1 sept 2008

Repercusiones del albergue de perros

El Diario de Villa María (01/09/2008)
Censuran las medidas municipales acerca de los canes



Ex dirigentes de la Asociación Protectora de Animales "Sarmiento" rechazan en la presente carta la forma en que fueron erradicados los caniles de la entidad

Señor director:
Debe haber pocas expresiones más odiosas que "yo te lo dije". Sin embargo, en este caso, cae como anillo al dedo. Nosotras lo dijimos una y otra vez desde las páginas de los diarios, lo difundimos por la radio (por lo menos por aquellas que nos lo permitieron, que no es el caso de LV28 Radio Villa María). Se lo dijimos a los funcionarios municipales y a cuantos nos prestaron su oído. Por eso, cuando el viernes por la mañana leímos la nota sobre las condiciones en que se hallan los perros alojados en el basural -algunos ya muertos, habiendo sido devorados por sus compañeros de infortunio y, el máximo espanto, uno siendo comido vivo- nos horrorizamos, pero no nos soprendimos.
En la edición de EL DIARIO del 2 de mayo del corriente se publicó una nota, la primera de varias, que nos hicieran cuando visitamos su sede para expresar nuestra preocupación. Unos pocos días antes, el 29 de abril, irónicamente el Día del Animal, habíamos tenido una entrevista con el señor secretario de Gobierno doctor Muñoz, donde le habíamos dado a conocer nuestra posición con respecto al traslado de los animales desde el albergue de Intendente Poretti al basural. Nuestras objeciones se basaban, entre otros, en los siguientes puntos: a) la ubicación es completamente inadecuada porque un basural es un lugar altamente contaminado; b) según admitiera el funcionario, no habría nadie que brindara atención a los animales y esto, sumado a la falta de alimentos, llevaría indefectiblemente a encarnizadas peleas; c) la distancia en que se encuentra seguramente haría que fueran muchas las ocasiones en que faltaría la comida y el agua; d) no se había consultado a los socios sobre este traslado; e) el firmante del "acuerdo", presidente interino de la asociación, señor Hugo Pérez, era contratista de la Municipalidad, lo que lo inhibiría de representar los intereses de los animales; f) de los doce o más puntos del "acuerdo" -vacunación antirábica, concientización de la población, etcétera, no se había cumplido ninguno. El señor secretario, lejos de receptar nuestras sugerencias nos informó que en el curso de la semana procederían a trasladar a los perros, ya que esta decisión era irreversible. El señor Climaco, por otra parte, también funcionario municipal, presenció y avaló el traslado de muchos animales al basural.
Ni agua, ni comida, ni un ser humano que les impidiera matarse entre ellos. ¿Cuántos han muerto de manera horrorosa? ¿Cuántos más tienen que morir para que alguien de la Municipalidad se apiade de ellos y tome la determinación de encontrarles un destino mejor y más humano, que esperamos no sea el exterminio, pues no sería raro que esa fuera "la solución final" por ser la más fácil. ¿Quién se hace ahora responsable de este desatino? Señores de la Protectora, señores de la Municipalidad, ¡qué vergüenza! ¡Qué tremenda vergüenza!

Edith de Allende - María T. Magi de Quevedo

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