27 ene 2011

Baigorria: seis familias ya clasifican la basura

El Puntal de Río Cuarto (27/01/2011)
En Coronel Baigorria seis familias ya clasifican la basura en sus hogares

La tarea forma parte de una prueba piloto lanzada por el Municipio y en el marco de un proyecto amplio que comenzará a desarrollarse en la localidad. El objetivo es generar energía a partir de los residuos
Coronel Baigorria.- Seis familias están formando parte de la etapa inicial del proyecto que llevan adelante el municipio y la Cooperativa Eléctrica, tendiente a convertir en energía los residuos orgánicos a través de un biodigestor.
Llegar a ese objetivo implica varios y lentos pasos a seguir, que incluyen educación, concientización, capacitación, experimentación y análisis de los resultados.
Meses atrás se clasificó la basura domiciliaria de nueve familias de distintos estratos sociales, para poder determinar qué clase de residuos y qué volumen genera la localidad.
Ahora se lleva a cabo una experiencia donde se involucraron seis familias que deben separar los desechos en distintos recipientes.
Lo orgánico va a parar diariamente a determinado envase colocado en la cocina de las viviendas, que al llenarse es depositado en una bolsa de color que recolecta la Municipalidad tres veces por semana. “Tenemos que lograr que las familias separen en origen la basura en orgánico e inorgánico. Lo primero va a un biodigestor, que es un lugar cerrado donde se producen microorganismos que trabajan por falta de oxígeno generando un gas. Ese gas va a una turbina generando energía”, dijo Gonzalo José, coordinador del proyecto.
Los líquidos que genera esa basura descompuesta podrán ser utilizados como fertilizante para los campos. Por estos días se está llevando adelante una prueba piloto con un pequeño biodigestor confeccionado con “silo-bolsa”, con dos tubos en los extremos donde se ingresa basura y agua. “Es una instalación pequeña; es para estudiar cómo se produce el gas y corregir errores antes de llevarlo a mayor escala”, explicó José.
Con todos los datos que arrojen las pruebas se llegarán a estadísticas que permitan construir un biodigestor de acuerdo al volumen de orgánico que produzca el pueblo.
El proyecto contempla también la separación de lo inorgánico para reciclar. No se descarta la posibilidad de aunarse con otros pueblos de la zona para juntar este tipo de residuos y comercializarlos cuando el volumen sea considerable.
“La basura no es un negocio. Lo que se puede hacer es tratar de gastar lo menos posible y que tenga un beneficio ecológico. Con esto evitaríamos los basurales a cielo abierto”, apuntó. Se deberá contemplar también un sistema diferenciado de recolección de basura, lo que implicaría alguna inversión por parte del municipio.
“Para todo eso se necesita dinero, por ahora lo estamos haciendo a pulmón. Si bien hemos ganado un premio con este proyecto, aún no se ha concretado el desembolso de los fondos. Pero estamos tratando de hacer todo lo que se pueda sin grandes gastos”, dijo el coordinador.
Finalmente, la energía eléctrica generada podría ser utilizada para el alumbrado público o se podría almacenar, hacer una reserva, para ser consumida en casos de emergencias.

Prueba piloto
Desde hace tres meses se está trabajando con seis familias que consideraron que el proyecto puede ser viable y que necesita de la experimentación para lograr instalarlo en la comunidad.
Además de separar los residuos en orgánicos e inorgánicos, se provee a los voluntarios de los recipientes donde colocar la basura, los que se van cambiando para evaluar qué tipo, forma y tamaño es el más adecuado y cómodo. “Si no contemplamos las
costumbres y usos de la gente el proyecto no va a resultar”, sostuvo José.
María Teresa Olivo forma parte del grupo de experimentación. Dijo que la mayoría del grupo de voluntarios son docentes. “Me sumé para poder hacer después la comunicación hacia el resto de la comunidad”, expresó.
Una jarra plástica es el recipiente que actualmente está utilizando en su cocina donde deposita los residuos orgánicos y en un tacho tira lo inorgánico.
Celma Bertola, también docente, dijo que en principio se interesó en el tema desde la escuela. “La idea era involucrarnos para poder llevar este mensaje a los chicos, y éstos a su vez a la casa”, manifestó. Luego fue invitada a una reunión donde se propuso la experiencia de separar residuos en la casa. “Me gustó y acepté. Al principio sentía que tenía que hacerlo sólo yo, pero dentro del ámbito nos tenemos que involucrar todos”, dijo Celma.
Luego de que esta etapa del proyecto se concrete se pasará a otra donde el municipio dispondrá de contenedores diferenciados en lugares estratégicos del pueblo.
Allí los vecinos deberán depositar la basura inorgánica, para evitar también el uso de bolsas de polietileno.
La docente recordó que los alumnos de la escuela Bernardino Rivadavia realizaron a lo largo del año diferentes actividades relacionadas con la temática.

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