17 dic 2008

El problema del verano: los cortes de energía

La Voz del Interior (17/12/2008)
Desinversión en Epec: ¿quién fue?

Hay una responsabilidad indelegable de los gobiernos y los directorios de Epec. Pero también es cierto que consumidores e industriales se sintieron mucho tiempo cómodos con tarifas baratas.
Sorprenderse por la falta de inversiones en la Empresa Provincial de Energía (Epec), sobre todo en las áreas críticas que llevan el servicio eléctrico a los consumidores en media y baja tensión (pequeñas industrias, comercios y clientes residenciales), es como descubrir de un día para el otro que la ley de gravedad existe y que si una manzana se suelta del árbol cae al piso sin remedio.
En mayor o menor medida, los corresponsables de esta desinversión fuimos todos –funcionarios, empleados y usuarios, chicos y grandes–, que a lo largo de los últimos 30 años actuamos, como es clásico en un país con crisis cíclicas, tapando el sol con las manos. De todos modos, es una verdad taxativa que siempre las mayores obligaciones recaen sobre aquellos que integran el primer círculo de conducción. En el caso de Epec, los directorios y, por ser ésta una empresa pública que depende del Poder Ejecutivo, los gobernadores de cada etapa institucional.
En este reparto no se salvan tampoco los consumidores, que muchas veces se sintieron cómodos con tarifas baratas, y sectores como el industrial, que trabajaron con costos eléctricos subsidiados durante varios años, luego de la devaluación del peso. En esos momentos nadie, ni siquiera los periodistas, preguntamos por las inversiones, porque pedir más inversiones era, directamente, pedir aumento de tarifa en momentos de profunda caída de los ingresos de la población.
En la década de 1980, desde el punto de vista de la oferta Epec estaba en una posición relativamente cómoda. La demanda industrial había naufragado con la apertura de las importaciones de José Martínez de Hoz y las cantidades de equipos, líneas en media y baja tensión y distribuidores eran suficientes para atender a la demanda.
Hubo en ese entonces una recordada crisis energética nacional desencadenada no por la falta de infraestructura (como es la actual), sino de combustibles para que funcionara el parque de usinas térmicas. En ese contexto, Epec se las arregló como pudo para prestar el servicio y en el interior comenzaron a crecer como prestadoras unidades nacidas 20 años antes: las cooperativas eléctricas.
La década de 1990 marcó un quiebre en la trayectoria de Epec y se originaron muchos de los problemas que acompañan a la distribuidora en la actualidad. Hubo claramente en esa década dos etapas bien diferenciadas. El país era regido por un nuevo modelo económico que colocaba al dólar y al peso en un mismo nivel, así se eliminaba la inflación de escena.
Esto marcó un alto nivel de actividad durante los tres primeros años de la convertibilidad. En ese ciclo, nadie se acordaba de Epec ni de las inversiones: en verdad, no hacía falta, ya que las ganancias del ciclo económico permitían pagar la tarifa que fuera. Todo cambiaría luego.
Tras la crisis del “Tequila”, en 1995, y la de la propia Córdoba (el gobernador Eduardo Angeloz renunció en julio de ese año), la competitividad empresaria empezó a mellarse y entonces sí cada vez fueron más los que comenzaron a mirar sus costos de producción. El precio de la electricidad en Córdoba apareció entonces con toda su intensidad.
La famosa competitividad. La Unión Industrial de Córdoba, la Fundación Mediterránea y la Bolsa de Comercio, entre otras entidades, salieron a hablar del famoso “costo Córdoba” y comenzaron a preguntarse de qué magnitud era el nivel de gastos operativos de Epec que no le permitía bajar la tarifa.
