10 jun 2023

Los medicamentos vencidos son residuos peligrosos

 


La Voz del Interior (10/06/2023)
Residuos peligrosos: ¿cómo desechamos los medicamentos vencidos en Córdoba?

El descarte inadecuado de los remedios en desuso ocasiona riesgos graves para el ambiente y la población. Aunque existe un marco legal al respecto, no contempla la gestión de esos residuos domiciliarios.
En el marco de una jornada de concientización sobre la resistencia antimicrobiana, la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la UNC organizó una campaña de recolección de medicamentos vencidos o en desuso para su posterior descarte. La adhesión fue alta, lo que demostró que la comunidad es consciente del problema que genera un mal desecho de estos residuos.
Pero resulta evidente que falta información y concientización para saber qué hacer al respecto.
Los medicamentos vencidos o en desuso son parte de los residuos considerados “peligrosos” y su gestión está regulada a través de tres normativas: la ley nacional 24.051 de residuos peligrosos, la ley provincial 8.973 en la que Córdoba adhiere a la primera y la ordenanza municipal 9.612 que aborda la manipulación de estos residuos en la Capital.
Este marco legal contempla la gestión y recolección de residuos peligrosos producidos por grandes generadores como laboratorios, hospitales, droguerías o farmacias, pero existe un vacío legal en cuanto a los residuos domiciliarios. Por este motivo, hoy desechamos medicamentos junto con la basura sólida de nuestras viviendas y no existe un protocolo establecido sobre cómo hacerlo correctamente.
La cadena de comercialización de un medicamento inicia en el laboratorio, sigue en las distribuidoras, continúa en las droguerías y llega a las farmacias. Una vez allí, el paciente lo adquiere y es una incógnita lo que ocurre luego. De acuerdo con diferentes relevamientos, en general se desechan en el inodoro, en piletas, en el basurero y hasta se entierran en patios y jardines.
El problema radica en el daño irreversible que ese mal descarte genera para los ecosistemas y la población. Se contamina el agua, el suelo, los ríos, los alimentos y los animales, pero también se fomenta la resistencia microbiana y se corre el riesgo de intoxicar a la comunidad implusando el curso ilegal de drogas a través de la basura.
La única herramienta existente hoy para atender esta problemática son las campañas de recolección de medicamentos donde todos los residuos acumulados se deriva luego a empresas autorizadas para su tratamiento. Con ese objetivo es que se realizó esta iniciativa en la FCQ donde también disertaron profesionales farmacéuticos en diferentes mesas redondas.
Todos coincidieron en el rol clave de la universidad para concientizar y educar, pero también señalaron al Estado como el principal responsable de proveer los medios económicos necesario para el desecho seguro. Además destacaron el papel activo del ciudadano y los profesionales de salud en la propuesta de acciones concretas que lleven a la generación de un programa para gestionar residuos peligrosos domiciliarios en la ciudad de Córdoba.
En esa línea, los especialistas plantearon que la solución definitiva no puede solventarla una sola institución y que por ello es necesario trabajar en convenios y actividades colaborativas. Como principales iniciativas propusieron la elaboración de un proyecto de ordenanza para enviar al Concejo Deliberante, continuar con campañas de recolección y concientización y convocar al público en general a participar.

Experiencias actuales
Aunque en Córdoba no exista una respuesta a esta situación, existen algunas experiencias y programas expuestos en dicha jornada que pueden arrojar algo de luz sobre los pasos a seguir.
En primer lugar, se detalló el procedimiento de gestión de residuos peligrosos que hoy ejecutan los 100 centros de salud de la ciudad de Córdoba, las tres direcciones de especialidades médicas y los hospitales municipales.
De acuerdo con las leyes vigentes, el personal de salud gestiona los residuos genrados dividiéndolos en dos: patógenos y peligrosos. Los primero son elementos cortopunzantes que tienen contacto con fluidos orgánicos como sangre o excreciones. Se colocan en una bolsa roja que luego ira dentro de un recipiente plástico también rojo.
Los peligrosos deben desecharse en una bolsa y recipiente amarillos. Tienen varias categorías entre las cuales encontramos a los medicamentos. Por un lado, están los residuos resultantes del proceso de elaboración de un remedio, es decir, el producto semiterminado (las bolsas llevan las iniciales Y2). Por el otro, encontramos al producto terminado y listo para su comercialización (Y3).

Cómo se desechan los medicamentos
Ambos tipos deben separarse en sólidos y líquidos para que cada uno vaya en bolsas amarillas diferentes. A su vez, se usan contenedores o descartadores que también se pueden reemplazar por bidones de agua, botellas o tachos.
Pastillas comprimidos, cápsulas o polvos se sacan de su envase secundario (caja) y primario (frasco o blister) y se desechan en el descartador, bidón o botella. El packaging irá dentro de la misma bolsa pero no del contenedor. Lo mismo se hace con soluciones, suspensiones, jarabes, gotas, ampollas o cremas que se colocan en el contenedor o botella. Los envases van afuera pero dentro de la misma bolsa.
En segundo lugar, se expuso el caso de las localidades cordobesas de Ballesteros y La Puerta dónde en 2016 se implementó una campaña de recolección y sensibilización sobre la gestión de residuos domiciliarios peligrosos en el marco de un proyecto de extensión de la FCQ.
El programa “Más allá del vencimiento” consistió en una primera etapa de diagnóstico y concientización en la que se difundió información a través de medios locales y redes sociales. También se visitaron farmacias, municipios, escuelas y se encuestó a la población.
En la segunda etapa se intervino con el dictado de talleres de capacitación en centros culturales, centros de jubilados y colegios y con el desarrollo de una campaña de descarte de medicamentos con las farmacias como punto de recolección.
Por último, se abordó el programa de gestión de medicamentos vencidos realizado en varias ciudades de la provincia de Santa Fe. Allí el proyectó implicó que cada municipio acredite a farmacias privadas como “promotoras de salud”, por lo que constantemente se capacita a los profesionales farmaceuticos para que asesoren correctamente a la comunidad.
Bajo la iniciativa, estas farmacias se convirtieron en un “punto amarillo” dónde eliminar medicamentos vencidos o en desuso. Con más adhesión en el interior que en la ciudad, se logró que 32 negocios se sumen a esta red de recolección, en una articulación entre el ámbito público y privado.
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