7 ago 2023

La fauna silvestre acorralada

 


 La Voz del Interior (07/08/2023)
Por qué es cada vez más frecuente la presencia de fauna silvestre en zonas urbanas

Zorros, pumas y otras especies salvajes aparecen en pueblos y ciudades. Las razones son el avance humano sobre su hábitat natural y la facilidad con la que ellas pueden conseguir comida en las urbes. Especialistas explican cuáles son sus consecuencias y qué se debe hacer.
Zorros, pumas y comadrejas merodean las zonas urbanas y predios rurales de Córdoba. Los expertos coinciden en que estos avistajes son cada vez más frecuentes y que representan un riesgo para la biodiversidad y también un potencial peligro para las personas.
El último hecho de este tipo fue la aparición de un ciervo exótico cerca del aeropuerto Ambrosio Taravella. Pero los zorros ya son parte del paisaje de barrios cerrados y zonas periurbanas a lo largo de las sierras. Comadrejas y cuises ya toman estos sectores como su hábitat. En los campos aparecen pumas en medio de los maizales.
“Hace más de 30 años que trabajo con fauna silvestre y en los últimos 5 años son más frecuentes estos encuentros de animales en zonas urbanas. Es un fenómeno mundial, consecuencia del avance de la civilización y el deterioro acelerado del ambiente. Muchos ya han aprendido a convivir con las personas, sin dejar de ser salvajes”, cuenta Alejandra Juárez, responsable del Proyecto Carayá, un refugio para monos y pumas rescatados ubicado en La Cumbre.
Victoria Muccillo, responsable de la Policía Ambiental del Gobierno de Córdoba, asegura que se percibe un incremento del zorro gris en las inmediaciones de las ciudades. “El avance de las fronteras urbanas posibilitó que se volvieran más visibles y se nos revelen como una situación novedosa. En realidad, los nuevos habitantes de esos espacios somos los humanos”, asegura.
La funcionaria comenta que reciben “denuncias” sobre estos avistajes porque provocan reacciones de preocupación, empatía y molestia. “Es importante destacar que no configuran una infracción normativa de ningún tipo que habilite nuestra competencia para actuar”, aclara.
Muccillo agrega que estos encuentros también se dan entre especies predadoras y ganado o animales de granja. “Es un conflicto que nos precede y es de muy larga data”, asegura.

Pumas heridos y zorros enfermos
En muchos casos los zorros que aparecen en barrios de las sierras están enfermos con sarna. Hebe Ferreyra, veterinaria docente de la Universidad Nacional de Villa María y asesora de Parques Nacionales, asegura que la sarna sarcóptica se ha vuelto en un problema global para las especies silvestres como cánidos, osos, marsupiales y cabras salvajes.
“Está dando vueltas desde hace años en los zorros y particularmente es un fenómeno de las sierras. Es clave conocer el origen. No se sabe si es silvestre o si se contagiaron de perros domésticos”, explica. Según evidencia en otros países, la veterinaria explica que muchas veces estos animales enfermos se acercan a las zonas urbanas donde les es más fácil conseguir comida, por ejemplo, entre la basura.
Reconoce que se trata de un problema sanitario y que el estado debería tomar nota. “En Sierras Chicas, los zorros se introducen a las viviendas, comen comida de los perros, toman agua de piletas y son atacados por los perros”, comenta.
Por su parte, Juárez detalla que durante los últimos dos meses recibieron seis cachorros de pumas de diferentes camadas, rescatados tras un encuentro con máquinas agrícolas, en donde sus hermanos fallecieron. La madre asustada nunca vuelve a buscar a sus crías. En el refugio ya tiene 23 cachorros. “La situación es muy grave. Son pumas de llanura que mueren cuando pasan las máquinas agrícolas por los campos que usan de refugio”, explica.
Y agrega: “Antes, en los campos existían islas de monte que servían para que se refugie la fauna. Ahora, cuando se realiza la cosecha, los campos se parece a desiertos. Si bien tiene una gran adaptabilidad, a este paso vamos a terminar extinguiendo al puma de llanura de Córdoba”.

Problemas de una nueva convivencia
Por su parte, Muccillo sostiene: “Lo esperable sería hacernos de maneras de convivencia que permitan y promuevan un encuentro respetuoso”. Juárez coincide: “Tenemos que pensar en un nuevo contrato con el mundo animal. La sensación es que no va a haber una vuelta atrás con el avance de la civilización sobre las áreas naturales. Entonces, por lo menos, tendríamos que tener nuevos códigos”.
Ferreyra agrega: “Algunas especies silvestres son muy adaptables a las regiones periurbanas donde encuentran alimentos y refugio. Hay que pensar cómo vamos a abordar eso desde el punto de vista sanitario”. Por ejemplo, menciona que el zorro es muy susceptible al moquillo canino y tampoco está claro cómo está circulando la sarna entre especies salvajes y domésticas.
Como primera medida, la veterinaria reclama que los vecinos de estos sectores de interfase urbano-silvestre tengan en condiciones sanitarias a sus mascotas. También cree que el estado debería interesarse por estudiar la problemática, con incentivos específicos para la investigación e infraestructura para analizar los animales silvestres enfermos que se acercan a las zonas urbanas. “Las enfermedades en especies silvestres son muy difíciles de tratar con fármacos, además de riesgoso incorporarlos a los ecosistemas”, advierte.