Hubo quienes fueron más allá y hablaron de la reforma al convenio colectivo de los empleados de la empresa, un contrato demasiado costoso, interpretaban, para las posibilidades de la empresa eléctrica en ese momento.
Los gremios se opusieron con tenacidad a esa idea y plantearon otras alternativas.
Ramón Mestre intentó recortar gastos para aliviar a Epec de la presión tarifaria, mediante un programa de retiros voluntarios que le insumió cientos de millones de pesos/dólares. ¿No se evaluó en ese momento si necesitaba más inversiones en lugar de menos empleados? Tentados por la jugosa indemnización en términos de dólares, y advertidos de los tiempos que venían, técnicos de alta profesionalización dejaron la empresa.
Pero otro hecho haría impermeable cualquier intento: la devaluación de Brasil. Otra vez la industria quedó atrapada en el corsé del tipo de cambio y los sectores productivos salieron a golpear sobre los costos tarifarios. Las comparaciones eran odiosas: la electricidad en Córdoba era 10 a 20 por ciento más cara que en Santa Fe, ponían por ejemplo.
El absurdo llegó a tal punto que antes de las elecciones provinciales de 1999, cuando todo indicaba que la tarifa debía subir para cubrir los costos, Mestre dispuso una rebaja. Fue un golpe no esperado por los cuadros técnicos: menos plata en la caja, menos inversión.
Con ese escenario al frente, José Manuel de la Sota asumió. Tarifas deprimidas, inversión en baja, costos crecientes. Como un “menemista tardío”, según le espetó la oposición en la Legislatura, impulsó la privatización de la empresa junto con el Banco de Córdoba. Imaginó que sólo el capital privado podía garantizar inversiones y por eso las dilató.
Algunas razones: primero, con la industria al mínimo, la demanda no excedía a la oferta del sistema; segundo, ¿para qué habría de invertir si vendría el sector privado a hacerlo?
La gran crisis de 2002 derrumbó de manera definitiva el proyecto privatizador y abrió otro escenario económico, el de la pesificación asimétrica. La Nación decidió congelar las tarifas de los servicios públicos y Epec quedó entonces parada en medio del peor terreno: sin inversiones, con las tarifas en el freezer y sin posibilidades de achicar costos.
Durante los seis años que siguieron, el precio de la energía eléctrica pasó a ser casi irrisorio para las dos terceras partes de los clientes de la empresa, con una fatal combinación adicional: mejorado el tipo de cambio, la industria comenzó a demandar y los hogares, recuperado el salario y la financiación, se aprovisionaron con electrodomésticos baratos, como calefactores y acondicionadores de aire, que, sumados, ponen las viejas líneas de la distribuidora al rojo vivo.
Desde 2002 a 2005 inclusive, la industria exportó en dólares con electricidad y el gas en pesos devaluados. ¿Quién gritó por esto?
Sin la venia para subir tarifas, con los costos operativos crecientes por la inflación, la conducción de Epec apeló al camino de los “cargos específicos”. O sea, cobrar un monto adicional sobre las facturas para destinarlo a determinada obra, como la estación transformadora de Arroyo Cabral, que cuando esté terminada mejorará la conexión con el sistema eléctrico nacional, donde Epec compra la mayor parte de la energía que distribuye.
La realidad de los cortes llevó a Juan Schiaretti a aprobar un aumento tarifario de 40 por ciento en este 2008, para hacer las inversiones que faltan. No es el momento oportuno, se deberían haber hecho desde 2002 y sus responsabilidades políticas (y las de sus antecesores) deben ser evaluadas por los ciudadanos, pero tampoco se ven demasiadas alternativas.
La ilusión de tarifas regaladas y servicio de calidad explota como una pompa de jabón cada vez que hace mucho calor o mucho frío en Córdoba.

