13 ago 2023

Cómo está funcionando la "nueva Bajo Grande"

 


La Voz del Interior (13/08/2023)
Ciudad de Córdoba: cómo está funcionando el tratamiento de líquidos cloacales

La nueva planta de tratamiento se habilitó el año pasado. Qué arroja el monitoreo sobre las aguas del río Suquía.
Bajo Grande es un paraje ubicado en el extremo este de la ciudad de Córdoba, a unos dos kilómetros de la Avenida de Circunvalación por el Camino a Chacra de la Merced, en el margen norte del río Suquía. Hasta allí llegan todos líquidos cloacales que salen desde las viviendas que cuentan con ese servicio en la Capital.
En un predio enorme, están las dos estaciones depuradoras de aguas residuales (Edar). La 1, que funcionó entre 1987 y abril de 2022, y la 2, que trata los efluentes desde esa fecha. Desde al menos 1999, el sitio fue el principal foco de contaminación del Suquía.
La Edar 1 pasó décadas trabajando con problemas técnicos y desbordada en su capacidad, lo que implicó la descarga de líquidos al río con altísimos niveles de bacterias coliformes totales y fecales, junto a una alta demanda biológica de oxígeno (DCB).
Esa situación significó la radicación de varias denuncias por violación a las normativas ambientales que recayeron sobre funcionarios de distintas administraciones municipales.
En diciembre de 2016, se puso en marcha la construcción de una nueva planta con el objetivo de mejorar las condiciones de tratamiento de los efluentes y contar con la posibilidad de ampliar la cobertura de la red cloacal en la ciudad.
Los trabajos se terminaron en abril del año pasado y requirieron una inversión que superó los 24.431 millones de pesos, financiados por la Nación y la Provincia.
Desde entonces, recibiendo un promedio de 10 mil metros cúbicos por hora que, luego de recibir tratamiento, son derivados al río Suquía.

Qué dicen los análisis
La Municipalidad de Córdoba elabora el Índice de Calidad del Agua (ICA), en base a análisis que realiza sobre el curso del río Suquía, en nueve puntos diferentes.
Ese índice tiene una escala que va de cero a 100: hasta 49, el ICA indica que el curso de agua analizado no es apto para la vida acuática; de 50 a 79, aceptable para la vida acuática; y de 80 a 100, apta para la vida acuática.
El último análisis disponible es de marzo pasado, cuando arrojó que el río Suquía, a la altura de Chacra de la Merced y después de la Edar de Bajo Grande tiene un ICA de 75,96, el mejor valor para un ese mes respecto a los registros encontrados en 2018, 2021 y 2022. Es decir que el agua es “aceptable para la vida acuática”.
En marzo de 2022, el ICA arrojó un valor de 57,95; en el mismo mes de 2021, 68,12 y en 2018 el resultado fue 67,31. No hay resultados de 2019 y 2020.
Si se desagregan los resultados de otros tres muestreos del año pasado, en junio fue de 80, septiembre 43,7 (ya no apto para la vida acuática) y diciembre 64,58. Según explicaron en la Secretaría de Recursos Hídricos, la variación se explica en que durante 2022 la planta aún estaba en un proceso de ajustes, con las reproducciones de las colonias de bacterias que se encargan de gran parte del proceso.
En 2021, con la nueva Edar aún sin funcionar, el ICA de junio fue de 46,83, mientras que el de septiembre fue de apenas 23,48, el peor de los registros.
No obstante, en la causa judicial que se tramita por la contaminación del río Suquía, la organización ambientalista Cedha insiste con que la Provincia y la Municipalidad deben presentar un plan de saneamiento del curso de agua, que durante décadas recibió los líquidos cloacales con tratamiento deficiente y en algunas oportunidades, crudo.

Recorrida
La Voz recorrió la planta junto al secretario de Recursos Hídricos de la Provincia, Edgar Castelló.
El agua entra al “portaaviones”: una estructura de concreto que se asemeja a un barco que en la proa tiene el ingreso de los líquidos cloacales crudos. Allí pasan por las rejas que le van extrayendo los elementos sólidos, que se depositan en contenedores que se derivan al relleno sanitario de Piedra Blanca. Es impresionante la cantidad de colillas de cigarrillos que se extraen en ese punto.
Los líquidos quedan en unos canales, donde la grasa se va ubicando en la parte superior. Esa película es extraída, y se está convirtiendo en un subproducto que utiliza una empresa para elaborar combustible diésel.
Los fluidos se elevan con unas bombas a los sedimentadores primarios, donde el barro se precipita al fondo y se deriva a los digestores.
El líquido, ya con menos turbiedad, llega a cuatro piletones de 20 metros por 60, donde se insuflan 115 mil metros cúbicos de aire a través de 14 sopladores. Esas cuatro piletas burbujean constantemente, favoreciendo la acción de las bacterias aeróbicas, y son las que consumen la materia orgánica del líquido.
El líquido permanece varios días en ese proceso, luego pasa por los sedimentadores secundarios donde se terminan de precipitar los sólidos, va la estación donde se le aplica el cloro y luego se arroja al río Suquía.
El fluido es, a simple vista, mucho más claro que el que ingresó a la planta. Incluso, se pueden ver en el río bandadas de patos en el lugar.
Los barros siguen su camino en los digestores, donde las bacterias también actúan y producen gas metano que se está utilizando para generar energía eléctrica. Luego, queda una especie de tierra negra. Castelló explicó que se está trabajando con el Inta para comenzar a experimentar con ese material como biofertilizante, ya que tiene un alto contenido en nutrientes.


