero de fábricas no muy lejanas que arrojan líquidos al río, cubre el barrio como una cortina de peste olfativa.
“Pero eso no es todo -comentó una vecina-, también nos llega una vez por semana una verdadera lluvia de hollejos de maní y otros cereales que se pelan en una seleccionadora de cereales. Te despertás y ves todo el patio sepultado de un aserrín que no sabés de dónde viene. Lo sacás en pala, te juro. Parece que estuviera nevando”. El barrio Barrancas del Río, enclavado en un lugar cuasi paradisíaco, se ve perjudicado cada día más por la polución de fábricas cercanas y la negligencia de vecinos de otros barrios que no piensan que cerca de donde arrojan la basura viven muchas familias. En lo de Mario Ortega En una sencilla casa de Barrancas del Río vive uno de los vecinos más respetados y con más antiguedad del barrio: Mario Ortega, albañil. “Yo he levantado muchas de las casas de este barrio, por eso me duele tanto lo que está pasando acá, con la basura y con el lugar en general, que se devalúa y desprestigia día a día”, explicó. “El problema principal es de la gente del radio del centro de la ciudad.
Ellos vienen, sobre todo a la noche, a tirar los desperdicios. Nosotros -los vecinos- hemos ido a hablar por las buenas con ellos, pero muchas veces nos han querido hasta boxear”, manifestó el vecino.
“Yo he sido presidente del Centro Vecinal durante tres períodos -agregó-. Creo que en ese tiempo he mandado 150 cartas a la Municipalidad, quizás más. Y la Municipalidad ha venido algunas veces, incluso ha limpiado y ha puesto carteles. Pero con carteles, a la gente que ensucia no la parás. Tendrían que poner una persona continua al menos durante 30 ó 60 días en los horarios más álgidos en que se arrojan desperdicios”. Consultado sobre el tipo de basura que se tira, Mario comentó que “el año pasado tiraban un montón de jeringas descartables. Perros muertos, incluso llegamos a encontrar el cadáver de un caballo”.
“El punto es que a los animales no sólo los tiran muertos, sino que cuando una perra o una gata tiene cría, a los cachorros los tiran cruelmente entre la chatarra”, dijo su esposa Beatriz.
El otro de los problemas “es el tiempo de la poda” -declaró Mario-. “Si venís dentro de 15 ó 20 días vas a ver que casi no se puede pasar de todas las ramas que tiran en medio del camino. A la costanera entera la tapan de troncos”. Combatiendo las moscas

-¿Los vecinos del barrio se sienten especialmente perjudicados?

-Por supuesto. Los que nos castigan son la gente del centro, que por no irse a tirar la basura más lejos nos molesta y parece no gustarle que uno se queje y defienda lo que tiene. Porque nosotros no vamos a tirar la basura, por ejemplo, en la vereda del bulevar Alvear. La gente nos castiga conscientemente porque a esto lo hemos hablado y difundido, pero ellos insisten.

-¿Han tenido problemas a nivel de contaminación?

-En el verano pasado, seis personas del barrio se han infectado de la piel a causa de las moscas. Porque en verano, el basural es un hervidero de moscas verdes de un tamaño sobrenatural, que son agentes de muchas enfermedades.
En esos momentos se acerca Beatriz y señala: “Ya no podés salir a comer en el patio porque las moscas se te suben a los alimentos. Tenemos que poner mosquiteros por todos lados y cuando hace calor gastamos 4 tubos de Raid por semana”.

-¿Cómo se soluciona esto?

-Creo que hay un compromiso moral que deben asumir los ciudadanos. Porque todos somos seres humanos, pagamos los mismos impuestos y tenemos el mismo valor como personas. Tenemos que dejar de poner carteles o amenazar con multas. Esto sólo se soluciona con solidaridad.


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