Educar y no alimentar
Todas las especialistas recomiendan no alimentar a las especies salvajes. Muccillo agrega: “No deberíamos proveerles alimento, agua, ni refugio. Promueven el acostumbramiento, la pérdida progresiva de conductas silvestres y, en muchos casos, el aumento de la natalidad en estas zonas.”.
La concientización es clave. Juárez cuenta que en Corrientes están apareciendo monos en las zonas urbanas. “Los primatólogos les están enseñando a los vecinos a convivir sin interferir con ellos. También los hacen partícipes de su estudio y su conservación”, detalla.
En el caso de los ataques a animales de granja, se recomienda mantener en buen estado los cercos perimetrales y corrales para que los predadores no ingresen. Juárez sugiere que se exija a los productores que dejen algunas hectáreas de monte como refugio para la vida salvaje.
Muccillo destaca que se está trabajando en la repoblación con vizcachas, la presa histórica de los pumas, para reducir los ataques a animales de granja. “Este proyecto de repoblación, en consonancia con la veda de caza de vizcachas y los fuertes controles relacionados a esta prohibición, buscan la recuperación de las poblaciones”, apunta.
En el refugio de La Cumbre, el equipo de Juárez reintrodujo vizcachas y obtuvieron buenos resultados. También regalaron burros a productores, ya que este animal logra espantar a los felinos salvajes del predio.

Sin posibilidad de reintroducción
Juárez asegura que los cachorros de puma que rescatan no pueden reintroducirse a la naturaleza. “Estamos salvando al individuo pero, lamentablemente, no ayudamos a conservar a la especie”, comenta.
Y explica que habría que rehabilitarlos sin contacto humano, lo que requiere otra infraestructura. “Si se libera un puma manso, queda vulnerable porque no sabe cazar pero, a la vez, se seguirá acercando a los humanos y puede volverse agresivo”, detalla.
Además, tampoco hay áreas donde liberarlos. " No tienen hábitat o, al menos, no tenemos un censo de pumas para determinar en qué zona conservada se podrían liberar”.



Fauna silvestre: los centros de rescate de pumas tienen cada vez más demanda en Córdoba

Algunos de estos espacios albergan a más de 20 ejemplares. Este año ya se rescataron siete animales en la provincia. La mayor dificultad está relacionada con el desmonte y la domesticación.
Con más de 10 pumas rescatados por año, el tráfico y tenencia ilegal de estos felinos es una de las problemáticas que más preocupa a centros de albergue de fauna en Córdoba. Algunos de estos espacios albergan hoy a más de 20 pumas, a quienes deben alimentar y asistir diariamente.
En lo que va del año, la Policía Ambiental de Córdoba ya rescató siete pumas –cinco cachorros y dos adultos–, los cuales fueron alojados en los centros de rescate de fauna “Proyecto Carayá”, en la localidad de La Cumbre, y “Reserva Tatú Carreta”, en Casa Grande.
En comparación con la anterior temporada, la proyección de rescates viene en aumento. A lo largo de 2022 fueron rescatados en total ocho ejemplares.
“La situación con los pumas en Córdoba es complicada. Yo ya tengo cupo lleno, estoy haciendo un esfuerzo muy grande. Acoger un puma cachorro es un compromiso de por lo menos 15 años, que es el promedio de vida de estos animales. Cada animal adulto consume al día un promedio de cuatro kilos de carne: en la semana necesitamos una vaca y media”, explicó Kai Pacha, dueña de la reserva Pumakawa, ubicada en Villa Rumipal.
En su gran mayoría los ejemplares que se rescatan son cachorros que provienen de la vida silvestre y no del cautiverio, lo que requiere acciones especiales ya que principalmente son abandonados por sus madres.
Una vez que esos felinos ingresan en cautiverio o es domesticado ya no pueden ser reubicados nuevamente en su ámbito silvestre.
Según las reservas de rescate, esta situación sucede porque el puma se ubica en zonas de agricultura y ganadería, ya que en Córdoba hay poco monte. Ante la pérdida de hábitat y la falta de comida, el animal aprovecha el refugio que le brinda el interior de los campos cultivados de maíz para criar a sus cachorros.
“El problema es que la gente del campo los mata porque les tiene miedo o porque les comen los animales. En algunos casos, los domestican”, agregó con preocupación Kai.
Muchas veces el ruido de las máquinas trilladoras representa una amenaza para la hembra, generando su huida para resguardar su vida y abandonando a sus cachorros, que muchas veces son divisados por el personal del campo que los entrega a Policía Ambiental. En otros, lamentablemente, mueren atropellados por la maquinaria.
“Entre las tres semanas de vida y hasta los tres meses, los pumas realizan un proceso de identificación con su especie, una huella que se llama impronta. Entonces, cuando se los extrae de su hábitat, identifican al humano como proveedor de alimento y luego no pueden reconocerse como parte de su especie”, comentaron autoridades de la Policía Ambiental de la Provincia.
En casos de ejemplares adultos que se encuentran en cautiverio ilegal en un domicilio, estos son retirados y alojados en algunos de los centros de rescate de fauna de nuestra provincia, según la disponibilidad existente.

