9 mar 2008
Río III y su agua
9:44 a.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
La Voz del Interior (09/03/2008)
¿Hasta cuándo podrá Río Tercero tomar el agua potable de sus napas subterráneas?
La ciudad de Río Tercero ingresó en estos días a la discusión por la renovación de la concesión del servicio de agua potable del municipio a la Cooperativa de Obras. El aspecto que más controversias generará en ese debate será el nuevo cuadro tarifario propuesto, que implicará aumentos del 103 por ciento durante este año en ese servicio.
Sin embargo, el debate no involucra otros aspectos centrales de ese servicio, vital para toda comunidad. El punto más esencial, y que nunca fue abordado con profundidad, es qué garantías tendrá la ciudad de contar con agua potable disponible en el futuro.
La Cooperativa de Obras y Servicios, a cargo de la prestación, estima en base a sus estudios que en las napas subterráneas de la que extrae el agua, habría disponibilidad para unos 40 años más, si es que se logra cierto control y se evita su contaminación. Por la envergadura y complejidad del tema, 40 años es un lapso que debería obligar a ir imaginando desde ya alternativas.
En ese marco, un aspecto del que prácticamente nunca se habló en la ciudad y que pasará a ser gravitante, es que de las aguas de las napas subterráneas, de alta calidad en esta zona, se nutren tanto los 50 mil habitantes de la ciudad a través de la Cooperativa, como las tres grandes industrias químicas radicadas en su polo fabril, que en conjunto demandan más cantidad de agua que el resto de la ciudad.
Pensar en eso
En la Cooperativa de Obras asumen que ya debería ser un tema para instalar en la agenda. Las grandes fábricas toman el agua que utilizan en sus procesos industriales de la misma napa que abastece a la ciudad. En términos sencillos, al menos la mitad de la reserva de agua potable directa que tiene Río Tercero se va en uso industrial.
Para dimensionar el volumen, basta citar que la ciudad hoy utiliza –según datos de la Cooperativa– 350 mil metros cúbicos por mes de agua. Eso representa unos 350 millones de litros por mes.
En la Cooperativa están convencidos que las tres grandes industrias de la ciudad utilizan en conjunto una cantidad aún mayor.
Fábrica Militar, Atanor y Petroquímica Río Tercero no le compran el agua a la Cooperativa local, sino que le pagan un canon a la Dirección Provincial de Hidráulica (ex Dipas), según la cantidad de agua que declaren usar.
Como las primeras napas más superficiales ya tienen vestigios de contaminación (por químicos en algunas áreas y por nitratos por exceso de extracción en otros), tanto la ciudad como las industrias recurren ya a las napas que están a 200 metros, que no tienen contacto con las primera, pero que representan la última reserva acuífera subterránea.
Desde la gerencia de la Cooperativa de Obras admitieron a este diario que si las industrias no extrajeran agua de las napas habría quizá el doble de disponibilidad para uso humano, pero además se reducirían los riesgos de contaminación de esa reserva.
¿No podrían acaso las industrias tomar el agua del río? Desde las empresas ofrecen un argumento sencillo: es la propia Provincia, a través de la ex Dipas –dicen– la que no les permite usar el río y las obliga a extraer el agua de las napas.
Complicaciones
La fácil respuesta al interrogante de si resulta razonable que se use con fines industriales y en alta proporción una reserva de agua que un día la comunidad ya no tendrá para tomar, choca de frente con otra realidad. Es que el dilema está en que las industrias requieren agua para sus procesos, tanto como de energía y sus insumos. Sin agua, sencillamente, dejarían de funcionar.
El agua de napas no sólo puede contaminarse por la presencia de químicos, sino también por el abuso de extracción, caso en el que aparecen nitratos y sales solubles en exceso, que la hacen no potable e incluso de mala calidad hasta para uso industrial. Por eso, cuidar el exceso de extracción también es clave.
En Río Tercero, las napas más superficiales (hasta 80 metros) ya mostraron evidencias de ambos efectos por lo que dejaron hace años de ser usadas.
