15 ene 2008

Lámparas de bajo consumo....

La Mañana de Córdoba (13/01/2008)
Lámparas de bajo consumo: el beneficio de su uso es mínimo

Lo afirmó el economista especializado en energía de la UNC, Angel Neder. Dijo que sólo permitirán ahorrar el 3,8 por ciento del consumo eléctrico total.
Recientemente, el gobierno lanzó un plan de ahorro de energía que contempla, además del adelantamiento de la hora, la distribución gratuita de más de 25 millones de lámparas de bajo consumo en todo el país. En Córdoba, en tanto, este jueves se lanzó el canje de lámparas de bajo consumo por focos incandescentes, con el reparto de dos mil unidades en las ciudades de Malagueño y La Calera.
¿Pero cuál es el impacto real que tienen estas iniciativas? De acuerdo al economista especializado en temas energéticos, Angel Enrique Neder, si se lograran reemplazar todas las lámparas normales por las de bajo consumo, el ahorro energético sería inferior al 3,8 por ciento.
Neder, quien es investigador del Centro de Transferencia “Economía de la Regulación” de la Facultad de Ciencias Económicas (UNC), afirma que “la demanda de energía consumida por los usuarios residenciales es de un 40 por ciento de la demanda total de energía”. A su vez, de ese 40 por ciento, Neder explica que sólo 12 por ciento corresponde a la iluminación residencial. “Es decir que un 4,8 por ciento de la demanda total de energía es demandada para iluminación residencial”.
Ahora bien, según datos de la compañía administradora del mercado eléctrico mayorista, Camemsa, acumulados de enero a octubre de 2007, la demanda total de energía fue de 90.558 GWh (giga wats hora), “por lo tanto, la demanda para iluminación residencial serían unos 4.346,8 GWh”, afirma el economista.
Y agrega: “Bajo el supuesto de que las lámparas de bajo consumo ahorran un 80 por ciento (las más eficientes), esto significaría que el 80 por ciento de ahorro de la demanda para iluminación residencial equivaldría a 3.477,44 GWh. Como se ve, esto apenas significa un 3,8 por ciento de ahorro en la energía demandada total”, (3.477,44 GWh vs 90.558 GWh).
“Además -advierte- hay que tener en cuenta que ya hay un importante número de la población, que no puedo precisar y que está particularmente ubicado en sectores de clase media y alta, quienes han efectuado «motu proprio» el recambio, por lo que el porcentaje del 3,8 por ciento sería inferior aún. Con esto se demuestra también que el verdadero problema, por el lado de la demanda, es que los residenciales actúan ultra racionalmente al decidir consumir más, con tarifas bajas y colocaciones alternativas riesgosas, lo que no lleva a otra cosa que aumentar niveles de bienestar vía consumo; y si hablamos de las industrias, también hay que tener en cuenta el crecimiento de base que está habiendo. En definitiva, la iluminación no es el problema”.
¿Esto significa que las lámparas de bajo consumo no sirvan? Nada de eso; pero se trata de una medida aislada, que si no se complementa con otras pautas de ahorro, tiene un impacto insignificante, tal como lo demuestra Neder.
De todas maneras, las lámparas de bajo consumo son mejores que las lámparas incandescentes convencionales; aunque su precio es más alto, a la larga resultan más baratas porque tienen una vida útil casi siete veces mayor. Además, mientras que las lámparas convencionales aprovechan sólo una pequeñísima parte de la energía que consumen por producir luz, las de bajo consumo hacen lo contrario, pudiendo reducir en un 80 por ciento la energía dedicada a la iluminación.

Cambio de horario
Desde el 30 de diciembre también se realizó el cambio de horario, que permitiría aprovechar mejor las horas de luz. Al respecto, Neder afirma que: “Lo único que se trata de hacer es cambiar la posición de la curva de carga (es decir, limar los «picos» de demanda residencial para que la industria los pueda aprovechar) pero no se reducen consumos. Los mayores consumos terminan apareciendo pero en otros horarios. Y si no, hasta se deberían haber cambiado horarios de programas televisivos de alto rating que vienen impuestos desde Buenos Aires, por ejemplo”.
Para el economista, “todo constituye una serie de paliativos (que son positivos) pero que si no son acompañados por obras de infraestructura y señales claras para que el mercado actúe aumentando la inversión y la demanda no se exacerbe debido a las bajas tarifas, los problemas seguirán y cada año que pase, más difícil (económica y políticamente) es revertir la situación”.

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