4 may 2012

Plazas barriales, muestrarios de luces rotas

La Voz del Interior (04/05/2012)
Plazas barriales, muestrarios de luces rotas

Los vecinos se quejan de la inseguridad y la inacción municipal. Centros vecinales piden que se permita a los frentistas podar su árbol.
Para las plazas de la ciudad, vandalismo y falta de mantenimiento es un combo fatal: de noche, en muchos barrios de la ciudad estos espacios se vuelven una boca de lobo. Los vecinos dicen que por la oscuridad los arrebatos están a la orden del día y que, a pesar de los reclamos, las sucesivas gestiones municipales dejan el tema en el abandono.
“Es una cuestión que no se resuelve, en Córdoba la mitad del alumbrado público presenta problemas, no es cierto que se iluminaron 20 barrios. Yo conozco todos los centros vecinales de la periferia y la luminaria es el problema número uno, y la seguridad, que viene detrás, es el segundo”, dice Antonio Rossi, quien desde hace 12 años preside la Federación Provincial de Centros Vecinales.
Barrios oscuros. Tanto la zona norte como la sur registran problemas. La gente denuncia falta de luz en barrios como San Lorenzo Sur, Villa El Libertador, San Pablo, Inaudi, San Carlos, Ejército Argentino, Poeta Lugones, Cerro Norte, Argüello, Villa 8 de Julio y Remedios de Escalada, entre otros. Y eso es fácilmente comprobable: basta recorrer algunas zonas después de las 19 para notarlo. La Plaza Blas Parera, en las calles Baradero y Rumipal, es un ejemplo. “La plaza y el barrio son sumamente oscuros, tengo una verdulería en frente pero cuando anochece atiendo desde una ventanita, me da miedo”, dice Yolanda.
Aquí los árboles frondosos complican el panorama y les dan a los ladrones el contexto adecuado para los famosos arrebatos. En este sentido, la Federación pide la modificación de la Ordenanza 7.000, que prohíbe a los frentistas podar sus propios árboles. “El trámite de pedido a la Municipalidad es burocrático y engorroso, lleva meses y a veces no se soluciona. Y los árboles tienen mucho que ver con el tema de la oscuridad, por eso, si se dejara al frentista que lo corte cuando es necesario, tendríamos un 30 por ciento más de iluminación en las calles”, plantea Rossi. Para él, la culpa es compartida entre las personas que rompen los faroles y las autoridades. “El vandalismo está enquistado en la sociedad, lo hacen a propósito. Pero eso no es excusa para la falta de mantenimiento”, dice Rossi.
Los espacios verdes de Poeta Lugones y San Pablo también se transforman en un peligro de noche. En la primera sólo funcionan dos faroles en todo el predio. “Mucha gente baja del colectivo, tiene que cruzar la plaza, y tiene miedo de que le roben. Nos cansamos de pedir a la Municipalidad, me gustaría que los funcionarios recorran las plazas de noche para que vean lo que pasa”, cuenta Jorge, zapatero del barrio, cuyo negocio se encuentra en Colodrero y Pedro Cavia, en frente de la Plazoleta Malvina Rosa Quiroga.
En la Plaza Eva Perón de Ejército Argentino –Béccar Varela y Escobar– por ejemplo, de 20 focos, seis no funcionan. “En la tormenta algunos se rompieron y no los arreglaron. Dentro de todo, a la plaza la salva que tiene una cancha de fútbol con reflectores, pero aún así no sé si es segura”, cuenta Emiliano, un estudiante secundario.
Qué dice la Municipalidad. “Hay espacios que todavía tienen la pintura de (Rubén) Martí, es decir que no se pintaron nunca en tres gestiones”, admitió el director de Espacios Verdes, Miguel Mongiano. Reconoce que en la periferia hay muchos problemas de iluminación, pero subrayó que hay un plan en marcha. Aseguró que se adquirieron insumos y que se acelerará el recupero inmediato de unas 50 plazas vía administración. Ya algo se está haciendo, de manera rotativa por CPC.
“Pensamos dividir en cuatro la ciudad y licitar la construcción de veredas asfálticas y la instalación de playones deportivos, con juegos, areneros, arcos y cuadros de básquet”, prometió Mongiano.

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Espacios compartidos

Por Diego Marconetti.

¿Cuánto tiempo puede durar una lámpara en una plaza? Hasta que el primer ina­daptado la rompa de una pedrada.
El destino de los espacios verdes de la ciudad de Córdoba es el mismo de todos los lugares públicos: sólo subsisten en medianas condiciones los que reciben un cuidado extra del Estado o de privados.
Por ejemplo, el Paseo del Buen Pastor, que se mantiene gracias al refuerzo policial y al de una empresa de seguridad que impiden y disuaden los actos vandálicos.
Lo penoso es que ese esfuerzo extra va disminuyendo a medida que las plazas o los espacios públicos se ubican más alejados del Centro. Y en la misma proporción disminuye el tiempo que puede durar sano un arreglo, una lámpara o un juego para niños.
Si el plan de recuperación de espacios verdes prometido se materializa, ¿cuánto tiempo pasará hasta que el mal estado de las plazas vuelva a ser noticia? ¿Será necesario poner un policía las 24 horas en cada uno de los más de mil paseos de la ciudad, para que nadie rompa las cosas? En algún momento, los cordobeses deberemos volver a pensar lo público como propio y defenderlo como tal. Si no, habrá que repetir el ciclo de reclamos, quejas y arreglos una y otra vez. La responsabilidad de mantener esos espacios no es exclusiva del municipio, sino que corresponde a todos los que los utilizamos. Es lo que se llama convivencia, palabra que cada vez parece más utópica en una ciudad como Córdoba.

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