11 dic 2019

Bajo Grande y el collar de plomo que recibe Llaryora



La Voz del Interior - Edición Electrónica (11/12/2019)
Bajo Grande: las claves de la herencia que recibe Llaryora

El primer problema concreto de la ciudad al que se refirió en su discurso de asunción Martín Llaryora fue el colapso que padece la Estación Depuradora de Aguas Residuales (Edar) de Bajo Grande y sus consecuencias ambientales.
“Todos sabemos que estamos en una emergencia ambiental. No porque lo digamos nosotros, sino porque así está declarada. Que Bajo Grande está contaminando, que las cloacas pululan en la ciudad”, disparó desde el atril del teatro Real.
Llaryora recibe la ciudad con un paraguas con el que Ramón Mestre intentó cubrirse por más de cinco años: la emergencia ambiental, que vencerá los primeros días de febrero y cuya última renovación fue el 15 de agosto por otros 180 días.
“Iniciamos con la emergencia ambiental, iniciamos con un gran problema cloacal, una vergüenza porque estamos contaminando otras ciudades. Porque tal vez si no lo corregimos prontamente se convierta en una de las contaminaciones más grandes que la Argentina tiene”, dijo en otros de sus párrafos.
Llaryora conoce muy bien el estado de la situación ambiental que produce Bajo Grande. Durante meses, antes de asumir, mantuvo reuniones con funcionarios provinciales que lo pusieron al corriente de cada uno de los detalles.
En los próximos días habrá anuncios de medidas concretas, bajo el amparo de la emergencia.

Contaminación
Varios especialistas coinciden en señalar que los indicadores del río Suquía son similares –hasta superiores en algunos casos– a los de la cuenca Matanza-Riachuelo, uno de los 10 puntos más contaminados del planeta.
Algunos imaginan una respuesta como la que se dio en Buenos Aires con la creación de Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar). Al ser el municipio del mismo color político que la Provincia, piensan en un trabajo conjunto. Los resultados de aquella experiencia no fueron satisfactorios.
Un alivio a la situación ambiental podría venir de la mano del Gobierno provincial. Pero los plazos de la obra se extendieron y la inauguración de la nueva planta de Bajo Grande recién estaría lista para fines del año próximo.

Ex-Batallón
Bajo Grande es una brasa caliente no sólo por la cuestión ambiental. Allí entran a tallar otros factores. Supone un riesgo judicial para los funcionarios y también un riesgo político para la gestión.
El convenio urbanístico con la Corporación América por el ex-Batallón 141 sigue vigente y una vez concretada la edificación del 23% del proyecto -equivalente a las cuotas saldadas con la Municipalidad- recién se tendrán que ejecutar los 200 millones de pesos en obras.
De acuerdo con lo que señaló la anterior gestión, las dos últimas cuotas de la primera parte del convenio que estaban pendientes por parte del holding del empresario Eduardo Eurnekian fueron saldadas en octubre. La firma hoy está al día con los términos del convenio.
El proyecto desde hace varios años que amaga con comenzar.El informe del plan de metas que dejó Mestre señala que, de las ocho obras que se propuso realizar para adecuar y modernizar Bajo Grande, tres las dejó terminadas y otras cinco, en proceso de licitación; dos de ellas fueron licitadas al filo del cierre del mandato.

Judicial
La otra arista que tiene Bajo Grande es la judicial. La Justicia federal aún debe determinar si es competente en la causa por contaminación, en la que distintos estudios señalan que los efluentes de la planta producen efectos en la laguna Mar Chiquita.
La fiscal Graciela López de Filoñuk tiene en sus manos cinco estudios para determinar si el problema ambiental afecta a una cuenca de carácter interprovincial, como es el Mar de Ansenuza.
Por estos días, por el edificio del parque Sarmiento pasan los peritos para ampliar sus informes. En la causa están imputados ocho funcionarios municipales.

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