Cuando no haya abajo
La cuestión central –de la que no se habla todavía– debiera ser la preservación de las napas más profundas que hoy se usan. Si un día el agua subterránea ya no alcanza o se torna no potable, la ciudad deberá generar inversiones millonarias para potabilizar el agua desde el río, que es de mucha menor calidad. La ecuación sería: una gran erogación para un peor servicio.
El agua que pasa
El río Ctalamochita tiene un caudal que va de los 5 a los 35 metros cúbicos de agua por segundo. Eso significa que pasan por aquí de 5 mil a 35 mil litros por segundo. En promedio, se estima que ese caudal es de unos 50 millones de metros cúbicos por mes (50 mil millones de litros), una cifra 15 veces superior al total que demanda la ciudad de Río Tercero, sin contar el consumo de sus tres principales industrias.
Una alternativa teórica sería que esas tres empresas pudieran tomar el agua del río, o captarla del cercano lago Piedras Moras. Algunas fuentes consultadas apuntaron a este diario que la toma del río para uso industrial debería ser autorizada por la Provincia, pero analizando que asegure mantener el caudal necesario para que otras ciudades ubicadas río abajo que extraen de allí el agua para consumo la tengan garantizada.
En el marco de las consultas de este diario, un ex directivo de una empresa química sugirió que se analice si no se podría utilizar con este fin una captación que habría disponible en el dique Piedras Moras , que se previó originalmente para proyectos de riego que luego quedaron descartados.
Respuesta empresaria
Ricardo Sani, gerente de la planta de Atanor en Río Tercero, señaló que las empresas químicas extraen agua de las napas y no del río “básicamente porque la Provincia así lo exige”.
Sani dijo que la repartición provincial a cargo del agua no les permite captar agua del cauce del río. “Por ejemplo, cuando ampliamos la última planta, se pidió si podíamos recurrir al río, pero nos dijeron que no, que debía ser de napas, y tuvimos que hacer otro pozo”, señaló a este diario.
El gerente de Atanor apuntó además que, en términos de calidad, “para uso industrial sería indistinto usar agua del río o de napas, pero incluso tomarla del río nos resultaría más barato”.
Ver Nota On Line
Respuesta municipal
Desde la Municipalidad local, en tanto, admiten que este tema no ha sido abordado. “Nunca nos fue planteado, pero es evidente que resultará importante verlo hacia el futuro. Ni con la Cooperativa ni con las empresas lo hemos analizado hasta ahora, aunque reconocemos que preservar el agua puede ser clave para toda ciudad en las próximas décadas”, señaló el intendente Luis Brouwer de Koning, casi sorprendido por la pregunta.
La Carta Orgánica de la ciudad, en su artículo 60, “garantiza a toda la ciudadanía el acceso al agua apta para el consumo, en condiciones equitativas, entendiendo dicho recurso como derecho humano fundamental, preservando y protegiendo las cuencas hídricas y las napas acuíferas”.
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Cuidar lo que otros envidiarán
El dilema –si no se aborda el tema a fondo y a tiempo– es que si la Provincia considera que el agua del río no alcanza hoy para autorizar a las industrias para que la tomen de allí, en el futuro (cuando se comprometa la de las napas subterráneas) puede que se necesite tomarla de todos modos de allí, pero ya tanto para ese uso industrial como para el consumo humano de los riotercerenses.
Río Tercero podría evitar llegar a esa situación si antes hace lo suficiente para preservar ese enorme capital que tiene bajo sus pies, casi sin darse cuenta, y que miles de ciudades del país y del mundo envidiarían. Quizá aún no haya suficiente conciencia, entre la dirigencia y la sociedad, de que el agua potable se constituirá en el futuro en una riqueza natural de altísimo valor (estratégico y económico) que no toda ciudad tendrá a mano.
Río Tercero está a tiempo de darle valor a ese privilegio, mientras la atención sobre los temas urgentes no siga postergando la que debe ponerse sobre lo importante.
