3 jul 2012
Las enseñanzas de barrio Ituzaingó Anexo
11:29 a.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
La Voz del Interior (03/07/2012)
Las enseñanzas de barrio Ituzaingó Anexo
Betiana Cabrera Fasolis (Red de Médicos de Pueblos Fumigados, Movimiento Libres del Sur-FAP)
En el mismo momento en que Córdoba asiste a este juicio histórico, la presidenta de la Nación elogia a la empresa Monsanto por su desarrollo de semillas transgénicas. Betiana Cabrera Fasolis.
Entre otras cosas, el esperado juicio por las fumigaciones a barrio Ituzaingó Anexo, en el sur de la capital provincial, generó una importante adhesión social. La voz de estas mujeres, con el dolor a cuestas pero con la voluntad infranqueable, se hizo oír en todos lados.
Les ponen nombre y apellido a todas nuestras estadísticas: cánceres, malformaciones congénitas, abortos espontáneos, enfermedades endocrinas, respiratorias y dermatológicas.
Ellas fueron las que lograron la eliminación del PCB (bifenilos policlorados, por sus siglas en inglés), la instalación de un centro de salud y el pavimento y saneamiento para su barrio. Promovieron, además, ordenanzas municipales para todos los cordobeses y el reconocimiento internacional antes que el nacional.
Vemos, también, cómo muchos dirigentes en sintonía con el Gobierno nacional destacan esta lucha.
Pero en el mismo momento en que Córdoba asiste a este juicio histórico, la Presidenta de la Nación elogia a la empresa Monsanto por su desarrollo de semillas transgénicas o genéticamente modificadas, que son las que justamente hacen indispensable la utilización de la sustancia contaminante: el glifosato.
Ambientalistas, médicos, campesinos y Naciones Unidas (a través de su comité de derechos económicos, sociales y culturales) alertamos lo que esto significará: corrimiento de la frontera agropecuaria, más desmontes, más poblaciones desalojadas, mayor utilización de agrotóxicos.
El diaguita Javier Chocobar, la campesina Sandra Juárez, el qom Roberto López, el militante del Mocase Cristian Ferreyra, asesinados por defender su territorio y cuestionar un modelo extractivo que goza de la impunidad de los exponentes provinciales del kirchnerismo, dan cuenta de ello.
En tiempo récord, se vota una ley antiterrorista y se cajonea un proyecto de ley para frenar los desalojos a los campesinos. En la misma Cámara de Diputados de la Nación, esperan los proyectos de ley elaborados por nuestros colectivos: prohibición de la fumigación aérea (al igual que en la Unión Europea), reclasificación de los agrotóxicos (que hoy realiza el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, Senasa) y el alejamiento de la fumigación terrestre de los asentamientos urbanos y periurbanos.
No es la única actividad extractivista por la cual el gobierno de Cristina Fernández no rinde cuentas de sus consecuencias en la salud y el ambiente. Casualmente, cuando el mundo estaba expectante por la Cumbre de Río+20, el ministro de Planificación, Julio De Vido, se reunía con Peter Monk, director de la empresa minera Barrick Gold.
Esto también tiene su correlato cordobés. José Manuel de la Sota saluda la instalación de Monsanto en la localidad de Malvinas Argentinas y afirma que la ley de bosques es perfectible.
Estamos citando a la bochornosa “ley Falo” (número 9.814), que ni siquiera cumple con los preceptos mínimos de protección del bosque que exige la ley nacional en este rubro.
Esto le valió un pedido de inconstitucionalidad ante la Corte Suprema de Justicia por parte de la Universidad Nacional de Río Cuarto, y un tímido reclamo posterior por parte de la Universidad Nacional de Córdoba, que hoy sirve de trampolín político para dirigentes K.
Mientras tanto, dado que la provincia de Córdoba posee una de las tasas de deforestación más altas del mundo, el bosque nativo cordobés se sigue reduciendo. Lejos de una mirada utópica del “monte nativo”, nos preocupa que en el ecosistema haya una relación estrecha entre agua y bosque; si no, tendremos que acostumbrarnos a vivir crisis hídricas cada vez más recurrentes.
Más allá de los resultados judiciales, las madres de barrio Ituzaingó nos van a dejar una enseñanza, y es que el interés económico de unos pocos puede desembocar en desmedro de la salud y la vida de muchos.
