10 ene 2010

Niños en peligro por una bacteria

Día a Día (10/01/2010)
Niños en peligro por una bacteria

Villa Los Robles. Una pequeña de 7 años está grave por una infección en la piel, y se estudia la muerte de otros dos chicos. Los vecinos, asustados.
En la sala de espera de la terapia intensiva del Hospital de Niños rige un silencio sepulcral. Cada tanto, un celular se enciende al ritmo de El Federal de Carlitos La Mona Jiménez. Una paloma choca mil veces contra un vidrio; quiere ver la libertad. También ansían salir de ahí Lorena Aguirre y su esposo; pero no solos, sino con su hijita de 9 años. Desde Navidad, la niña está grave en terapia. Una bacteria le produjo una neumonía y un paro respiratorio después.
La familia Aguirre espera, como todas las mañanas, un signo de recuperación de su chiquita en el reporte médico de las 11. En la misma ansiedad se encuentran los habitantes de Villa Los Robles, el asentamiento marginal donde vive Mica, ubicado al este de la ciudad, a metros de El Tropezón.
La historia de Micaela mantiene en vilo a la villa. Es el tercer niño grave en menos de un año.
Primero falleció Tiara (de seis meses), el 10 de junio de 2009. La pequeña sufrió de neumonía pero su mamá Yanina no pudo especificar la causante. Luego, Emanuel (9 años) dejó de existir, el 21 de noviembre de ese año. Sus familiares informaron que fue por causa de tumor maligno (linfoma). Y ahora parece tocarle a Micaela.
Los tres fueron asistidos en el Hospital de Niños. Y mientras profesionales de ese establecimiento estudian posibles conexiones epidemiológicas entre los casos, vecinos de la villa cruzan los dedos por Mica. Esperan un buen desenlace a una historia que comenzó en un pesebre viviente, en vísperas de Navidad.
No estaba actuando. En la villa todo era jolgorio aquel 23 de diciembre, con el comedor comunitario San José como epicentro. Durante todo el año los chicos habían preparado el pesebre viviente.
Lorena fue históricamente una de las coordinadoras del comedor, que trabajaba a pulmón para dar el pan a los 120 niños, tres personas con discapacidad y tres ancianos. Para festejar las fiestas, esos mismos chicos habían preparado un pesebre viviente. Micaela era sin dudas el alma de la fiesta.
Es que venía ensayando hace rato. Primero en la escuela Curaca Lino Acevedo, de barrio Los Robles, a la que asiste, y luego en sus clases de baile. Mica tiene una hermana gemela y, además, otros seis. En su vivienda dormía junto con cuatro hermanos en una modesta habitación, en lo más profundo de la villa; en el sector que más se inunda con las crecidas del Canal Maestro Sur.
“Estuvo todo el día bailando pero al día siguiente se despertó muy mal. Volaba de fiebre, vomitaba y estaba toda brotada con un sarpullido. Como le dolía la cadera, la cargué en brazos y me fui a la parada del E4, hasta el dispensario”, recordó Lorena. Dicen que las madres, por instinto, tienen la fuerza de varios machos a la hora de defender a sus cachorros. Y eso hizo Lorena ese jueves a las 7.30, cuando cargó a la nena en brazos –volaba de fiebre– y se subió al colectivo hasta la Unidad Primaria de Atención de la Salud (Upas) 13, de Don Bosco.
Al llegar lo encontró cerrado por el feriado y, ante la desesperación, pidió auxilio a su tío, quien le prestó 20 pesos para irse en remise hasta el Hospital Pediátrico, ex Casa Cuna. “En el hospital le dieron antibióticos y la internaron. Esa noche me la querían mandar a mi casa pero yo insistí para que le sacaran una placa. Los médicos me decían que ella estaba actuando, que estaba haciendo teatro”, agregó.
De puro insistir nomás, Lorena logró el traslado hacia el Hospital de Niños. “A todo esto, ya era viernes 25 de diciembre. Tuve que esperar tres horas en la guardia. Los médicos no daban abasto. Como era feriado, atendían de todo: niños mutilados, accidentados, quemados por pirotecnia. Lindo día me tocó para caer al hospital”.
Micaela quedó internada en terapia intensiva, donde permanece hasta el cierre de esta edición. En el parte médico, los profesionales explicaron que la niña se había infectado con una bacteria del grupo de los estafilococos.
Pese al nombre complicado, Lorena recuerda: “estafilococo aureus”. El patógeno, presente en la piel, había ingresado al organismo de la pequeña a través de una lastimadura que tenía en su pie izquierdo. El germen entró al organismo y le afectó gravemente el pulmón. El diagnóstico fue confirmado a este diario por el subdirector del Hospital de Niños, Oscar Casanovas. Mica jugaba junto con sus amigos de la villa a escarbar en el basural y ver qué cosa rara encontraban. Los chicos del asentamiento aseguran que se dieron con jeringas con sangre. Los grandes cuentan que un vehículo de color negro descarga todos los meses residuos patógenos de una clínica cercana. Ninguno lo denunció.
Más casos. El staphylococcus aureus meticilino resistente es una variante del germen que no responde a los antibióticos. Diversos especialistas confirmaron a Día a Día que esta variante está reportando cada vez más casos, especialmente en pacientes pediátricos.
En la villa le llaman “el virus raro” y temen que afecte a más niños. Las condiciones de hacinamiento, y la cercanía a un basural y a los residuos del Canal Maestro Sur convierten a la villa en un caldo de cultivo. Las enfermedades se propagan como fuego con querosén. La lejanía de los centros de salud también incide.
“Vamos a estudiar las posibles relaciones entre los tres casos de ese lugar”, reveló Casanovas ante la consulta de este diario. Seguramente, el caso del linfoma (afectó a Emanuel) no tiene que ver con los demás. Pero el resto pudo deberse a diferentes gérmenes. Un lugar que está cerca de un basural y de otros residuos es propenso a desencadenar un foco infeccioso”.
Mientras Mica pelea por su vida en una sala del hospital, los vecinos de Villa Los Robles prenden velas a los santos para darle una mano al destino. La paloma perdida en la sala de terapia es para Lorena una señal de ese mismo destino. “No me aflojes bicho. Ayudame a que salga ella también”.

Cómo prevenir
Higiene. Aunque es poco frecuente, el Staphylococco aureus puede estar presente en una comunidad. Para evitar los contagios, hay que extremar hábitos de higiene.
Agua y jabón. Lavarse las manos siempre con agua y jabón. La bacteria puede transmitirse a través del contacto.
Santa venda. Las heridas deben desinfectarse correctamente. Utilizar alcohol o agua oxigenada y vendas. Los gérmenes ingresan por una lesión mal cuidada.
Ojo al piojo. La pediculosis puede ser la puerta de ingreso del estáfilo. Los niños se rascan y se lastiman la cabeza.
Parta al médico. La consulta médica precoz es fundamental para evitar complicaciones, ante cualquier síntoma de fiebre.

Más Información:
- Detectan en la zona más infecciones en la piel
- Para limpiar, la Muni pide a los vecinos que ayuden

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