El Diario de Villa María (07/06/2023)
La irresponsabilidad permite basurales en las márgenes del río

Desde la antigüedad el hombre ha moldeado la naturaleza a su conveniencia, utilizando los recursos disponibles para su provecho.
Los recursos naturales se caracterizan por ser bienes públicos, es decir: como son de todos, no son de nadie, por lo que desde siempre existió una tendencia a su sobreexplotación sin tener en cuenta el tiempo natural de recuperación de estos recursos.
De hecho, la única condición para apropiarse de estos recursos siempre fue tener la capacidad de hacerlo; por eso el mercado no crea un sistema regulador apropiado (fallas de mercado). Debe existir un ente superior que vele por su correcta explotación.
La teoría económica nos indica que cuando ocurren estas “fallas de mercado”, es el Estado quién debe velar por su apropiado uso, garantizando la sustentabilidad de los recursos. Es responsabilidad del estado (en sus diferentes competencias) exigir solo la existencia de actividades sustentables.

Actividades sustentables
Al analizar una actividad podemos hacerlo de distintos puntos de vista:
- Una actividad será rentable cuando el ingreso obtenido sea superior a los costos soportados, para ello existen muchas técnicas para evaluar y cuantificar dichos flujos y poder afirmar objetivamente su rentabilidad.
- Una actividad solo será viable ecológicamente cuando los recursos utilizados puedan autorrenovarse y sus desechos sean biodegradables, garantizado en el largo plazo una fuente similar de recursos naturales.
- Una actividad será equitativa según como se distribuya las rentas que ella genera; para ello debe existir algún mecanismo consensuado en la sociedad para la distribución de la renta.
Podemos interrelacionar estos puntos de vista en un marco pluridimensional donde existen varias alternativas, observemos el siguiente gráfico:
Entonces, una actividad solo será sostenible si al mismo tiempo es económicamente rentable, es socialmente deseable (equitativa, justa) y ecológicamente renovable.

Negligencia municipal
En los últimos años, las ciudades de Villa María y Villa Nueva han asumido entre otras, el importante reto de preservar el medio ambiente, así por lo menos lo dicen las vigentes Cartas Orgánicas de ambas localidades. Ambos municipios se comprometen explícitamente con la preservación del medio ambiente.
Sin embargo, solo es necesario caminar por la ribera de nuestro tan hermoso río Ctalamochita para observar con enorme tristeza la destrucción de sus márgenes, la basura acumulada (como puede apreciarse en las fotos que se acompañan en esta página).
La Municipalidad de Villa Nueva empezó a poner carteles, acción que debería replicar el municipio de Villa María en las márgenes del río.
La falta de control y limpieza en las márgenes del río permite ver un triste paisaje.
La dejadez y la desidia diaria está destruyendo nuestro principal recurso natural, responsabilidad de toda la población, por supuesto, pero principalmente de los gobiernos municipales como líderes de la sociedad (al igual que un maestro con sus alumnos o los padres con sus hijos).
Es muy triste ver parajes ricos de vida silvestre sumidos en un resumidero de basura y escombros, la gente tira residuos de todo tipo y la contaminación visual es abrumadora, la agresión a la naturaleza es desgarradora.
Es cierto que culturalmente la ciudadanía en general no cuida ni valoriza este limitado recurso, esto es obvio y elocuente, por eso hay que resaltar las nuevas líneas sobre el tema a nuestros hijos en las escuelas, seguro en los próximos años nuestro pueblo será más sabio. Lamentablemente en lo inmediato la población sigue despreocupada, distraída de tal crucial tema, en lo inmediato solo la acción paliativa de limpieza y control por parte del estado puede evitar mayor daño.
Hoy más que nunca podemos observar fácilmente los mensajes de saturación que nos envía nuestra tierra, los signos y mensajes que nos da son más que evidentes, mientras que no se le permita a la tierra cumplir el ciclo natural de auto reciclado, está claro que el camino no es otro que la paulatina destrucción de los mismos recursos que tanto necesitamos. A largo plazo es insostenible.
El término desarrollo sostenible (perdurable o sustentable) se aplica al desarrollo socioeconómico y fue formalizado por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland (1987). Dicha definición se asumiría en el Principio 3º de la Declaración de Río (1992): “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”.
Será, pues, de urgencia necesidad replantear el rol del estado en cuanto a su compromiso con el desarrollo sostenible, y principalmente de los estados municipales como unidades autónomas e independientes,  como entes controladores y como responsables en la ardua tarea de reciclar todos los desechos que su desarrollo acarree.
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