Ciudad de Córdoba: por qué crecieron tan poco las conexiones cloacales en poco más de una década

Entre 2010 y 2022, pasaron del 52,2 % al 56,9 %, según los datos censales. Las obras millonarias que se hicieron y cómo se espera que crezca la red domiciliaria por los barrios.
Desde mediados de 2015, las obras de saneamiento para la ciudad de Córdoba vienen ocupando importantes renglones en los presupuestos de los tres niveles de gobierno: nacional, provincial y municipal. Por eso, causó sorpresa que los datos del Censo 2022 arrojaran que sólo el 56,9 por ciento de las viviendas cuentan con cloacas.
Y si se compara con el censo de 2010, el crecimiento es de menos de cinco puntos porcentuales. ¿Por qué no impactaron esas inversiones?
El 56,9 por ciento de las viviendas de la Capital tienen conexión a cloacas. El promedio general de la provincia es del 59,5 por ciento. En el Censo 2010, ese porcentaje era del 52,2 por ciento. Eso implica un crecimiento intercensal de apenas 4,7 puntos porcentuales.
Según los datos de la propia Municipalidad, hay en la ciudad un total de 367.045 parcelas, de las cuales 321.918 se encuentran edificadas (87,7 % de las parcelas de la ciudad).
Del total de parcelas edificadas, 180.286 poseen servicios de cloacas. Es decir, que sobre el total de parcelas edificadas, el 56 % está dentro de la zona servida de cloacas. Los datos coinciden con los del censo 2022.
Desde 2015, se efectuó una inversión de más de 220 millones de dólares en troncales para recolectar los líquidos y en saneamiento para tratarlos. Entonces, ¿por qué esos fondos no significaron más conexiones?
“Durante 12 años, la conexión a la cloaca no era factible de forma masiva por dos razones. La más grande porque no había tratamiento. Y la segunda, porque no había infraestructura que te llegase a tu casa”, responde el subsecretario de Infraestructura municipal, Juan José Tuninetti.
“El plan de recuperación del sistema de servicio de saneamiento incluyó dos grandes aspectos. Tratamiento y red de recolección. Dentro del tratamiento, la construcción de la nueva planta de Bajo Grande, la reparación de Bajo Grande 1 y la interconexión entre las dos plantas”, agregó el funcionario.
La obra de los cuatro colectores y de la nueva estación depuradora concluyó recién en abril del año pasado, por lo tanto hace apenas un año que hay capacidad de tratamiento y transporte para nuevas conexiones.
“Nosotros no dejamos de construir redes. Lo que pasa es que vos tenés un tiempo de demora entre que vos terminás la infraestructura de transporte, hasta que la gente logra apretar el botón de su inodoro y se conecta”, explicó Tuninetti.

Bajo Grande
Hoy llegan a la Edar 2, 10.300 metros cúbicos hora de promedio, y tiene una capacidad de 12 mil metros cúbicos hora. A eso, se espera sumar otros tres mil metros cúbicos de la Edar 1. Con lo cual se espera contar con una capacidad de 15 mil metros cúbicos hora, un 50 por ciento más de lo que hoy llega a la planta.
En paralelo, se vienen ejecutando cuatro colectores cloacales más, en los barrios Villa Páez y Alberdi; el “Colector Sureste Etapa I”, que cruza barrios que están por fuera del anillo circunvalar; y los “Colectores Suroeste I y II”, que benefician todo el sector de Villa El Libertador.
El colector sudeste permitió conectar la red domiciliaria de Empalme, que fue ejecutada en la anterior gestión pero no iba a ningún lado, por lo que los vecinos no podían acceder a las cloacas.
Por otra parte, se ejecutaron 51 aliviadores: caños que permiten descomprimir la presión sobre la red existente y previenen los desbordes cloacales.
“Nuestra obra más grande de cloaca es la de Villa El Libertador, que en conjunto, entre todas las distintas etapas de obra que tenemos, que hemos realizado, tenemos 58.500 personas servidas”, detalló el funcionario.
“En Empalme 23.500 personas, Cerro de las Rosas, 8.600 personas, Ferroviario Mitre, 1.200 personas. Llevamos la red a 112 mil habitantes que no contaban el servicio”, agregó con otros ejemplos.

Lo que viene
Por la continuidad de las gestiones, la Secretaría de Desarrollo Urbano y la Subsecretaría de Infraestructura ya están trabajando en la continuidad del plan integral para la extensión de las cloacas en toda la ciudad. Se espera que en el corto plazo se conozcan cómo seguirá la implementación.
No obstante, La Voz pudo averiguar que el intendente electo, Daniel Passerini, tiene entre sus plantes principales el crecimiento acelerado de la red domiciliaria, intentando alcanzar las 140 mil parcelas que aún no cuentan con tratamiento adecuado de sus líquidos cloacales.
Pero como la red domiciliaria no es suficiente para garantizar el servicio, también se trabaja en un plan para acceder a créditos con tasa subsidiada para hacer la conexión y adecuaciones en el hogar, e incluso trabajar con capacitaciones a servidores urbanos si el frentista demuestra que no puede pagar esa obra.
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