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¿Hasta cuándo podrá Río Tercero tomar el agua potable de sus napas subterráneas?
La ciudad de Río Tercero ingresó en estos días a la discusión por la renovación de la concesión del servicio de agua potable del municipio a la Cooperativa de Obras. El aspecto que más controversias generará en ese debate será el nuevo cuadro tarifario propuesto, que implicará aumentos del 103 por ciento durante este año en ese servicio.
Sin embargo, el debate no involucra otros aspectos centrales de ese servicio, vital para toda comunidad. El punto más esencial, y que nunca fue abordado con profundidad, es qué garantías tendrá la ciudad de contar con agua potable disponible en el futuro.
La Cooperativa de Obras y Servicios, a cargo de la prestación, estima en base a sus estudios que en las napas subterráneas de la que extrae el agua, habría disponibilidad para unos 40 años más, si es que se logra cierto control y se evita su contaminación. Por la envergadura y complejidad del tema, 40 años es un lapso que debería obligar a ir imaginando desde ya alternativas.
En ese marco, un aspecto del que prácticamente nunca se habló en la ciudad y que pasará a ser gravitante, es que de las aguas de las napas subterráneas, de alta calidad en esta zona, se nutren tanto los 50 mil habitantes de la ciudad a través de la Cooperativa, como las tres grandes industrias químicas radicadas en su polo fabril, que en conjunto demandan más cantidad de agua que el resto de la ciudad.
Pensar en eso
En la Cooperativa de Obras asumen que ya debería ser un tema para instalar en la agenda. Las grandes fábricas toman el agua que utilizan en sus procesos industriales de la misma napa que abastece a la ciudad. En términos sencillos, al menos la mitad de la reserva de agua potable directa que tiene Río Tercero se va en uso industrial.
Para dimensionar el volumen, basta citar que la ciudad hoy utiliza –según datos de la Cooperativa– 350 mil metros cúbicos por mes de agua. Eso representa unos 350 millones de litros por mes.
En la Cooperativa están convencidos que las tres grandes industrias de la ciudad utilizan en conjunto una cantidad aún mayor.
Fábrica Militar, Atanor y Petroquímica Río Tercero no le compran el agua a la Cooperativa local, sino que le pagan un canon a la Dirección Provincial de Hidráulica (ex Dipas), según la cantidad de agua que declaren usar.
Como las primeras napas más superficiales ya tienen vestigios de contaminación (por químicos en algunas áreas y por nitratos por exceso de extracción en otros), tanto la ciudad como las industrias recurren ya a las napas que están a 200 metros, que no tienen contacto con las primera, pero que representan la última reserva acuífera subterránea.
Desde la gerencia de la Cooperativa de Obras admitieron a este diario que si las industrias no extrajeran agua de las napas habría quizá el doble de disponibilidad para uso humano, pero además se reducirían los riesgos de contaminación de esa reserva.
¿No podrían acaso las industrias tomar el agua del río? Desde las empresas ofrecen un argumento sencillo: es la propia Provincia, a través de la ex Dipas –dicen– la que no les permite usar el río y las obliga a extraer el agua de las napas.
Complicaciones
La fácil respuesta al interrogante de si resulta razonable que se use con fines industriales y en alta proporción una reserva de agua que un día la comunidad ya no tendrá para tomar, choca de frente con otra realidad. Es que el dilema está en que las industrias requieren agua para sus procesos, tanto como de energía y sus insumos. Sin agua, sencillamente, dejarían de funcionar.
El agua de napas no sólo puede contaminarse por la presencia de químicos, sino también por el abuso de extracción, caso en el que aparecen nitratos y sales solubles en exceso, que la hacen no potable e incluso de mala calidad hasta para uso industrial. Por eso, cuidar el exceso de extracción también es clave.
En Río Tercero, las napas más superficiales (hasta 80 metros) ya mostraron evidencias de ambos efectos por lo que dejaron hace años de ser usadas.
