1 oct 2011

Crisis Hídrica: Luces encendidas desde hace años

La Voz del Interior (01/10/2011)
Habrá multas de hasta 5 mil por lavar veredas o autos en Río Ceballos



El dique La Quebrada sigue bajando. Aumentan las restricciones y los controles del consumo de agua.
Río Ceballos. El dique La Quebrada presenta una bajante de casi 12 metros y se aproxima a su peor marca histórica. Mientras, con el calor el consumo se incrementa y desde la cooperativa prestataria del servicio en Río Ceballos se incita a los vecinos a consumir menos, para que el agua alcance.
El municipio local, después de un año de haber derogado un decreto que penaba el uso desaprensivo del agua lo restableció ahora, creando un régimen especial sancionatorio.
De acuerdo a esa norma, la restricción rige para toda actividad que no sea destinada a bebida, preparación de comidas o aseo de las personas.
Así, queda prohibido y será sancionado con multas que van de los 600 a los cinco mil pesos, el lavado de veredas o patios interiores, el lavado de autos, de frentes de viviendas, riego de parques y jardines y el llenado de piletas y natatorios, según explicó la jueza de Faltas local, María Emilia Saavedra.
Además, se publicó un número telefónico –(03543) 156 11924 o 156 26703– en los que los vecinos pueden denunciar cualquier violación a esa normativa.
El dique La Quebrada tuvo su peor bajante en febrero de 2010, cuando llegó a estar a 13,2 metros del vertedero.
Por entonces, de ese dique se abastecían Unquillo, Mendiolaza y Río Ceballos. Desde este año, sólo lo usa Río Ceballos, por lo que se le extrae la mitad de agua, pero aún así no se recupera porque es más escaso el nivel de ingreso que tiene. Los recientes incendios en la zona afectaron aún más el caudal de sus arroyos afluentes.
Un problema regional. En el resto del corredor de las Sierras Chicas el panorama no es mejor. En Cabana, que es jurisdicción de Unquillo pero no recibe agua desde la planta de La Calera como esa ciudad y Mendiolaza, la situación es más que afligente. En ese sector se recibe el suministro de manera regular por parte de la cooperativa local cada 36 horas y las autoridades evalúan hacerlo cada 48, si continúa la bajante del arroyo Los Quebrachitos que los abastece.
En Salsipuedes, con alerta naranja, unos 10 mil habitantes se encuentran con el servicio restringido ya que la extracción de agua de napas funciona al 15 o 20 por ciento de su caudal habitual. Vecinos de varios barrios de esa ciudad reciben agua por red cada 48 o 72 horas, según la disponibilidad.
También es preocupante la situación en La Granja, municipio del que dependen otros cuatro poblados (Villa Ani Mí, Las Vertientes, Los Molles y Ascochinga), que se encuentra en alerta roja, con el río Tio Mayu que llega a ese punto sin agua y con las napas ya vaciándose.
En cada localidad de esta región, además, ruegan por las lluvias que no llegan asumiendo que en verano duplican su población por los turistas y la demanda de agua es aun mayor.

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Agua de Oro pide limitar ya los loteos en zonas críticas

Vecina de Salsipuedes y Río Ceballos, la localidad de Agua de Oro trae agua para sus 2.500 habitantes del río de Candonga.
No está en emergencia como sus vecinas, pero en la cooperativa a cargo del servicio de agua admiten estar “al borde”. Y marcan que el problema es regional, en todas las Sierras Chicas, de la mano del crecimiento poblacional que tuvo esta zona. “La situación más preocupante surge de las autorizaciones que otorga la Provincia a loteos en las cuencas altas de los arroyos. Así se afecta el sistema natural de acumulación de agua, se modifica el uso del suelo en la medida en que se va poblando más y se contaminan las napas en los sectores más bajos”, opinó Antolín Fernández, de la conducción de la Cooperativa de Agua de Oro.
A pesar de presentar amparos y reclamos para evitar autorizaciones a nuevos emprendimientos en el sector de Candonga, de donde obtiene el agua esta localidad, Fernández expresó que en muchos casos no pueden impedir sus avances por fuertes intereses políticos y vinculaciones empresarias. “Además mucha gente no asume el problema ambiental y realiza subdivisiones en grandes loteos que terminan siendo barrios, sin caudal de agua suficiente. La responsabilidad de las autoridades locales es determinante para evitar seguir sumando impactos”, acotó.

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Luces encendidas desde hace años

Primero fue el crecimiento desordenado, la suma de habitantes y las autorizaciones amontonadas para emprendimientos inmobiliarios. Después vinieron las avalanchas de pedidos de conexión a la red de agua potable. Posteriormente, la bajante del dique La Quebrada y la sequía de los arroyos afluentes. Luego, la escasez de lluvias y la construcción del Camino del Cuadrado que, algunos sospechan, incide en el caudal de afluentes. Entre tanto, el retraso del envío de fondos para financiar obras complementarias.
A pesar de ello, y con la excusa de que ahora el problema estaría resuelto por el suministro de agua desde La Calera, se continuaron otorgando nuevas conexiones.
Ahora, ante la bajante del embalse del que se abastece Río Ceballos –se aproxima a su récord histórico– y con un panorama regional aun más desalentador desde Salsipuedes hasta La Granja –en alerta rojo–, vecinos y pueblos se miran con desconfianza.
La solución de llevar agua de un lugar a otro como gesto solidario empieza a convertirse en recelo, porque puede afectar el suministro regular en cada población.
Desde hace años, las luces de este problema están encendidas. Las autoridades cuentan con diagnósticos contundentes sobre la crisis hídrica; sin embargo, el frenesí inmobiliario no encuentra frenos. El pulso de quien firma las autorizaciones no tiembla. Ésa es la fase más inquietante de esta crisis en Sierras Chicas, que empieza a derivar en incipientes conflictos por la captación y el uso del escaso recurso.

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