Cómo es el trabajo en las reservas
Los pumas rescatados, tanto los cachorros como los ejemplares adultos, normalmente no reúnen las características sanitarias o de comportamiento que permitan su reinserción a la vida silvestre, por lo que es clave el trabajo permanente de los centros de rescate.
En estos lugares se les brinda la atención necesaria para cumplir con los estándares de bienestar animal durante su vida en cautiverio. Están manejados por personas que ayudan a los pumas por pura vocación y para preservar la especie en la provincia.
En su mayoría, los centros de rescate están solventados con el turismo, con visitantes que ingresan a contemplar la especie.
Los pumas que ingresan a las reservas no sólo son rescatados en Córdoba, sino que provienen también de otras zonas del país. Por lo que en ocasiones los centros de rescate reciben alguna colaboración económica por parte de los gobiernos provincial y nacional.
“Tenemos 23 pumas, de todos los tamaños, que han sido rescatados por Policía Ambiental de Córdoba. A veces llegan en un estado deplorable”, comentó Alejandra Juárez, dueña de la Reserva Carayá.
Cuando ingresa un animal nuevo a estos recintos inicialmente permanecen en cuarentena, aislados de los demás ejemplares, con continua revisión veterinaria. Este proceso puede demorar un mes.
Alejandra se dedica desde hace seis años al rescate exclusivo de pumas. Sin embargo, trabajó durante 20 años con leones y pumas en el ex Zoo de Córdoba. Inicialmente se dedicó sólo al rescate de monos, pero hoy en su reserva tiene un total de 200 ejemplares de diversas especies que puede ser visitados por los turistas. Actualmente, la manutención del espacio se solventa con el turismo.
Hoy, el recinto de pumas no está habilitado para el público, aunque están diagramando una alternativa para que puedan ingresar personas sin fomentar el mascotismo.
“Los felinos permanecen en zona de llanura, alejados de los monos. Viven en recintos grandes en la montaña. Cuando son pequeños se los ubica en jaulas de gran tamaño, hasta tenemos recintos de juegos. Luego del primer año de vida realizan caminatas libres”, remarcó la encargada de la Reserva Carayá.
En la zona de esta reserva se tomaron el trabajo de colocar burros y vizcachas para que otros pumas libres de llanura no se alimenten del ganado y de esta forma preservar la especie.
“Si bien el puma es un animal adaptativo y que no está en extinción, hoy no hay un censo que confirme eso, y cada vez aparecen más en entornos urbanos. El puma de la llanura está en retroceso y muchos aparecen en la ciudad”, aclaró Alejandra.
Una de las mayores dificultades que atraviesan los centros de rescate es la falta de espacio para la población adulta y de recintos para los cachorros. Las jaulas suelen ser muy costosas.
La alimentación de los animales también significa un monto significativo de dinero que sé debe cubrir diariamente, ya que un puma en cautiverio se alimenta con entre seis y siete kilos de carne cada 48 horas.

Fauna silvestre como mascotas: ilegal y peligroso
Tener animales silvestres como mascotas no sólo es ilegal y está prohibido por ley a nivel nacional y provincial, sino que también es muy peligroso.
Los animales silvestres tienen comportamientos propios de su especie y su condición salvaje puede representar un riesgo para las personas que los quieren tratar como animales domésticos.
“Los pumas no son animales domésticos, no los podes tener en el patio de tu casa. Tienen un comportamiento que no lo frenas si te engancha una pata en la ropa. En esos casos, se le dispara un comportamiento de cacería. No tiene gestos de juego, como el león”, advirtió la dueña de la reserva Pumakawa, con más de 20 años de experiencia rescatando pumas.
Desde la Reserva Carayá explican que si se encuentra un puma cachorro no se lo debe levantar, sino que debe ser inmediatamente notificado a los efectivos policiales ambientales para llevar a cabo el procedimiento que consideren necesario.
Entre 2018 y 2022 el personal de la Policía Ambiental de Córdoba realizó 1.214 procedimientos que involucraron fauna silvestre, en los cuales se secuestraron 7.850 ejemplares de fauna.
De este total, se restituyeron en diferentes operativos a la vida silvestre 2.952 ejemplares, lo que representa más del 37% de los ejemplares rescatados.
Ante el encuentro con un ejemplar de fauna silvestre, los expertos aconsejan:
- Mantener la distancia y resguardarse.
- Evitar corridas, gritos o ruidos fuertes para que el ejemplar no se sienta amenazado.
- No intentar capturarlos ni acorralarlos.
- No alimentarlo.
- En lo posible mantener iluminación nocturna fuera de la vivienda y zona de corrales.
- Encerrar la hacienda en corrales cercanos a las casas durante la noche.
- Eliminar restos de animales muertos de la zona peri-doméstica.
- Dar aviso a la autoridad competente de acciones de caza furtiva ya que ocasiona la pérdida de presas naturales.
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