Cuando no haya abajo
La cuestión central –de la que no se habla todavía– debiera ser la preservación de las napas más profundas que hoy se usan. Si un día el agua subterránea ya no alcanza o se torna no potable, la ciudad deberá generar inversiones millonarias para potabilizar el agua desde el río, que es de mucha menor calidad. La ecuación sería: una gran erogación para un peor servicio.
El agua que pasa
El río Ctalamochita tiene un caudal que va de los 5 a los 35 metros cúbicos de agua por segundo. Eso significa que pasan por aquí de 5 mil a 35 mil litros por segundo. En promedio, se estima que ese caudal es de unos 50 millones de metros cúbicos por mes (50 mil millones de litros), una cifra 15 veces superior al total que demanda la ciudad de Río Tercero, sin contar el consumo de sus tres principales industrias.
Una alternativa teórica sería que esas tres empresas pudieran tomar el agua del río, o captarla del cercano lago Piedras Moras. Algunas fuentes consultadas apuntaron a este diario que la toma del río para uso industrial debería ser autorizada por la Provincia, pero analizando que asegure mantener el caudal necesario para que otras ciudades ubicadas río abajo que extraen de allí el agua para consumo la tengan garantizada.
En el marco de las consultas de este diario, un ex directivo de una empresa química sugirió que se analice si no se podría utilizar con este fin una captación que habría disponible en el dique Piedras Moras , que se previó originalmente para proyectos de riego que luego quedaron descartados.
Respuesta empresaria
Ricardo Sani, gerente de la planta de Atanor en Río Tercero, señaló que las empresas químicas extraen agua de las napas y no del río “básicamente porque la Provincia así lo exige”.
Sani dijo que la repartición provincial a cargo del agua no les permite captar agua del cauce del río. “Por ejemplo, cuando ampliamos la última planta, se pidió si podíamos recurrir al río, pero nos dijeron que no, que debía ser de napas, y tuvimos que hacer otro pozo”, señaló a este diario.
El gerente de Atanor apuntó además que, en términos de calidad, “para uso industrial sería indistinto usar agua del río o de napas, pero incluso tomarla del río nos resultaría más barato”.
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Respuesta municipal
Desde la Municipalidad local, en tanto, admiten que este tema no ha sido abordado. “Nunca nos fue planteado, pero es evidente que resultará importante verlo hacia el futuro. Ni con la Cooperativa ni con las empresas lo hemos analizado hasta ahora, aunque reconocemos que preservar el agua puede ser clave para toda ciudad en las próximas décadas”, señaló el intendente Luis Brouwer de Koning, casi sorprendido por la pregunta.
La Carta Orgánica de la ciudad, en su artículo 60, “garantiza a toda la ciudadanía el acceso al agua apta para el consumo, en condiciones equitativas, entendiendo dicho recurso como derecho humano fundamental, preservando y protegiendo las cuencas hídricas y las napas acuíferas”.
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Cuidar lo que otros envidiarán
El dilema –si no se aborda el tema a fondo y a tiempo– es que si la Provincia considera que el agua del río no alcanza hoy para autorizar a las industrias para que la tomen de allí, en el futuro (cuando se comprometa la de las napas subterráneas) puede que se necesite tomarla de todos modos de allí, pero ya tanto para ese uso industrial como para el consumo humano de los riotercerenses.
Río Tercero podría evitar llegar a esa situación si antes hace lo suficiente para preservar ese enorme capital que tiene bajo sus pies, casi sin darse cuenta, y que miles de ciudades del país y del mundo envidiarían. Quizá aún no haya suficiente conciencia, entre la dirigencia y la sociedad, de que el agua potable se constituirá en el futuro en una riqueza natural de altísimo valor (estratégico y económico) que no toda ciudad tendrá a mano.
Río Tercero está a tiempo de darle valor a ese privilegio, mientras la atención sobre los temas urgentes no siga postergando la que debe ponerse sobre lo importante.
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