El próximo desafío es que la adhesión social en general y de los oficialismos en particular se transforme en hechos concretos para defender la salud de todos y todas, y no en oportunismo político
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Las enseñanzas de barrio Ituzaingó Anexo
Betiana Cabrera Fasolis (Red de Médicos de Pueblos Fumigados, Movimiento Libres del Sur-FAP)
En el mismo momento en que Córdoba asiste a este juicio histórico, la presidenta de la Nación elogia a la empresa Monsanto por su desarrollo de semillas transgénicas. Betiana Cabrera Fasolis.
Entre otras cosas, el esperado juicio por las fumigaciones a barrio Ituzaingó Anexo, en el sur de la capital provincial, generó una importante adhesión social. La voz de estas mujeres, con el dolor a cuestas pero con la voluntad infranqueable, se hizo oír en todos lados.
Les ponen nombre y apellido a todas nuestras estadísticas: cánceres, malformaciones congénitas, abortos espontáneos, enfermedades endocrinas, respiratorias y dermatológicas.
Ellas fueron las que lograron la eliminación del PCB (bifenilos policlorados, por sus siglas en inglés), la instalación de un centro de salud y el pavimento y saneamiento para su barrio. Promovieron, además, ordenanzas municipales para todos los cordobeses y el reconocimiento internacional antes que el nacional.
Vemos, también, cómo muchos dirigentes en sintonía con el Gobierno nacional destacan esta lucha.
Pero en el mismo momento en que Córdoba asiste a este juicio histórico, la Presidenta de la Nación elogia a la empresa Monsanto por su desarrollo de semillas transgénicas o genéticamente modificadas, que son las que justamente hacen indispensable la utilización de la sustancia contaminante: el glifosato.
Ambientalistas, médicos, campesinos y Naciones Unidas (a través de su comité de derechos económicos, sociales y culturales) alertamos lo que esto significará: corrimiento de la frontera agropecuaria, más desmontes, más poblaciones desalojadas, mayor utilización de agrotóxicos.
El diaguita Javier Chocobar, la campesina Sandra Juárez, el qom Roberto López, el militante del Mocase Cristian Ferreyra, asesinados por defender su territorio y cuestionar un modelo extractivo que goza de la impunidad de los exponentes provinciales del kirchnerismo, dan cuenta de ello.
En tiempo récord, se vota una ley antiterrorista y se cajonea un proyecto de ley para frenar los desalojos a los campesinos. En la misma Cámara de Diputados de la Nación, esperan los proyectos de ley elaborados por nuestros colectivos: prohibición de la fumigación aérea (al igual que en la Unión Europea), reclasificación de los agrotóxicos (que hoy realiza el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, Senasa) y el alejamiento de la fumigación terrestre de los asentamientos urbanos y periurbanos.
No es la única actividad extractivista por la cual el gobierno de Cristina Fernández no rinde cuentas de sus consecuencias en la salud y el ambiente. Casualmente, cuando el mundo estaba expectante por la Cumbre de Río+20, el ministro de Planificación, Julio De Vido, se reunía con Peter Monk, director de la empresa minera Barrick Gold.
Esto también tiene su correlato cordobés. José Manuel de la Sota saluda la instalación de Monsanto en la localidad de Malvinas Argentinas y afirma que la ley de bosques es perfectible.
Estamos citando a la bochornosa “ley Falo” (número 9.814), que ni siquiera cumple con los preceptos mínimos de protección del bosque que exige la ley nacional en este rubro.
Esto le valió un pedido de inconstitucionalidad ante la Corte Suprema de Justicia por parte de la Universidad Nacional de Río Cuarto, y un tímido reclamo posterior por parte de la Universidad Nacional de Córdoba, que hoy sirve de trampolín político para dirigentes K.
Mientras tanto, dado que la provincia de Córdoba posee una de las tasas de deforestación más altas del mundo, el bosque nativo cordobés se sigue reduciendo. Lejos de una mirada utópica del “monte nativo”, nos preocupa que en el ecosistema haya una relación estrecha entre agua y bosque; si no, tendremos que acostumbrarnos a vivir crisis hídricas cada vez más recurrentes.
Más allá de los resultados judiciales, las madres de barrio Ituzaingó nos van a dejar una enseñanza, y es que el interés económico de unos pocos puede desembocar en desmedro de la salud y la vida de muchos.
El próximo desafío es que la adhesión social en general y de los oficialismos en particular se transforme en hechos concretos para defender la salud de todos y todas, y no en oportunismo político
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