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Desde las 10, cortes rotativos en 30 barrios

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La Mañana de Córdoba (17/12/2008)
Cortes de luz obedecen a baja amplitud térmica

Según consignaron desde la Empresa Provincial de Energía, el factor climático provocaría un incremento en el consumo eléctrico, lo que obligó a aplicar cortes programados de una hora y cuarto para evitar el colapso del sistema. La medida se mantendrá durante toda la semana, considerando los pronósticos que dan cuenta de que la temperatura irá en ascenso hasta el domingo.
La baja amplitud térmica sería la causante de los reiterados cortes de luz registrados ayer en la ciudad de Córdoba. Así lo confirmó la Empresa Provincial de Energía mediante un comunicado, en el que dio cuenta “la baja amplitud térmica registrada en la madrugada del día de la fecha (por ayer) -entre la temperatura mínima y la máxima- generó un importante incremento en la demanda de energía eléctrica en la ciudad de Córdoba, la que comparada con la misma hora del día de ayer (por el lunes), es de 40 megavatios”.
Durante 2007 gran parte de la provincia sufrió apagones prolongados de dos o tres días, oportunidad en la que la sorpresa fue mayor para los usuarios cuando desde la Epec ofrecieron argumentos de lo más insólitos.
La razón fundada de la baja amplitud térmica se suma a la lista de argumentos aducidos por la empresa en interrupciones anteriores del servicio, los cuales habían sido ocasionados por “palomas que habían destruido transformadores”, o “el robo de cables” o bien “la obstrucción en el sistema provocada por la ceniza de los incendios que arrastra el viento”.
Lo cierto es que los cortes se realizan tras las polémica generada por las declaraciones del gobernador Juan Schiaretti, quien se refirió a la falta de inversiones de la empresa durante los últimos años.
Declaraciones que fueron amortizadas por Daniel Bonetto, titular de Epec, quien salió al cruce asegurando que durante 2008 y los primeros cuatro meses de 2009, se realizó un plan de inversión de 280 millones de pesos, de los cuales 150 millones son obras ya licitadas para líneas de baja y media tensión para el Gran Córdoba y la Capital. Y refirió entonces que los otros 130 millones serán destinados al Módulo C de Arroyo Cabral.
Adrián Calvo, gerente de Relaciones Institucionales de la Epec, ponderó que el calor incrementa la demanda de energía y el uso de aires acondicionados, llevando el consumo a niveles un 25 por ciento superior a los de la misma jornada de la semana anterior. Vale recordar que el 27 de noviembre pasado (jornada de 43 grados), se registró un pico de consumo de 550 megavatios.
Ayer el nivel estuvo cercano, con un consumo de 510 megavatios. Y Calvo especificó en esta oportunidad que “se trata de cortes preventivos en la zona del centro, barrio Alta Córdoba y zona sur, para evitar el colapso del sistema”.
A través de un comunicado explicó además que “con el correr de las horas, la tendencia de aumento y acumulación de temperatura producirán un mayor consumo de energía, obligando a la Epec a realizar cortes de prueba cuando la carga supere la capacidad de los conductores de alimentación”.
En ese contexto, desde la empresa provincial solicitaron “el uso mínimo de artefactos eléctricos indispensables con el fin de preservar las instalaciones de distribución eléctrica, evitando roturas de equipamientos cuya reparación significa mayor tiempo en la indisponibilidad del servicio”.
“Para evitar que se dañen equipos y se quede sin luz toda la ciudad es que preferimos hacer cortes de una hora y cuarto por barrio”, agregó Calvo.
“Apelamos a la racionalidad de los usuarios para minimizar el impacto de esta situación que, de acuerdo a los pronósticos, se extenderá durante la presente semana”, dijo el funcionario.

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La Voz de San Justo (17/12/2008)
Vuelven los problemas en el servicio de energía eléctrica

Ayer, en un amplio sector de la zona norte de nuestra ciudad y localidades vecinas, volvieron por segunda vez, en tan solo 20 días, los inconvenientes en el suministro de energía eléctrica a raíz de notables oscilaciones de tensión. En establecimientos fabriles y otros grandes consumidores, la situación volvió a repercutir en la actividad laboral.
Desde Epec se confirmó que se está prestando el servicio con apenas el 40% de los niveles habituales de tensión. En este caso, la problemática fue atribuida a la salida de funcionamiento de una de las dos turbinas instaladas en la planta que posee Epec en San Francisco, desvinculando estos vaivenes del suministro con las altas temperaturas que se registraron en la jornada de ayer, tal como había sucedido el pasado jueves 27 de noviembre en que Epec debió recurrir a cortes programados en el servicio para hacer frente a la alta demanda de electricidad.

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